Capítulo 1

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Era de esperarse el beso en la mejilla de mi madre, le sonreí como siempre lo hacía.

– ¡Suerte hijo! –dijo mientras terminaba de salir por la puerta y antes de dirigirme a mi moto la miré.

–Somos JESA mamá, los mejores –le guiñé un ojo y me apresuré a montarme en mi bella y sensual Cruiser negra.

Arranque hasta el estudio, no tenía noción del tiempo, pero creía que iba bien con la hora. Me mentalice y tararee la canción mientras manejaba tranquilamente, siempre lo hacía antes de presentarnos, esta era una oportunidad única y aunque ya habíamos logrado muchos triunfos, este era de gran importancia: Si ganábamos, íbamos a las mundiales.

Escuché mi celular sonar, así que disminuí la velocidad a la que iba esquivando algunos autos; con mi mano derecha saqué el celular de mi chaqueta y contesté.

– ¡JODER, JODER, JODER! –El grito de Elías me había dejado sordo – ¡JACKSON, SIEMPRE HACES LO MISMO!

– ¿El qué? –no entendía, o eso creía yo.

–Déjame respirar primero –escuché como inhalaba y luego exhalaba – ¡PASARTE DE LA HORA! –volvió a gritar y yo me aparté un poco el aparato del oído– ¡TE QUIERO AQUI YA!

–Cálmate idiota, ya estoy llegando –no iba a dejar que me gritara como un desquiciado, le colgué antes de otro grito y aceleré. Sin querer solté una risa, ahora que me daba cuenta, iba tarde.

Estacioné cerca de la entrada trasera del lugar, donde había autobuses que de seguro eran de los demás grupos que venían a las eliminatorias. Caminé hasta donde estaba un hombre bastante intimidante, hasta para mí, le mostré mi carnet y me dejó pasar. Una vez dentro se escuchaba la música del escenario que estaba bastante lejos de donde yo estaba, miré a muchos como calentaban antes de subir al escenario y otros ya descansando después de su presentación.

Divisé las cabelleras coloridas de mis amigos: Dos castaños y un rubio.

–Chicos –los llamé con cautela, Elías fue el primero en voltear, e inmediatamente sus ojos se tornaron oscuros.

–Te voy a matar, Jackson –con bastante agilidad, el rubio Sebastián lo sostuvo de los hombros justo cuando ya yo me encontraba a la defensiva.

–Cálmate, ya estoy aquí, muñeco –dije vacilante.

– Idiota, ya casi nos toca y necesitamos practicar –la rabia sonaba en su voz y debía entenderlo, siempre llegaba tarde cuando pensaba que iba bien con la hora.

– ¿Qué fué lo que te distrajo? –Alejandro, que era el más bajo de todos, me miró burlón – ¿Una chica?

–Si mi madre cuenta, sí.

–Bueno, practiquemos lo básico, faltan dos grupos antes de nosotros –Elías ya empezaba a controlarse. Nos ubicamos en nuestras posiciones y empecé a tararear de nuevo la canción para guiarnos.

Mis amigos eran bastante variados: Se podría decir, que Sebastián era rubio de ojos azules, sin compromisos y nada serio, mientras que Alejandro, era castaño con ojos de igual color y su personalidad era calmada y pacifista, finalmente, Elías era el otro castaño con ojos verdes, era de temperamento fuerte y muy responsable, por algo era el líder.

Y yo, yo simplemente era Jackson Wang.

Cuando acabamos de practicar, solo había que esperar al siguiente grupo para pasar.

–Confío en ustedes –Sebastián nos los dijo mientras frotaba sus manos.

–Tranquilo Sebas, solo tienes que mover bien tus hombros –hice una movimiento que los hizo reír a todos, incluyendo a Elías–. Siempre lo hacemos bien.

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