Capítulo 11

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Alguien toca mi hombro y me doy vuelta para encontrarme a Francesca mirándome interrogante y pícara. Creo que la revelación que acabo de dar a entender no es cualquier cosa y ella me conoce, sé que lo ve en mi mirada.

–Voy a decir que te bajo la tensión, que te mareaste, pero tú... –me señala con su dedo y su mirada amenazante sobre mí –...Me debes la más grande explicación de la historia, porque te conozco más que tu madre y eso que paso allí... –señala detrás de ella –...Tiene un gran por qué.

La miro avergonzada mientras muestro una sonrisa de inocencia mostrando mis dientes. Ella sabe todo de mí y que no le haya dicho estos últimos acontecimientos totalmente inesperados que han sucedido últimamente en mi vida, me hace mala, teniendo en cuenta que sé todo de ella y me tiene la confianza suficiente.

–Yo espero no tener que llamar a la ambulancia... –dice Ana caminando hasta mí y cuando nota mi buen estado, respira profundo– ¿Estás bien?

–Sí, tranquila, solo me sentí un poco mal; me dieron náuseas –dije tratando de sonar lo más convincente posible. Realmente sí me sentí mal, en eso no mentía.

–Vamos. Todos están en la sala, has hecho que la amistad de Carla y Jackson no se arruinara con ese reto estúpido de Sebastián.

– ¿Amistad? –pregunto notablemente confundida.

–Sí. Sino hubieses interrumpido y sucedía, Jackson se sentiría extraño con una amiga que besó a pesar de la orientación sexual de Carla. Ella es como su hermana. Además, lo conozco demasiado –dice relajadamente mientras pienso que si antes estaba confundida, ahora mucho más.

Son amigos, joder, ¡Son sólo amigos! Ahora resulta que Carla tiene una orientación sexual diferente y Jackson es su amigo. Siempre supuse algo que solo sucedía en mi cabeza sin siquiera preguntar nada, creyendo que realmente eran novios y todo por mis estúpidos celos. Sí, porque eso que sentía eran celos. Celo puro y engañoso.

–Vamos Vane, mejor vámonos. Te puedes quedar en mi casa, así cuidaré de ti –Añade inesperadamente Francesca, con una sonrisa forzada. La mirada que me da mi prima es muy obvia, sé que al llegar, me hará contarle todo lo que ha estado sucediendo en los últimos dos meses y eso lo tendré que hacer de todas maneras porque la conozco y sé que insistirá.

Entramos a la sala y allí estaban todos efectivamente, inmediatamente que Fran anuncia que nos iríamos; porque según me sentía mal, ellos entendieron y se despidieron de mí, incluso me despedí de Carla quien tomándome por sorpresa, me dio un beso demasiado cálido en la mejilla. Me sorprende ver como Sebastián y Francesca intercambian números, ella no es de compartir sus intereses apenas conoce a un chico, esta vez no es así, puede pensar que está bueno, pero de frente al susodicho, es dura.

Salgo de la casa y esperando que Francesca deje de hablar, me recuesto en la puerta hasta que mi corazón salta cuando Jackson se acerca por detrás de mí. De una manera que hace erizar mi piel, sitúa su mano en mi mejilla y me observa con sus ojos rasgados. Me gusta, pero no voy a decírselo, no señor. Se me es difícil no sentir nada hacia él cuando es lindo conmigo además de masculino. No tiene esos típicos rasgos suaves de los asiáticos, él es varonil. Todo en él grita eso.

–Cuando se está mareado, lo mejor es no rodearse de tanta gente, por eso me mantengo al margen –dice él mientras yo agradezco mentalmente que no me tiemblen tanto las piernas – ¿Estarás bien?

–Sí... –susurro –...ya se me pasará.

Siento un poco de tensión entre los dos y por un momento olvido que se encuentra a mi alrededor y solo me concentro en detallar sus ojos que me miran directamente, luego me recorren el rostro para detenerse en mis labios. Y pensar que tuve la tonta idea de que tenía novia. No debería ser tan prejuiciosa. No sé si soy yo, pero su cuerpo está un poco más cerca de mí sin quitar su mano de mi mejilla, no deja de mirar mi rostro junto con mis labios, de un momento a otro, baja un poco su cabeza teniendo en cuenta que es más alto, y me empieza a llenar la curiosidad y el nerviosismo. Hasta que...

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