________ se alisó la falda, donde se había formado una arruga durante el recorrido al centro. Había dudado mucho sobre lo que debía ponerse para la reunión con Justin y optado al fin por un traje de chaqueta y falda con tacón alto, una ropa que se ponía pocas veces.El despacho de Justin estaba situado en una de las numerosas torres de oficinas que dominaban el centrode Northwestner. Había aparcado en una rampa cercana y, una vez en el vestíbulo, había dedicado unos minutos a descansar y recuperar la compostura.
Todo aquello era muy raro. Con contrato o sin él, no se podía forzar a una mujer al matrimonio, aunque no podía evitar pensar que esa boda podía solucionar algunos de sus problemas más apremiantes, como el de dónde vivir cuando la echaran de su apartamento o cómo juntar dinero para recuperar el negocio.
-No lo amo -murmuró para sí. Y repitió mentalmente esas palabras como una especie de mantra.
Se alisó la falda de nuevo y se dirigió al ascensor. Cuando salió en el piso de Bieber Comercial Properties, se encontró con unas puertas de cristal. Una recepcionista guapa se sentaba detrás de un mostrador circular y le sonrió al verla entrar.
-Buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarla?
-Quiero ver a Justin Bieber
-Usted debe de ser la señorita Singleton -la joven salió de detrás del mostrador-. El señor Bieber ha pedido que la lleve a su despacho. Ahora está reunido, pero no tardará en llegar. ¿Quiere que le traiga algo?
_______ hubiera querido pedir un frasco de Valium.
-No, gracias, estoy bien.
La recepcionista la guió por un pasillo largo y abrió una puerta situada al final.
-Le diré al señor Justin que está aquí.
-Gracias.
Cuando se quedó sola, ________ miró a su alrededor, demasiado nerviosa para sentarse. Tomó una foto de un pastor alemán que había en el escritorio.
-Se llama Artemis
________ se volvió y vio a Justin de pie en el umbral, con el hombro apoyado en la jamba. El corazón se le paró y tuvo que tragar saliva con fuerza.
-Es bonito -murmuró.
-Es un sinvergüenza y lo destroza todo, pero lo adoro. ¿Tú tienes animales de compañía?
________ no contestó. No había ido allí a conversar amigablemente. Abrió el bolso y sacó la copia del contrato.
-Me has enviado esto -dijo.
-Sí -sonrió Justin
-¿Por qué?
-Creo que está claro en la carta -repuso él.
-No puedes hablar en serio -_______ miró el contrato-. Cuando hicimos esto, habíamos bebido whisky y champán.
Justin sacó una mano que llevaba a la espalda y le tendió un ramo de rosas.
-Para ti -dijo sonriente-. Rosas escarlata. Tus predilectas, ¿no?
________ sintió un escalofrío en la espalda y su resolución vaciló. Sólo tenía que sonreírle y ella aceptaba cualquier cosa. Gimió interiormente. Sólo llevaba unos minutos en su presencia y sus fantasías regresaban con fuerza.
-Vas a necesitar algo más que rosas y este contrato ridículo para conseguir que me case contigo.
Justin dio un paso hacia ella, sin abandonar la sonrisa.
-Pues dime lo que quieres, ________.
Ella se arriesgó a mirarlo con detenimiento. Sus rasgos, infantiles en otro tiempo, habían adquirido una cualidad más dura. Parecía poderoso, decidido. Si de verdad se había empeñado en el matrimonio, ella estaba en apuros. Porque, cuando Joseph Jonas quería algo, encontraba el modo de conseguirlo. Maldijo en silencio su pulso, que latía con fuerza, y el rubor que cubría sus mejillas.
-Supongamos por un momento que este contrato es legal, cosa que dudo. Tú estabas borracho y yo estaba bajo la influencia de... -se interrumpió-. ¿Por qué quieres casarte conmigo? No hemos hablado desde que terminaste la universidad.
Justin se acercó hasta quedar delante de ella.
-Puede que no -dijo-. Pero eso no significa que no haya pensado en ti.
-Eso no cuenta -repuso ella, que sí había pensado mucho en él.
-Vamos, _______. Antes éramos amigos, ¿por qué no volver a serlo? Estábamos bien juntos.
-¿Has sufrido un golpe en la cabeza últimamente? -preguntó ella-. ¿O alucinas tú solo? Nunca estuvimos juntos. Tú estuviste con la mitad de las chicas del campus, pero nunca conmigo.
-Tú eres la única mujer con la que he tenido una amistad.
Subió una mano por el brazo de ella, pero _______ lo había visto conquistar a muchas chicas, había estudiado su técnica y no estaba dispuesta a dejarse engañar por sus trucos.