Carta 61.

3 0 0
                                    

Querido Martin:

Paso todas las horas del día pensando en una sola cosa.

En una situación que podría ocurrir de millones de maneras.

Muchas posibilidades de escapar.

De regresar a donde pertenezco.

Mi muerte.

Mi muerte auto provocada tal vez.

No soy católica, cristiana o cualquier religión en profundidad como para rezarle a Dios.

Pero lo hago.

No tiene sentido porque siquiera sé si verdaderamente creo en él.

Pero le rezo.

Le rezo a Dios porque mi muerte sea natural, un accidente.

Si Dios no me lo concede tendré que suicidarme.

No tengo escapatoria.

Tengo que dejar de vivir. Pronto.

Cartas al desconocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora