Fue bastante difícil convencer a Steve para que los acompañara a casa de Alyx. Aún así, caminó apartado de todos, con la cabeza gacha y la mirada perdida.
—¿Está bien? —preguntó Alyx a Nathan. Por lo que había entendido, Amanda acababa de conocer a Steve y realmente lo que conocía de él, era gracias a lo que había oído. Sin embargo, al parecer, Nathan era su único amigo y éste lo conocía bastante bien.
—Sí, no te preocupes —aseguró—. Es mucho más fuerte de lo que parece. Y mucho más inteligente. Lo necesitamos para averiguar si realmente hay un traidor dentro de la Sociedad de Cazadores.
—¿No podéis decírselo a alguien más...? —No sabía como terminar la frase.
—¿Más poderoso, más mayor? —le ayudó Nathan.
—Por ejemplo.
—Era lo que pretendíamos hacer. Pensábamos decírselo a Alexander, al fin y al cabo, es mi superior, al igual que el de Steve, pero hay varios motivos que lo sitúan en lo alto de la lista de sospechosos.
—¿Alexander?
—Sí. Lo explicaré cuando lleguemos a tu casa.
—¿A mi casa?
Alyx continuó el camino tan callada como Steve. A medida que se acercaban a su casa, el cielo nublado y plomizo parecía ir despejándose. Varios claros se abrían paso, apartando la oscuridad que envolvía la ciudad y sus pensamientos y permitía que cálidos rayos del sol invernal rozaran su rostro.
—Estamos llegando —informó.
—Genial —dijo Nathan—. Vamos, Steve, no seas rencoroso, ya me he disculpado.
Steve lo ignoró.
Al girar una amplia curva se encontraron ante su casa. Alyx los condujo hasta el portal.
—¿Ésta es tu casa? —preguntó Nathan cuando Alyx les abrió la puerta.
—Mi habitación es aquella —dijo, señalando una puerta de madera oscura—. Voy a preparar unos bocadillos, ¿alguien quiere alguno? —Nathan y Amanda negaron con la cabeza. Steve seguía sumergido en su propio mundo, ajeno a todo— ¿Y tú, Steve? ¿No quieres nada?
Steve se giró y la miró atentamente, como si la viera por primera vez.
—No...
—No has comido nada en tu casa, ¿no tienes hambre?
—No.
—¿Estás seguro?
—Sí.
—Déjalo, Alyx. Sabe cuidarse solo.
—Bueno..., ahora voy, esperar en mi habitación.
—¿No están tus padres?
—No. Hasta la noche no vendrá mi madre.
Alyx preparó unos rápidos bocadillos con lo primero que encontró en el frigorífico y se unió al grupo que la estaba esperando en su habitación.
ESTÁS LEYENDO
Cazadores de ángeles
Fantasi-¿Has visto un ángel? -preguntó, inclinando la cabeza-. Son seres divinos, de extraordinaria belleza; magníficos en su totalidad... Alyx levantó la cabeza para mirarle. Durante diecisiete años había creído que el mundo era todo aquello que podía ve...