-¿Qué olor es ése? Huele a podrido.
-Es la cena -repuso _________. Se volvió a sonreír a Miranda, que la seguía al interior de la cocina de Justin. Artemis trotaba detrás de ellas y enseguida ocupó su lugar delante del frigorífico.
-Hígado con cebollas. Es parte de mi plan diabólico para invalidar ese *beep* contrato -se paró delante de la vitrocerámica y levantó la tapa de la sartén-. Delicioso.
Miranda arrugó la nariz.
-¿Tu primera cena con Justin y le das eso?
-Es hora de distinguir a los hombres de los muchachos, a los maridos de los mentirosos. Si de verdad quiere casarse conmigo, se comerá esto con una sonrisa. Si no lo hace, acabaré logrando romper ese contrato.
-¿Y si de verdad quiere casarse contigo? ¿Y si se come el hígado y pide repetir?
-No lo hará. Lo conozco y no es de los que se casan -________ tapó de nuevo la sartén-. ¿Has encontrado un delantal?
Miranda mostró la bolsa que llevaba.
-¿Sabes en cuántos sitios he tenido que preguntar? Ya no venden delantales. Este me lo ha prestado Nana Harper -sacó un delantal a cuadros de la bolsa y se lo tendió.
-Oh, tiene un volante. Es perfecto - dijo _________, que se lo ató a la cintura.
-Te pareces a June Cleaver -murmuró su amiga-. Sólo te faltan las perlas.
-Tengo perlas, pero...
-¿No crees que llevas esto demasiado lejos? -preguntó Miranda-. Es evidente que te gusta ese hombre y parece que tú le gustas a él. ¿Por qué no olvidas tus planes y ves qué ocurre?
-No puedo -aunque resultaba tentador, ________ sabía muy bien el poder que tenía Justin sobre ella. Si admitía sentirse atraída por él, estaría perdida. Se enamoraría sin remedio y él se mostraría encantador, atento y maravilloso... hasta que apareciera una mujer más interesante y más hermosa.
Se apoyó en la encimera y respiró hondo.
-¿No comprendes lo que ocurre? Cree que soy la misma _________ Singleton tímida y tonta de antes, la chica que se volvía loca por estar con él. Y eso no está mal, porque si me subestima, entonces llevo ventaja.
-Pero tú lo deseas todavía, ¿no?
_________ suspiró con frustración.
-No. No digas tonterías. Es...
-Lo deseas todavía -dijo Miranda
-No puedo desearlo. Si ocurre algo, me hará sufrir. Me querrá una temporada, me tratará como si fuera la mujer más interesante y hermosa del mundo y un buen día se dará cuenta de que no lo soy y se marchará.
-A menos que quiera casarse contigo.
-No quiere -explicó _________. Tomó un cuchillo y empezó a cortar pepino para la ensalada-. Quiere hacerse con el negocio familiar, su padre quiere verlo casado y él cree que, si puede demostrarle que está pensando en serio en comprometerse, su padre le dará lo que quiere. Pero te apuesto lo que quieras a que, a la primera señal de problemas, retrocederá. Sólo tengo que mostrarme dependiente o gruñona y decidirá que casarse conmigo sería más una condena de cárcel que una historia de amor de por vida.
-Pero tú no eres así -protestó Miranda- Eres lista y divertida y cualquier hombre sería afortunado de tenerte por esposa.
-¿Y qué me dices de David? He salido un montón de veces con él y nunca hemos pasado del beso en la mejilla.
-David es gay -insistió Miranda.
__________ lanzó un gemido y enterró el rostro en las manos.
-Sí que lo es, ¿verdad? Yo esperaba que fuera simplemente muy sensible o tímido con las mujeres. No dejaba de decirme que quería un hombre que no pensara siempre en el sexo, pero él no piensa nunca... por lo menos conmigo.
-¿Qué vas a hacer con David?
-No creo que necesite hacer nada. Es gay.
-Sí que lo es -sonrió Miranda-. ¿Y qué hay de Justin?
-Oh, él no es gay y estoy segura de que piensa en el sexo a todas horas. No sé si puede mirar a una mujer y no pensar en sexo. Excepto quizá cuando me mira a mí.
Miranda se sentó en uno de los taburetes que había ante el mostrador de granito.
-¿Y qué sientes tú cuando lo miras a él?
-Cuando sonríe, siento cosquillas en el estómago. Y anoche me contó un chiste tonto y de pronto no podía respirar. Y luego lo vi desnudo en la cama y...
-¿Qué? -gritó Miranda.
-Anoche me levanté y... me asomé a su habitación. Estaba durmiendo en la cama y creo que estaba desnudo.
-¿Estaba desnudo o no lo estaba?
-Lo estaba de cintura para arriba y del muslo para abajo. No sé lo que había debajo de la sábana.
-Pero querías averiguarlo, ¿verdad?
-¡No! -_________- soltó una risita-. No. La única vez que me besó casi me desmayé. Si lo viera desnudo, seguro que me daría un ataque.
-Hace seis años de ese beso -murmuró Miranda-. ¿No crees que es hora de revivir la experiencia? ¿Por qué recrear un recuerdo viejo cuando puedes tenerlo de verdad?
-No puedo besarlo.
Miranda apoyó la barbilla en la mano.
-¿Por qué? Dale un beso en los labios y espera a ver qué hace él. Si todo esto es pura actuación, no te devolverá el beso. Y si no lo es, tendremos algo nuevo y emocionante de lo que hablar.
__________ se limpió las manos en el delantal.
-No creo que ni June Cleaver ni mi madre aprobaran un comportamiento tan directo.
Miranda levantó los ojos al techo.
-Me rindo. No voy a intentar comprender esta relación de locos que tienes con Justin Pero quiero que sepas que, si esto te sale bien, seré la persona más feliz del mundo. Y si no, te prestaré mi hombro para llorar -se levantó y tomó las llaves de la camioneta-. Pero ahora tengo que ir a recoger esas luces de camino a casa. ¿Cómo vas a ir a trabajar mañana?
-Si te llevas la camioneta, tendrás que recogerme. Ven temprano para que pueda...
-¿Evitar compartir el baño con Justin?
-No, para que podamos pasar por la oficina antes de ir al trabajo.
-No podrás evitarlo eternamente.
-Estoy decidida a hacerlo siempre que pueda, sobre todo cuando tengo la cara hinchada de sueño y el pelo revuelto. Tengo mi orgullo, ¿sabes?
Miranda enarcó las cejas.
-Yo diría que te interesaría estar tan fea como sea posible. ¿No quieres espantarlo?
-Vete a buscar las luces -dijo _________, sabedora de que, si seguía hablando con Miranda, acabaría por confesar la verdad sobre sus sentimientos, que eran más intensos de lo que quería admitir.
Volvió al hígado que seguía en el fuego. Cuando levantó la tapa, el olor se extendió de nuevo por la estancia y sintió náuseas. Odiaba el hígado, pero valdría la pena sacrificarse con tal de ver la cara de Justin cuando empezara a cortarlo.
Sintió un empujoncito en la pierna y miró a Artemis, que se había sentado al lado de la vitrocerámica.
-¿Quieres probarlo?
El animal movió la cola y ladró con suavidad. _________ sacó un trozo pequeño de la sartén y lo colocó en un plato en el suelo. El perro lo olió y la miró como si lo hubiera insultado. Se alejó para instalarse delante de la puerta.
-Bueno, si el perro no lo come, supongo que ya está hecho