Capítulo 4

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–Creo que no me esperaba esto –dijo Jackson sonriendo aún. Era completamente oriental, se le notaba en su piel, su boca prominente, sus rasgos suaves y sobre todo sus ojos rasgados. Pero era bonito, un asiático muy atractivo.

–Yo... yo tampoco –tartamudee, la directora Aura nos miró a ambos y frunció el ceño.

– ¿Se conocen? –yo asentí levemente cuando Jackson llevó su mano a su cabello alborotándolo y de esa manera, pude ver su brazo flexionado con unos muy buenos músculos. Bueno, estaba bueno y eso nadie lo iba a negar.

–Niños, descansen un rato –le dijo a los niños y todos se alborotaron saltando y riendo.

Se acerca a nosotras con una sonrisa bastante graciosa en sus labios, al estar a mi lado, puedo notar que es casi de mi tamaño, solo un poco más alto por escasos centímetros. Aclarando que soy alta y mi familia igual.

–La señorita Vanessa, viene a hacernos una entrevista para el periódico Día a Día –Aura nos lleva hasta unas sillas que se encuentran en una esquina del salón, mientras tanto, los niños alrededor, juegan bastante alborotados.

Jackson antes de sentarse, se dirige a ellos.

–Creo que si hacen silencio, podremos hablar aquí –solo algunos pocos bajaron la voz y él negó sonriendo sentándose a mi lado, me miró antes de llenar sus cachetes de aire como pensativo. Es igual a un niño –Voy a obtener tu número, ¿Sabes? –dijo soltando el aire y yo negué con la cabeza.

–Sigue intentado.

–Es que yo voy a intentarlo... Vanessa –no tengo seguridad de si lo hizo a propósito, pero cambio su voz más gruesa, cuando dijo mi nombre.

_ Bueno, no quiero saber a qué se debe la conversación. Pero vamos a lo que vino la señorita Vanessa_ yo asiento y me doy cuenta de cómo Jackson muestra una sonrisa pícara, subo el cuello de mi camisa y me cubro mejor con el suéter. Uno no sabe a dónde se dirigen sus ojos.

Hago las respectivas preguntas y me gusta como la señora Aura muestra su interés con esa clase en particular, diciendo que siempre trata de mantener ese salón específicamente, en buenas condiciones; era una lugar donde los niños se divertían y se distraían sin tener que pasar todo el tiempo en la escuela o en sus casas encerrados.

Luego las preguntas se tornaron hacia Jackson, donde confesó, que no se esperaba obtener ese trabajo, pero que a la final, ya tenía amor por los niños y les enseñaba lo que a él le gustaba hacer más. Bailar. Quedo impresionada por la forma en que describe su experiencia y alcanzo a ver que tiene un corazón muy puro. Claro, agregándole los chistes malos y comentarios fuera de lugar, que por lo visto lo caracterizaban.

–Me gusta lo que llevamos de la entrevista –digo apagando la grabadora –Ahora, quiero saber si tu podrías seguir dando las clases Jackson, para así escribir más o menos cómo es la experiencia aquí –le doy una pequeña sonrisa.

–Claro preciosa –se pone de pie –todo lo que tu pidas, yo te lo daré –al guiñarme el ojo me di cuenta que esas palabras traían doble sentido. Empieza a aplaudir llamando la atención de los niños y veo como se acomodan revoltosamente frente a él esperando a que les indique que hacer.

–Bueno, siéntete cómoda Vanessa –dice Aura poniéndose de pie –ya cumplí con mi parte y ahora debo seguir trabajando, Jackson puede acompañarte cuando te vayas.

–No será necesario, pero gracias.

–Espero verte de nuevo –le doy una sonrisa y se desaparece por la puerta, escucho una música bastante movida y dirijo mi vista a donde Jackson está moviendo las piernas y niños de 8 a 13 años lo imitan.

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