Capítulo 10: Regreso a la normalidad.

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Tomó entre sus brazos la delicada figura de Sakura que yacía inconsciente por el genjutsu que él mismo le había provocado.
La miró unos instantes grabando en su mente la expresión tranquila en ella.

—Gracias... Sakura — susurró mientras la pegaba a su pecho con delicadeza, como si temiera lastimarla más de lo que ya lo había hecho.

La cargó y se dirigió a la salida por los sombríos pasillos del escondite a paso lento, como si su mismo cuerpo lo hiciera vacilar su decisión.

En su mente luchaba por no arrepentirse mientras sus ojos ónix la miraban de vez en cuando. La misma idea resonando en su cabeza "La regresaré a su vida", pero cada vez que se lo repetía, sentía como si un rayo partiera en dos su existencia porque sabía que él ya no era parte de esa vida, sin embargo, ¿qué podía hacer? No dejaría su venganza ahora que había llegado tan lejos.

En ese momento solo deseaba lo mejor para Sakura, y precisamente, "lo mejor" no era él, sino "su mejor amigo" Naruto, sabía perfectamente que ella estaría bien al lado del idiota, y que el Uzumaki podría protegerla y mantenerla lejos de él y su oscura vida...

La luz hizo que sus pupilas se contrajeran y sus párpados se entre cerraron, volvió una vez más la mirada a su compañera que cargaba entre sus brazos, la luz iluminaba las finas facciones de Sakura haciendo que se viera aún más hermosa de lo que ya creía que era. Una de sus comisuras de los labios se curvó en el rostro del moreno, pero se obligó a fijar su mirada al frente y continuó su marcha.

[...]

En alguna parte de los alrededores, dónde quedaron los restos de una brutal batalla, un equipo de jóvenes ninjas buscaban rastros del paradero de su compañera.

El más extravagante e impulsivo rubio era el más desesperado, su pulso y tensión hacían evidente su alteración al no saber nada de su amiga.

Rock Lee intentaba dar aliento a Naruto, ambos con sus espíritus encendidos incapaz de rendirse.

Sus compañeros solo mostraban lástima en sus expresiones resignadas, pero era demasiado decirles que volvieran a casa.

El Byakugan de Neji era lo único que podía servirles, pero al parecer ella estaba fuera del alcance visual de éste.

» Maldita sea.

Decidieron separarse por órdenes de Guy, para acelerar la búsqueda y evitar solicitar ayuda a Konoha, sin mencionar que Hatake Kakashi estaba en malas condiciones después de la batalla con Deidara y no podía apoyar. Las fuerzas Shinobi de la arena estaban vulnerables tras el ataque de Akatsuki, por lo que el equipo de búsqueda era limitado.

En su pecho, un presentimiento se manifestaba sin razón en el ojiazul haciéndolo detener su marcha.

Avanzando entre ramas, tras él, el Kazekage, – quien no quiso tomar camino separado, no pretendía dejar solo a su amigo en su búsqueda – se detiene en uno de los flancos de Naruto.

—¿Qué pasa? — no entendía el por qué se detuvo tan de repente, hasta que alcanzó su visión hacia dónde se dirigía la mirada de los ojos que antes eran azules.

El ninja de la arena quedó sorprendido al mirar lo mismo que su compañero, por lo bajo, en el suelo, un moreno con una singular silueta femenina entre sus brazos ¿Quién más podría ser?

—Uchiha... Sasuke — pronunció el kazekage mientras la arena lo protegía por cuenta propia al sentir el peligro que emanaba el pelinegro.

La rabia de Naruto se sentía en el aire, Gaara volvió a mirarlo una vez más para encontrarse con unos ojos rojos, unas marcas zorrunas profundizadas en sus mejillas y unos colmillos que crecían hasta salir de sus labios.

Mi dulce muñecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora