Poco después de entrar en clase de arte, Alyx comprendió que no iba a ser capaz de ver a su profesor de de la misma manera. Sabía que se estaba dejando llevar por unas ridículas especulaciones, pero ver a un profesor atractivo era bastante extraño ya; por más vueltas que le diera, el aspecto de ese hombre distaba de ser el arquetipo que solía tener de un profesor propiamente dicho. Y en más de un sentido, porque aparte de ser guapo, tenía algo que daba miedo. Alexander rara vez sonreía y siempre que lo hacía era una mueca sardónica, divertida o irónica. Y luego estaba la conversación con Steve... Ya había preguntado a Arya sobre el verdadero profesor de arte pero le había dicho exactamente lo que ella esperaba que le dijera: Nada de interés. Ninguna de sus dos nuevas amigas había tenido especial interés por el hombrecillo de mediana edad que había estado impartiendo la asignatura hasta ahora. Además, el odio de su amiga a Alexander era hipotético, ya que quitando el hecho de que las hubiera reñido frente a toda la clase, Alexander se había convertido en el profesor más querido por todas las alumnas del centro.
—¿Me estas escuchando, Alyxa?
Alyx levantó la cabeza y miró sonrojada a Alexander. Éste permanecía medio sentado sobre la mesa del fondo, y en su mano reposaba un libro abierto. Toda la clase se giró para mirarla.
—Sí, perdón —se disculpó, sonrojándose aún más.
Alyx pudo oír los comentarios de Katrina y sus amigos, pero intentó no prestarles atención. Le ponía nerviosa la atenta mirada de Alexander. En aquel momento sonó el timbre de salida y casi soltó un suspiro de alivio. Comenzaron a oírse las voces joviales de los alumnos por todo el edificio y las sillas arrastradas por el suelo. Alyx comenzó a recoger sus libros.
—No olvidéis el trabajo sobre la arquitectura egipcia —recordó Alexander, levantando la voz para que todos pudieran oírle—. Y tú, Alyxa, quédate. Quiero hablar contigo.
Alyx se quedó helada y dejó caer el estuche de su mano, chocando en el extremo de la mesa y cayó al suelo. ¿Quería hablar con ella? ¿Sobre qué? Se agachó para recoger el estuche y guardó rápidamente los libros y cerró la mochila.
—Que suerte tienes —susurró Miriam al pasar por su lado.
—Tú tampoco haces buena pareja con él, así que no te enamores —bromeó Arya. Alyx puso los ojos en blanco y Arya le sacó la lengua antes de reunirse con Miriam—. Te guardamos sitio en clase de Ciencias.
—De acuerdo —susurró, sintiendo pánico al ver como se quedaba la clase vacía.
—Cierra la puerta, Arya, por favor —ordenó Alexander.
Arya asintió y, antes de cerrar la puerta, le sacó la lengua una vez más. Durante unos segundos, Alyx contempló la puerta cerrada. Después se giró para enfrentarse a Alexander.
—Tengo entendido que te han trasladado a este centro a mitad de curso.
—Así es.
Alyx no sostuvo su mirada. Permaneció quieta al lado de su pupitre, negándose a alejarse de la puerta de salida.
—¿Puedo saber por qué?
Alyx sintió un escalofrío.
—No —soltó.
Alyx se arrepintió de haber pronunciado aquella palabra nada más salió de sus labios. Alexander arqueó las cejas molesto y sus ojos se entrecerraron peligrosamente. Sin embargo, no se movió.
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Cazadores de ángeles
Fantasy-¿Has visto un ángel? -preguntó, inclinando la cabeza-. Son seres divinos, de extraordinaria belleza; magníficos en su totalidad... Alyx levantó la cabeza para mirarle. Durante diecisiete años había creído que el mundo era todo aquello que podía ve...