Capítulo 4.

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Me desperté, como alguna que otra vez. Eran casi las seis de la mañana. Mi mente, que vagaba entre recuerdos, transformó un sonido en un quejido, en un llanto, mi perra. Mi perra llorando, muriendo. Ya hacía más de un mes del suceso, de los llantos del animal, de los coágulos de sangre y las última caricias que pude proporcionarle mientras se desvanecía entre mis brazos, frente a mí. Un ser que me había acompañado durante más de la mitad de mi vida, me había abandonado justo cuando estaba navegando entre un tormentoso mar. No pude evitarlo, y las lágrimas volvieron a caer acompañando al amargo recuerdo.


-¿Sigues teniendo pesadillas? - a veces, las preguntas del psicólogo me resultan incoherentes. ¿A caso no me escucha? Le acabo de decir el sueño que tuve anoche, ¿y me pregunta si tengo pesadillas?. Suspiro internamente, intentando que no note mi ligero enfado. Asiento.

-Comenzaban a ser cada vez con más diferencia temporal, pero llevo varias noches... - froto mi sien, duele - ...soñando con lo mismo...

-¿Y sus compañeros, lo saben? - niego con la cabeza. Si Jin se enterase de todo esto me pondría tres psicólogos más y conseguiría somníferos o a saber que otra droga para que descansase bien -. Ellos podrían ayudarle a superarlo - vuelvo a negar con la cabeza. A cada día que paso desperdiciando una hora con este simio involucionado, siento que me entiende menos. Cortesía de Jin y sus obligaciones alimenticias, psicológicas y sanitarias -. ¿Tiene mala relación con ellos?

-¿Este tío es... - "tonto?", termino pensando, dejando la frase a medias. Casi se me escapa.

-¿Disculpe? - su entrecejo se arruga y juraría que se parece todavía más a un mono.

-Nada. Me llevo bien con ellos. Si me llevase mal con ellos no habría estado viviendo este mes y medio en su casa - afirmo, lo que no es mentira, cada vez nos llevamos mejor.

-¿Tiene alguna relación especial con alguno de ellos? - ¿por qué la conversación se ha tornado a este tema?. Niego con la cabeza, no es como si realmente hubiera algo.

En el mes y medio que llevo yendo a terapia, el doctor me ha preguntado dos veces lo mismo. A menudo me pregunta situaciones que tenga en casa con ellos, cómo me tratan, las muestras de afecto; temas de los cuales no me gustaría tratar. Jin se preocupa mucho por mí, de eso no hay duda, pero a veces noto algo raro en su mirada. Cada vez que nos pilla a Jimin y a mí solos nos mira... con un tipo diferente de preocupación, no solo a mí, sino a Jimin. Ni si quiera me atrevo a preguntar el por qué, a veces pienso que simplemente debería estar agradecida porque me dejen vivir con ellos en vez de inmiscuirme en sus asuntos, lo que me recuerda al por qué vivo con ellos. Jimin, capricho de Jimin o bondad de Jimin o rareza de Jimin, según lo veas.

-Bienvenida a casa - habla la voz del animado chico que aparece por el pasillo - ¿cómo te fue hoy? - me encojo de hombros -. Realmente no te gusta el psicólogo, ¿eh? - velozmente, mi rostro se alza para visualizarle. Sonríe -. No le diré nada a Jin - afirma.

-Gracias... - mis hombros se relajan -. ¿No está en casa? - Jimin niega con la cabeza y suspiro aún más aliviada -. La verdad es, que siento que el psicólogo no termina de entenderme - niego con la cabeza - no me entiende - me corrijo. Escucho una leve risa por parte de Jimin.

-Puedes contarme lo que quieras y yo intentaré ayudarte, la cosa es que estés bien y Jin vea ese cambio. - La cosa es que yo ya estoy bien... -. Puedes confiar en mí - afirma al darse cuenta de mi silencio.

-Lo sé - le sonrío y me dejo caer sobre el sofá.

-Pero no lo harás. - A diferencia de mí, toma más comodidad y se tumba en el sofá, dejando reposar la cabeza sobre mis muslos. Suspira y yo me muerdo el labio, nerviosa.

-Lo siento... - mis ojos no pueden apartarse de los suyos, del contacto que establecen.

-Sólo dime si algo va mal. Sé que estas mejor que cuando llegastes. - Sonríe, se pasa los días sonriendo -. Has cogido peso y... bueno, ya sabes - y le entiendo. No le gusta hablar del tema, como a cualquier persona normal, pero aún así, puntualiza, intentando que no sea algo raro entre nosotros -, no te haces daño -. Extrañamente, alza su mano y la cuela entre mi cabello y mi mejilla, posándola sobre esta última. Es cálido, cualquier contacto con Jimin es cálido, no solo por su cuerpo, sino por el sentimiento que desprende. Su pulgar se mueve lentamente, acariciando la piel de mi rostro, sé que mis labios se abren involuntariamente, al igual que mi mirada baja a sus gruesos labios.

Cuando el psicólogo me pregunta qué relación tengo con ellos se me hace incómodo. Al principio, dudo, tengo claro cómo me siento respecto a ellos, lo que siento por ellos y la diferencia de sentimientos de Jimin a Jin, pero no tengo tan claro qué es lo que pasa entre nosotros.

He estado en este tipo de situaciones con Jimin previamente, y puedo decir que no me gusta, me bloqueo, no sé qué hacer, sé lo que quiero y lo que el corazón me pide, pero nunca reacciono, permanezco estática, inmóvil a cualquier situación de cercanía con él. Puedo responder con facilidad a los abrazos de los chicos, pero es diferente si se trata de él, sus abrazos, él, todo es diferente.

-Me gustas más así - y adiós. Adiós límites de cordura. No soy consciente de cuándo se incorpora sobre su brazo disponible, ni de cómo lo hace para que la mano que sostiene mi mejilla acerque mi rostro al suyo. Pero soy consciente, noto patentemente, con detalle, cómo sus labios impactan con los míos, cómo un ligero vaivén produce un roce y, simultáneamente, un revoltijo de sensaciones, sentimientos, y deseos liberados.

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