Las aventuras de Loxie

Capítulo 17

Las siguientes horas las tengo algo borrosas.

Sólo recuerdo que cuando paré a descansar una orda de unicornios zombies iba hacia mí. No me quedó más remedio que correr hasta despistarlos.

Y ahora corro, corro lo más rápido que puedo. Jamás pensé que esos animales tan magníficos pudieran convertirse en esos repugnantes monstruos. Pero así fue. Y estoy huyendo de los unicornios zombies. Es difícil de creer, pero el planeta Majahory está sufriendo el apocalipsis de los unicornios zombies.

Soy la única, sin contar a Lindsay, que conoce el lugar donde la cura se encuentra y su manera de aplicación. Pero es un camino largo de recorrer lleno de unicornios zombies, que te persiguen y te convierten en uno de ellos si te hacen sangrar con su cuerno.

Hablemos de la cura: la única cura que existe son las lágrimas del sauce llorón más antiguo de Majahory. Esas lágrimas tienen que ser abocadas en el cuerno del primer unicornio infectado. Las lágrimas, al hacer contacto con la magia del cuerno del unicornio, harán que los efectos de la inyección puesta en este desaparezcan por completo de todos los unicornios.

Pero ya he dicho que era una misión arriesgada, porqué si no se cura el primer unicornio infectado antes de la décima noche, el planeta entero quedará en un apocalipsis de los unicornios zombies para siempre.

Y ahora me encuentro corriendo, porqué muchos unicornios me siguen, y por eso corro, para salvar mi vida y las suyas.

Me escondo en una arboleda para que no me vean. Voy rumbo a la cueva detrás de la cascada donde se encuentra el sauce. Creo que no estoy muy lejos, porqué ya oigo el sonido del agua cayendo por las rocas, que luego va llevada por el río. Continuo mi camino cuando estoy segura de que los unicornios me han perdido de vista. Paso a paso voy avanzando, siguiendo la corriente del río, confiando en que voy bien encaminada, vigilando que ningún unicornio me siga, o me oiga, o cualquier cosa que pueda hacer que me ataquen en cualquier momento.

Pasan las horas y ni rastro de la cueva. Continuo caminando, nada. Pasan las horas y, por fin, la cascada. Se ve a lo lejos, pero se ve. Me apresuro, es mas, empiezo a correr a pesar del agotamiento. Al poco llegó y entro en la cueva. Está oscuro, pero por suerte llevo mi linterna. Camino hacia el centro de la cueva donde está el sauce. Recojo cinco lágrimas en un frasco, y cinco más en otro (por si se desperdicia el primero). Recuerdo que sólo dispongo de tres días más para llegar al pueblo llamado Plung, donde está custodiado por los científicos que tienen a Sabby, el primer unicornio infectado.