La paz es llevada por la tormenta.

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Salí al pasillo con una expresión decidida, felizmente no estaba ahí. Respiré hondo y me dirigí a la cocina.

-Mamá, ¿Vegeta está entrenando?-pregunté al verla ahí cocinando algo.

-No, cariño. Me parece que iba a tomar una ducha.

-Ok-dije dispuesta a retirarme.

-¡Oh!, ¡Espera!, ¿Ya le preguntas a tu amiga si puede salir contigo?

-¿Eh?... Sí-respondí restándole importancia y me dirigí a la cámara de gravedad.

Al llegar ahí la miré fijamente, aún no comprendía como a alguien le podía significar tanto un entrenamiento. Lo analicé, tal vez la razón de eso era que, es lo único que le quedaba; sus instintos, su naturaleza guerrera... Él no pretendía olvidarles. Vacilé un poco en seguir con mi plan que lo obligaría a hablar. Pero estaba obligada a hacerlo.

Eché a correr para que no notara mi ausencia al salir de la ducha.

-Se va a llevar una desagradable sorpresa-dije ya en el pasillo.

-¿Quién se va llevar una sorpresa?-preguntó un Vegeta, en bóxer y con una tolla en el cuello, con un aire de altanería.

-Mierda-murmuré para mi misma-¿No te estabas tomando un a ducha?

-Iba-dijo cortante-. ¡Responde!

-No, nada...

-Mujeres...-dijo en un tono dudoso-Siempre tan... Incomprensibles-agregó yéndose al baño.

-Por poco-susurré aliviada. Había desactivado la cámara de gravedad. Eso me traería problemas, mas era necesario.

El timbre de la puerta principal sonó anunciándome que Milk, había llegado más rápido de quien sabe donde. Me apresuro a abrirle.

-Hola, Bulma-dijo apenas nuestras miradas se chocaron, abrazándome.

-Hola, Milk-correspondí-. Hace mucho que no te veía.

-Sí,  ya pasó algún tiempo desde que nos vimos. ¿Qué tal si avanzamos?

-¡Vamos!

POV Vegeta

Había terminado de ducharme por un largo tiempo, la cabeza me daba vueltas y decidí descansar un rato. Me infiltré en la habitación de Bulma y divisé una pequeña caja que contenía medicina.

-Perfecto-dije sonriendo de medio lado al ver que servía para el dolor de cabeza. Me senté en su cama y tomé la pastilla con el agua que ella siempre tenía en su mesa de noche.

Descaradamente me eché y me entretuve con el techo por algunos segundos, cuando, sin planearlo, mi interés se fijo en un pequeño cuaderno rosado, a un lado de la botella ya casi vacía de agua. Lo tomé y me dediqué a observar su contenido.

-Es un diario...-susurré para mí. Yo había tenido uno, y me extrañaba pensar que una costumbre tan extraña como escribir tu vida en un cuaderno, había sido parte de mis actividades.

Al leerlo no pude evitar sonreír de forma sincera; en aquel relato había pasado de ser el malo del cuento, al aliado grosero, luego a un joven atractivo, y por último a un desconsiderado. Lo extraño es que habían dejado de escribirlo ya hace mucho tiempo. Me había demorado casi seis horas leyendo todo su vida sin aburrirme.

-Tal vez ahora tiene mejores cosas que hacer-dije tomando una almohada, rodeándola con mis brazos fuertemente mientras cerraba los ojos. Gemí, hace mucho que no me sentía tan bien. Tenía sueño, repentinamente me hallaba cansado. Tomé todas las almohadas que pude y ronronee. Me desconcerté, no había soltado ni un sólo ronroneo desde que había llegado a la Tierra.

-¡Maldición!-dije algo molesto, frunciendo el ceño aún con los ojos cerrados-, no me vengas con esto de nuevo-mis instintos animales eran bastante extraños a pesar de ser "mitad mono", en ese momento apostaría que me veía como un maldito gato. Cuando mi cola desapareció pensé que me había quitado ese peso de encima, pero estaba equivocado.

Entonces, ahí fue cuando me dormí...

Cuando desperté era de noche. La brisa nocturna me estaba helando lo huesos y lo único que llegué a hacer fue enterrarme más en esa montaña de almohadas. Había olvidado que no había llevado ropa al baño y que me hallaba sobre la cama de la mujer, escasamente con unos simples bóxer. Me levanté de un salto y enojado a más no poder, por el frío. Me dirigí a mi habitación y me vestí con mi armadura dispuesto a entrenar. Ya había holgazaneado mucho.

Al llegar a la cámara de gravedad vi que Bulma había la había desactivado. Me enfurecí, a veces me alteraba los nervios. Espera, ¿A veces?, ¡Siempre!

-¡BUL-MA!-grité furioso. Intenté colocar un código que la abriera. "Vanidosa", no. "Mandona", ¡no!... "Mala", ¡NO!. Ni siquiera era capaz de insultarla, ¡Qué vergüenza!, ¡Maldición!

POV Bulma

-¡Deberíamos hacer esto más seguido!-dijo una levemente sonrojada Milk, por el alcohol.

-¡Sí!-exclamé subiendo la voz ya que la música estaba alta en  aquella discoteca-, ¡Pero, no consumas tanto alcohol te va hacer daño!

-¡Lo sé, lo sé!, ¡Ya paro!-dijo para luego dejar su copa sobre la barra. Cuando empezó oscurecer nos habíamos metido ahí para divertirnos un poco. Sólo habíamos estado allí media hora.

-¡Yo también!-deje la copa y me dispuse a salir a bailar-, ¿Bailamos  con alguien?

-Eh...-Milk no pudo terminar. A pesar del estruendoso ruido de los parlantes un grito muy particular llegó a nuestros oídos.

-¡BULMA!-algunas personas se voltearon verme, otras al estar acostumbradas a este tipo de escándalo, simplemente lo ignoraron.

Hola! Sí, sí, me demoré más pero, ¿Les gustó? D': ¿No? Ah, bueno *Se va llorar a un rincón*

La Bella y la Bestia, FanFic de Vegeta y BulmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora