Capitulo 3

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Después de que aquel extraño y atrayente desconocido la mirara una vez mas a los ojos, luego de pronunciar lenta y sensualmente "quiero hacerte el amor", Selena finalmente pudo despertar de ese aterrador trance en que se había sumergido..

—No —le contestó—. No puedo...

Él bajó una mano hasta sus pechos y ella gimió al sentir aquella caricia bajo la delgada tela del vestido.

—Me deseas. Lo sé.

—No puedo —repitió ella—. Tienes que dejar que me vaya. Yo...

—¿Dejar que te vayas, a dónde? —le preguntó—. ¿Con tu Romeo?

—Sí... —le contestó ella estremeciéndose bajo la caricia—. Sí. Mi prometido... Por favor, no hagas eso.

—¿Te hace sentir él lo que sientes conmigo? —la besó de nuevo, encendiéndola con su pasión. Después la miró a los ojos y añadió—: ¿Te hace sentir esto?

—No —que Liam la perdonara por aquello.

—Tú no lo quieres, Julieta. Me deseas a mí. Deseas que te haga el amor aquí, en la playa.

—No —le contestó ella consciente de su mentira—. No —repitió pero sin apartarse de él mientras las estrellas empezaban a girar a su alrededor. Eran las únicas personas en la faz de la tierra y el amor se imponía haciéndola estremecer—. Por favor... por favor...

—¿Por favor, qué? —la besó con suavidad—. Dime qué quieres que haga, Julieta. Enséñame.

La besó en el cuello haciéndola gemir mientras se iban inclinando hacia la arena, como ella quería. Él era todo...

—... ¿estás ahí?

No. Esa voz le era conocida y Selena se estremeció.

—¡Es mi madre!

Él no comentó nada y Selena pensó que no le importaba, pero en ese momento notó que se ponía tenso.

—Quédate callada hasta que se marche —murmuro él contra su mejilla.

—No se marchará —murmuro Selena—. Por favor... deja que me vaya.

—Sólo si me juras que volverás a mi lado —la miró fijamente.

—No, no puedo. Yo...

—... ¿dónde estás? —otra vez la voz de su madre.

—Viene hacia aquí —murmuró Selena desesperada—. Te lo suplico, déjame ir.

—Dime que volverás —insistió sujetándola con fuerza.

—No puedo... —la silueta de su madre ya se distinguía—. Está bien —dijo sin aliento—. Está bien, volveré.

—Júralo. Júralo o iré contigo. Hablaré con tu madre y con tu Romeo y les diré que esta noche me perteneces —la amenazó cogiéndola por los hombros.

—No. Yo...

La besó hasta quitarle el aliento.

—No te engañes, Julieta. Yo tampoco sé por qué, pero estoy seguro de que algo está sucediéndonos. Y me maldeciré si te dejo salir de mi vida sin saber qué es. ¿Lo entiendes?

—Sí —el corazón de Selena latía con locura y la invadió la felicidad —Sí —repitió al oír los pasos de su madre en la arena. Le acarició la mejilla con dulzura y fue hacia la mujer—. Aquí estoy, mamá.

—Cariño, por Dios —protestó la señora al acercarse a ella—. Estábamos muy preocupados. ¿Dónde estabas?

Selena cogió a su madre por el brazo y la llevó hacia el salón.

Mi perdición |h.s • s.g| #TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora