4.El otro mundo

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Mary y Eric caminaban por el parque con dirección a la casa de Mary. El parque finalizaba y se podía ver mucho mejor la casa que estaba cerca, pero algo empezaba a ocurrir. Seguían caminando y la casa de Mary se visualizaba cada vez más lejos, era algo extraño; cuando se acercaban a la casa, esta inmediatamente se alejaba de un modo incoherente. El cielo con el sol resplandeciente empezaba a nublar rápidamente, hasta que lo nubló por completo. El aire había cogido mayor fuerza y empezaba a hacer frío.

-Esto no me gusta -le dijo Eric mirando el cielo que estaba oscureciendo más y más.

-¿Qué ocurre? ¿Por qué se aleja mi casa cada vez que nos acercamos a ella? -dijo Mary que no daba crédito a lo que estaba viendo.

-No lo sé, pero esto no pinta muy bien-le respondió Eric sorprendido de lo que veía.

-Está oscureciendo el tiempo de repente, todo se ve muy oscuro -le dijo Mary que miraba a su casa que, entre la oscuridad, casi ya no se veía.

-Creo que estas empezando a ver mi mundo -le dijo Eric mirando fijamente a Mary.

-¿Pero por qué? No lo entiendo, ¿qué tengo yo para que me ocurra esto? -le preguntó a Eric.

-Tienes algo especial. Esto no había ocurrido nunca mientras he estado presente en tu mundo -dijo Eric.

-Tengo frio… tengo mucho frio -le dijo Mary que con sus brazos se abrazaba a sí misma para intentar entrar en calor.

-Toma la sudadera de tu padre. Aguantarás más el frio -dijo Eric amablemente mientras se quitaba la sudadera y se la colocaba a Mary.

-¡Gracias Eric! -le dijo Mary que no esperaba un gesto así de él.

-Creo que el don que tú tienes va más allá de lo que crees, por eso está ocurriendo todo esto, por eso puedes verme, por eso yo tengo contacto físico en tu mundo… -dijo Eric bajando y subiendo su mano suavemente por el hombro de Mary.

-Nací con este don y moriré con él –afirmó ella con firmeza.

-Puede ser que, al hacer lo que haces, al haber exprimido tanto tus fuerzas se estén agotando rápidamente. Creo que piensan que no es bueno que se sepa tanto del más allá, por eso estoy yo aquí para llevarte -le dijo Eric.

-¿Quiénes piensan? ¿Por qué no me lo cuentas todo? Siempre vas dejando cosas -le dijo Mary intentando sacar más información de él.

-No puedo contarte todo, no sería bueno. Solo decirte que, los que piensan, no sé ni yo quiénes son; solo sé que están ahí y que dan órdenes. Nada más sé que eso -le respondió Eric que en el caso de saber más cosas no soltaba nada.

-Te creo Eric -dijo Mary confiando en él plenamente.

-¡Gracias por confiar en mí! -le respondió Eric.

Cuando Eric acabó la frase, todo se volvió más oscuro aun. La casa de Mary ya no se veía en absoluto; la enorme niebla que estaba empezando a expandirse, la había ocultado por completo; la luz de las farolas empezaban a parpadear e incluso alguna bombilla explotó dando algún susto a Mary que observaba todo lo que acontecía; los árboles empezaban a bajarse como si entraran en la tierra y estuvieran poco a poco desapareciendo; las hojas caían al suelo quedando el árbol sin hojas; los alejados bancos se podían ver que estaban rompiéndose sin más, quedando destrozados. El parque en sí estaba desapareciendo, dando lugar a otro terreno más rocoso, más oscuro y con mucha niebla. Todo cedió, el parque ya no era el parque que estaba situado enfrente de la casa de Mary. Aquello se había convertido en algo muy diferente, algo que Mary nunca antes había podido ver. Ella se encogía con los brazos por el frio y porque estaba asustada. Estaba acostumbrada a contactar con el mas allá y a todo tipo de cosas relacionadas con eso, pero nunca antes había podido vivir algo semejante a lo que estaba viviendo.

Amor del mas alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora