Desperté de golpe, estaba sudando frío y mi ritmo cardíaco estaba acelerado.
-¡Bulma, hija!, ¡Qué bueno que ya despertaste!-exclamó mi madre algo preocupada mientras yo no salía de mi trance. Sentía un vacío en mi interior, necesitaba distraerme-, ¿Estás bien? Parecías tener una pesadilla.
-Ah. Hola, mamá-contesté retorciéndome en mi lecho con la mirada perdida, algo agitada-. Estoy bien... No es nada.
-¿De veraz?-se relajó.
-Sí, no te preocupes... Sólo tengo que tomar un poco de aire fresco-Inmediatamente me levanté y me dirigí al baño. Mi madre me siguió.
-Oh, bueno. Me preocupaste, hija linda.
-Ya no soy una niña, mamá-dije sonriendo sombríamente. Mi infancia había sido muy buena, con momentos y sentimientos inolvidables pero, me dolía pensar como fue la de Vegeta; llena de maltrato y sufrimiento. Él no podía ser lo que es por simple naturaleza, él había sufrido un trauma que tal vez podría superar con ayuda, mi ayuda. Estaba segura que yo era capaz de lograr que él olvidara.
-Podrías salir con Milk, ¡Ustedes son muy buenas amigas!, ¿Verdad?-dijo repentinamente mi madre, mientras observaba reflejada en el espejo.
-Pues, muy buenas, no se podría decir...-aún recordaba el primer día que salimos. No fue perfecto, pero... había sido aceptable. A veces Milk me parecía muy preocupada en sus cosas.
-Eso no importa, me he dado cuenta que ya no sales. No desde que estas tanto tiempo con el Joven y apuesto Vegeta-me sonrojo-Ve de compras... Por mí, ¿Sí? Tal vez por ahí puedo hablar un poco con él...
-¡Mamá!-reclamé. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal por los recuerdos de aquella noche. Tenía mejores cosas que hacer, ¿Verdad?... Terminar algún proyecto o algo parecido.
Deseaba quedarme en casa, leer, disimular que nada sucedía, o mejor dicho; simplemente estar en paz. Únicamente analizar la situación a pesar de que, lo que realmente quería hacer era averiguar lo que sucedió la noche anterior, ¿Él estuvo en mi habitación durante la noche o... sólo había sido parte de mi imaginación?
-Vamos, por favor, hazlo.
-Bien-dije desganada. Aunque quedarme era lo que quería, distraerme era lo que necesitaba-... ¡Bien!, ¡Tú ganas!... Pero con una condición.
-¿Cuál?-preguntó intrigada. Miré mi reloj de muñeca, eran las 7:16 de la mañana.
-No le digas a Vegeta a donde voy, no quiero que arruine nuestro día.
-Sí, sí-dijo para luego retirarse con pequeños saltitos.
-¡Maldición!, a esta hora todas la tiendas deben de estar cerradas-exclamé. Desconcertada no era la palabra, me había quedado estupefacta, ¿Tanto tiempo pasaba con Vegeta? Tenía que olvidarlo-Hmp... De todas maneras es una buena frase-me convencí poniéndome de pie. Respiré hondo mientras marcaba el número del celular de Milk.
Después de todo, ahora que no se encuentra el despistado Goku y el pequeño Gohan en casa, Milk debe tener tiempo de sobra, pensé, pero inmediatamente me retracté, ¡No!, es verdad, ella es una mujer ocupada, mejor en la noche...Como las otras veces.
Mi cerebro no había terminado de procesar que le ordenaba colgar, cuando escuché una voz en la otra linea.
-¿Bulma?
-¡Milk!-exclamé un poco insegura de que decirle-, ¿Todo está bien?
-Eh... Hola, Bulma. Sí, sólo algo ocupada-Reí.
-Lo supuse-dije e hice una pequeña pausa-, ¿Quieres... salir?, claro, si tienes tiempo esta noche...
-Bueno, lo tengo, aunque estoy cerca de Corporación Capsula en este momento. Planeaba salir a hacer algo diferente ya que estoy sola. Goku con sus entrenamientos estúpidos siempre me abandona y esta volviendo a mi pobre hijo un rebelde-lloriqueo.
-¿Enserio?, ¡Fantástico!, ¡Ven!-dije ignorando la segunda parte de su pequeño discurso- Mientras esperamos que la tiendas de ropa abran, vamos a desayunar algo-Tenía que ser madrugadora, pensé, aunque es algo alocada en los bares, reía entre dientes.
-Buena idea-dijo con una tono más emocionado-, paso por ahí en veinte minutos.
-Bien, adiós-dije sonriendo.
-Adiós, hasta pronto.
Colgué y suspiré. Si Milk no se relajaba y se dejaba llevar la íbamos a pasar mal, pero yo era capaz de que eso sucediera.
-¿Con quien hablabas?-preguntó una voz con un ligero toque de recelo.
-No es de te incumbencia-dije al saber de quien pertenecía esa voz; Vegeta. Me había quedado paralizada. Tenía dudas, sobre aquel hombre, que resolvería. Aún no entendía como se habían puesto las cosas tan tensas entre él y yo desde la resiente declaración, aún cuando yo le había revelado mi amor anteriormente. Nos habíamos vuelto cortantes, distantes, por lo menos según mi punto de vista. A pesar de eso yo aún sentía ese algo especial por él, desde nuestro primer beso en ese mismo cuarto-. ¿Qué haces en mi habitación?
-Da igual.
-Hablando de eso, ¿Entraste en ella durante la noche mientras dormía?
-No-dijo cortante con una timidez que jamás había visto en él, mas unos segundos después ya había recuperado su compostura habitual-... Quien sea que haya sido la persona que habló contigo por teléfono, ¿Qué quería?
-¡Qué no te interesa!
-Si no me interesara, no te preguntaría-afirmó cruzándose de brazos. Suelto un suspiro.
-Voy a salir...
-¡¿Con quién?!-preguntó interrumpiéndome con exaltación. Me sorprendí.
-C-con Milk-finalicé. Un pequeño rubor se extendió por las mejillas de Vegeta algo avergonzado, mas eso no impidió que hablara con más seguridad de la que yo tenía.
-Ah... ¿Con la gritona de mujer que tiene Kakaroto?- parecía aliviado.
-Sí, sólo a comprar algunas cosas en el centro comercial e ir tal vez a tomar algo en el bar.
-Que asco-dijo con desagrado-, yo no consumo alcohol y tu tampoco deberías hacerlo.
-Ajá-dije sin tomarle mucha importancia.
-Ajá-me imitó mientras se retiraba. Lo ignoré por completó. Cuando lo vi retirarse noté que había aguantado la respiración desde la última palabra que pronuncié y exhalé con alivio.
De manera repentina una idea se presentó en mi mente. El sueño que había tenido había finalizado con un suceso bastante real y, Vegeta no planeaba hablar sobre eso. Mas eso iba a cambiar.
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La Bella y la Bestia, FanFic de Vegeta y Bulma
ФанфикMiedo. Esa era la palabra que me describía. Yo sabía lo que era sentir desesperación, angustia, presión; miedo. Sufría, pero aún así sobreviví. Deje de ser un niño al ver que la madurez no era una opción sino, una necesidad. Me convertía en algo que...