XIV

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Will

Tessa atravesaba la calle en el vestido verde musgo con el que la había visto el día anterior, no se había ido a Nueva York, permanecía en Londres. Cogí la chaqueta y salí trotando por los pasillos del gran instituto en busca del sentido de mi vida.

-¡Señorito Will!-gritaba Sophie a mis espaldas-¿A dónde va?

-En busca de Tessa

Abrí la puerta del instituto y me dirigí a la calle en la que estaba orientada la ventana de mi habitación, corrí por las calles embarradas, derrapando alguna que otra vez buscando el vestido de color verde musgo. No sé con cuantos vendedores ambulantes choque pero fueron más de dos eso os lo aseguro, aunque no fue lo único que hice, también interrumpí muchas calzadas por las que pasaban carros llenos de mercancías para los negocios londinenses.

Localice a Tessa una media hora después cerca de las Argent Rooms girando por una esquina por la que desapareció.

-¡Tessa!-no paraba de gritar su nombre y la gente se fijaba en mí seguramente pensando que estaba como una cabra, aunque tal vez tuvieran razón, a lo mejor sí que me estoy volviendo un loco de atar.

Gire la esquina y allí estaba, de espaldas, con el filo del vestido manchado de barro y con el pelo salido de las horquillas que llevaba puestas en la cabeza estratégicamente para que no se le cayera en la  cara.

-Tessa, ¿Qué haces sola aquí?-inquirí casi al borde de las lagrimas-Pensaba que habías vuelto a Nueva York.

Ella no dijo nada, continuo allí, parada en medio de la calle sin moverse ni un centimetro. Pero... ¿Por qué no me contesta? Me acerque a ella y le puse la mano en el hombro, pero al momento se desprendió de ella agitando el hombro.

-¿Tessa?

-Cazador de sombras no todo es lo que parece en este mundo.

No comprendía nada, pero entonces los hombros de la joven aumentaron y creció hasta llegar a los tres metros y el vestido se rompió en miles de trozos dejando a la vista unas gruesas y grandes escamas de un color naranja que solía verse en los amaneceres, cuando todavía el sol era una pequeña una franja en el horizonte y de la cabeza surgieron unos retorcidos cuernos de color azabache, pero lo más aterrador no era eso, pues cuando se dio la vuelta en su rostro habían dos cuencas vacías en las que en vez de haber ojos había unas brillantes llamas doradas y de su boca surgían unos grandes colmillos de al menos sesenta centímetros de largo.

Era un demonio mayor.

No sabía qué hacer, ante las prisas me había dejado casi todas las armas y solo llevaba encima dos cuchillos arrojadizos metidos en las perneras del pantalón gris de algodón y una estela en la manga, no podía luchar contra él, acabaría muerto en menos de cinco minutos, pero no tenía más opciones.

Hola de nuevo, como veis he empezado la semana con mucha inspiración y con muchas ganas de escribir y por ello tenéis un nuevo capítulo de mi fanfic, que espero os guste.

Si te ha gustado dale a la estrellita o comenta.

Un kiss ;)

Anikuki20

Will y TessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora