Capítulo 15.

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×××Pov Jimin×××

La veo salir con una sonrisa, que de alguna forma es incluso más falsa que cuando le dije que todo era mentira. La puerta hace un estruendo que retumba en mi ser y la ronda de preguntas por las que dije que necesitaba tiempo comienza. Estoy seguro de que es diferente a las demás, de que no me cansaré de ella, pero como algunas veces ocurre, mi inseguridad se marcha al cabo de una milésima de segundo. Las cosas a veces no son como yo creo, mi mente se hace un lío y mi cuerpo pesa. Ni si quiera sé en qué estoy pensando exactamente. ¿Por qué no se ha quedado a dormir?, llevo estas tres noches durmiendo mal, necesito que sus brazos me refugien, necesito estar con ella en estos momentos.

El móvil suena, y cuando me dispongo a atender la llamada veo que llevo prácticamente una hora mirando la puerta por la que acababa de salir Liss. Miro la pantalla, Jin. Realmente no me apetece para nada escuchar sermones de nadie.

Una llamada perdida, Jin.

Dos llamadas perdidas, Jin.

Tres llamadas perdidas, Jin.

Cuatro llamadas perdidas, Jin.

Un mensaje, Jin: "¿Quieres coger el puto teléfono? Sé que me estás leyendo".

Vaya... ¿qué demonios le pasa? Jin no es de los que dicen tacos.

Un mensaje nuevo, Jin: "Más te vale no haberle hecho daño a Liss".

Espera, ¿qué?

Tecleo frenético y llamo a Jin.

-¿Ahora si quieres hablarme? - su voz suena enojada pero no protesto por ello.

-¿A qué te refieres con lo de Liss? ¿No ha llegado? Debería estar en casa ya - mis palabras salen atropelladas, nerviosas.

-¿Que...? - silencio, solo le oyen pasos de un lado a otro a través de la llamada y luego unas llaves y un portazo -. Voy a buscarla - cuelga.

Tecleo de nuevo, esta vez el número de Liss. Sin señal. Dos, tres, siete, nueve llamadas, no contesta. Salgo, al igual que Jin, en busca de Liss, sin éxito. Veo la figura de mi amigo a lo lejos.

-¿La has encontrado? - pregunto histérico.

-¿A caso la ves conmigo? - su voz suena agotada y enojada, rara vez le había visto así.

24, 48, 72, 96, 120, 144, 168, 192, 216.

216 horas; 9 días.

Hace nueve días que no veo a Liss, nueve días sin poder tocarla ni hacerla sonreír. Miles de preguntas se formulan en mi mente, ¿estará bien?, ¿estará comiendo bien?, ¿estará sonriendo?, ¿habrá llorado?, ¿me sigue queriendo?. Me limito a pasear en círculos por el salón, lugar que me trae recuerdos de Liss. Liss por aquí y Liss por allá, así transcurre mi día a día, y en algún momento determinado, cuando me quiero dar cuenta, me encuentro frente a la puerta, con la intención de correr a buscarla de nuevo. He perdido la cuenta de cuántas veces ha podido sonar el teléfono en estos días. Esto es un círculo vicioso, cuando menos me doy cuenta, caigo dormido, y cuando las pesadillas acaban despierto bañado en sudor, tras ello me ducho, como algo y sigo en mi rutina de pensar en ella. Desesperación inevitable, ¿por qué la dejé ir?, si no le hubiese dicho que necesitaba tiempo estaríamos juntos, si le hubiese dicho que estoy enamorado de ella... estaría entre mis brazos. Joder. Tomo mis cabellos con ambas manos y tiro de ellos, necesito salir de aquí.

-¿Cómo estás? - pregunta Jin al otro lado del teléfono.

-He estado mejor - escucho un suspiro y un leve gimoteo -. Jin...

-Lo siento... es solo que estoy pensando en qué le habrá pasado.

-Es culpa mía.

-No vuelvas a echarte la culpa, si ha pasado es porque tenía que pasar... - tapo mis labios, intentando callar los ridículos sonidos que provocan mi llanto -. Jimin... - no respondo -, Liss volverá.

-No lo veo tan claro - niego, consiguiendo un suspiro por su parte.

-Ven a casa - vuelvo a dejarle sin respuesta -, si Liss vuelve querrás verla el primero, ¿no es así?

-Sí, supongo que sí...

-Nos vemos en el 24h que hace esquina en quince minutos. ¡SE PUNTUAL! - grita y río brevemente. Quiero negarme, sin embargo, la llamada se corta antes de si quiera separar los labios.

-Supongo que no podré negarme...

Tomo una corta ducha antes de salir corriendo por falta de tiempo. Cuando llego a la pequeña tienda, Jin está de brazos cruzados y con la espalda y un pie apoyados en la pared. Conforme me acerco hace un gesto con su reloj para hacerme saber que llego tarde. Quejica.

-Una costumbre es una costumbre - dice burlón. Cuando estoy lo suficientemente cerca de él, observo una leve capa de maquillaje para tapar las ojeras bajo ella. Le sonrío y entramos.

-¿Vas a comprar muchas cosas? - pregunto cuando veo que tiene los brazos llenos -, si me hubieras hecho caso al entrar y hubiéramos cogido la cesta no tendríamos que cargar con todo - refunfuño, sabiendo que el nuevo camino emprendido es hacia las cestas.

Suelo. De un momento a otro, toda la comida que estaba en brazos de Jin acaba desparramada por el suelo. Giro mi rostro hacia mi amigo, exigiendo una respuesta por el repentino desastre, pero lo que veo me corta el aliento. Jin está completamente pálido y sin habla, con la mirada fija en un determinado punto. Y cuando giro mi rostro hacia el cúmulo de personas que componen la fila de la compra, lo entiendo todo.

Liss. Liss está ahí, frente a nosotros, frente a mí. Una ancha sudadera cae de sus delgados hombros, su cabello está enmarañado, y cuando grito su nombre y se gira, ojeras, palidez y luego, lágrimas, nada más que lágrimas.

No puedo articular palabra alguna, no puedo moverme, no puedo correr a ella y abrazarla. Solo puedo verla llorar en silencio.

Liss, a mi plancentera diferencia, echa a andar hacia mí. Corre hacia mí, hacia nosotros, hacia Jin. Corre hacia Jin, y le abraza.

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