Capítulo 10

37 5 1
                                    

Pasan las horas y Blake y yo seguimos cabalgando. Por fin llegamos a una playa que lleva al séptimo mar.

El séptimo mar es conocido por las mágicas y bellas criaturas que habitan en él. Hay hipogrifos, tritones, y espectaculares sirenas.

¿Y si Sabby está retenida por las sirenas?

No lo sé, y eso me asusta. Los caballos no pueden ir por el mar así que los dejamos en una pequeña cabaña con un pescador y su pequeño hijo. Blake y yo nos dirigimos a una cala en la que está la entrada del mar al que nos dirigimos.

Es preciosa, y al final de la cala hay una cueva que es la entrada.

El séptimo mar es un tanto especial, cuando te adentras en él puedes respirar bajo el agua.

Blake y yo nos adentramos. Sé que lo que llevamos se mojará, pero no me importa si de encontrar a mi hermana se trata. Decido quitarme la chaqueta que llevo y meterla en la mochila impermeable.

Me meto en el agua seguida de Blake, que se ha quitado su chaleco.

Nadamos hasta que podemos sumergirnos. Es bonito poder abrir los ojos bajo el agua y contemplar a los animales marinos.

Pero se me viene un pensamiento horrible: el mar es enorme, ¿y si no encuentro a Sabby nunca?

Blake me mira. Creo que sabe lo que estoy pensando, y como bajo este mar se puede hablar sin tragar agua (grandes misterios de la vida), se apresura a decirme.

-No te preocupes, la encontraremos.

Asiento poco convencida de lo que me dice pero continuamos buceando durante horas. Cuando ya casi no podemos continuar vemos una ciudad submarina habitada por sirenas, tritones y todo tipo de peces.

Nos acercamos a descansar y reponer fuerzas, ya que nadar nos ha agotado.

Blake y yo entramos en un pequeño edificio. Es una especie de cafetería. Pedimos algo para comer y beber. Pasan unos veinte minutos y escuchamos mucho jaleo en la calle. Preguntamos al camarero de la cafetería:

-¿Qué pasa ahí fuera?
-La reina Aquamarine está haciendo un desfile. Quizás debáis salir a verla, a ella le gustará saber que tiene visitantes humanos.
-Sí, Loxie salgamos. ¿Cuánto le debemos?
-No se preocupen. Invita la casa.
-Muchas gracias- le digo amablemente.

Blake y yo salimos. Conseguimos ponernos en primera fila para que cuando la reina...¿Aquamarine? pase, nos pueda ver con facilidad.

Lo hace. Se nos queda mirando, a Blake y a mi, y se acerca cautelosa, seguida de tritones grandes y musculosos.

-¿Soys humanos?- pregunta la reina amablemente
-Sí- respondo con un hilo de voz. Nunca me ha gustado hablar con gente.
- Y, ¿qué es lo que hacéis aquí?
-Pues...necesitamos su ayuda.-responde tímidamente Blake.
-Si queréis podéis venir más tarde a mi palacio.
-Nos encantaría, muchas gracias- digo tan bajo que no creo que me haya escuchado.

La reina Aquamarine se sube a su carroza y el desfile continúa.

A la media hora, Blake y yo nos dirigimos al palacio real. Cuando llegamos nos encontramos con dos grandes guardias, que protegen una enorme verja de ¿oro?

-No podéis entrar ahí- nos dice el primer guardia.
-Esto es una propiedad privada- dice el segundo.
-No os preocupéis, están conmigo.
-Si señorita.- dicen al unísono los dos guardias haciendo una pequeña reverencia cuando ven a la reina Aquamarine.
-Pasad por favor- nos hace una señal para que la sigamos.

Nos conduce por pasadizos laberínticos, llenos de cuadros y retratos. Llegamos a una sala enorme con dos sillones de terciopelo rojo, y entre ellos una mesa pequeña.

-Por favor tomad asiento- dice mientras ella se sienta en uno se los sillones de terciopelo rojo.

Blake y yo nos sentamos en el otro, teniendo así a la reina Aquamarine enfrente.

-Primero de todo, mi nombre es Aquamarine, pero eso ya debéis saberlo. ¿Cuál es vuestro nombre?- pregunta curiosa.
-Mi nombre es Blake.
-Y el mío es Loxie.
-Bien ahora que ya sé quienes sois, ¿de qué queríais hablarme?

Las aventuras de LoxieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora