Miedo.
Esa era la palabra que me describía. Yo sabía lo que era sentir desesperación, angustia, presión; miedo. Sufría, pero aún así sobreviví.
Deje de ser un niño al ver que la madurez no era una opción sino, una necesidad.
Me convertía en algo que...
Mi rostro se llenó de frustración, mientras que caminaba en el corredor. Me cubro el rostro con las manos.
Esa sensación.
Yamcha.
Aquellas cosas me consumían.
Yo, incompetente, nula ante la situación que se encontraba al frente de mis ojos. Un Vegeta totalmente diferente al de algunas horas.
No me lo creía.
¿Cómo habíamos llegado a aquello?
Llegue al comedor y acomodé de forma obsesiva los tapetes individuales. Respiré ondo.
Me dediqué a cocinar para Vegeta y para mí.
Mis padres dormían.
Acabada esta acción me dirigí a mi laboratorio con la intención de no pensar más en él. La habitación era un desastre.
Artefactos a medio terminar, planos de nuevos inventos, y mi valiosa colección de herramientas, la llenaban completamente.
Me senté en la silla al frente de mi escritorio.
Mi mente estaba en blanco.
Hasta que... de improviso, visualicé dos, muy deteriorados, pergaminos en una esquina de la vitrina, ubicada a lado mío. Me acerco.
Cogiéndolos rápidamente, me coloqué una vez más en mi asiento, examinándolos.
Los abrí, viendo sus contenidos.
Eran bastante antiguos, y parecían ser escritos, hechos por la 'mano derecha' de un rey, para el mismo. Lo intuí por el sello.
Sus títulos eran curiosos: "Orígenes" y "Nacimiento del heredero Real".
-Eran de Goku-dijo mi padre detrás mío, logrando sorprenderme-, el muy tonto no sabía de sus existencias. Los encontré mientras modificaba su nave de infancia, hace ya algún tiempo.
-¿De que se tratan?-pregunté intrigada.
-Los leí, sin mucho éxito, pues también incluyen un extraño idioma. Pero, según lo que entendí, son los orígenes de la raza Saiyajin, bien detallados, la guerra por el poder y el nombramiento; además del nacimiento de Vegeta.
-¡¿De Vegeta?!-interrogué a mi padre exaltada.
-Sí, después de todo, ¿Él no era el príncipe?
Mi padre tenía razón, Vegeta era el príncipe, y eso significaba que el relato obviamente era sobre él.
Empezaba a considerar seriamente el hecho de extraer los recuerdos de Vegeta para un intenso estudio.
Si es que lo lograba.
Mi padre se retiró dejándome completamente sola.
La historia era fascinante.
"Orígenes"
Dos razas, nacidas de un mismo árbol, desde su primer brote de vida concibieron un odio mutuo. Eran totalmente opuestas.
La raza más lista e inteligente solían llamarse Tsufurujin y la raza más primitiva y fuerte Saiyajin. Los Tsufurujin con su impresionante don intelectual lograron, en su corto período de vida, contruír armas de fuego y grandes ciudades. Mientras que, los Saiyajin, vivían en cuevas alejadas y comían de los animales que cazaban con esfuerzo.
Su diferencia física era notoria, el Tsufurujin era de baja estatura y de un contextura menuda y frágil, mientras que, el Saiyajin es de estatura promedio, normal entre los otros seres, con contextura gruesa y resistente, y con una peculiaridad, una cola de mono.
La guerra entre estas dos razas duró 10 años, y fue desarrollada en el Planeta Plant por el dominio de este.
La victoria, a pesar de los armamentos de los Tsufurujin, fue de los Saiyajin. La causa de este repentino final, fue la luna, pues los Saiyajin al verla se convierten en Ozarus, unos enormes gorilas.
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El Planeta Plant fue nombrado Planeta Vegeta o Vejita por los actos tan significativos del líder, el Rey Vegeta.
-Genial-pensé recostándose sobre la mesa con algo de sueño-Y todavía me falta el otro.
Mi curiosidad no era más grande que mi cansancio. Aun que, me intrigaba, ¿Había sido el padre de Goku el que puso los dos pergaminos en la nave?