Capítulo 2

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Aparque el auto en frente de mi casa, saque las cosas de la cajuela y con mucha dificultad camine hacia la puerta. Como pude saque las llaves de mi bolsa, abrí la puerta, entrando a la casa, estire mi pie para cerrar la puerta. Sentí a Roosevelt en mis rodillas, deje las cosas en el piso, tome a Roosevelt entre mis brazos, le acaricie su cabecita. El maulló.

-Ya es hora, peque-dije, lo baje. Subí corriendo las escaleras, me desvestí rápido. Para luego meterme a bañar. El agua estaba helada, por lo que salte en cuanto me toco. Maldecí por lo bajó por no prender el calentador  pero no tenía tiempo. Me puse shampoo y luego me enjabone el cuerpo. Me quite el jabón, cerré rápidamente la llave y tome una toalla, estaba temblando.

Me coloque crema, para luego ponerme mi ropa interior. Me lave los dientes. Salí del baño, me coloque unos vaqueros con una playera y mis converse. Cheque que todas mis cosas estuvieran en mis maletas. Me cepille el cabello y me maquille. Cerré las puertas y las ventanas. Salí a guardar mi auto en el garage. Le marque a un taxi, ya se me había hecho bastante tarde. Tome un poco de agua fría y me comí un chocolate. Amaba el chocolate, no podría vivir sin él. 

Un claxon sonó, mire por la ventana, ahí estaba el coche que me llevaría al aeropuerto. Abrí la puerta, el conductor me ayudo a subir mis maletas. Tome a Roosevelt, mi bolsa y cheque una vez más si estaba todo en ella, mi boleto, pasaporte, celular, aspirinas para el dolor de cabeza. Tome mi suéter y salí de la casa.

(...)

El vuelo se me hizo eterno, no me gustaba viajar en avión. Me daba una jaqueca horrible desde que tenía quince años. Además me da vértigo al pensar que estoy muy lejos del suelo. Trate de distraerme viendo películas, leyendo, escuchando música o durmiendo. Pero simplemente no pude conciliar el sueño, ni concentrarme al leer, tampoco podía ver pacíficamente una película, porque siempre el pensamiento de que estoy en un avión, separada del suelo; me llegaba constantemente. Lo único que medio me relajo fue escuchar música.

Seguí caminando, le dije a Leo que me viera en la sala E4, mis maletas venían en un carrito empujado por un empleado del aeropuerto. Roosevelt venía en su jaula encima de todas las maletas. Llegamos a la sala donde encontraría a Leo, la sala estaba atascada, me paré de puntitas y alcé la vista, para poder buscarlo. Leo era bastante alto a decir verdad, media como uno noventa. Lo vi, estaba de espaldas a lado de los asientos, al parecer Mia se encontraba sentada. Le indique al empleado dónde ir. Al estar cerca de donde se encontraban, le pedí al empleado no hacer mucho ruido y me eche a correr, estando atrás de Mia, cubrí sus ojos con mis manos.

-¿Quién soy?-pregunté, Leo volteo a verme y sonrió.

-¿Shai?-pregunto emocionada.

-Adivinaste-dije, quite mis manos de sus ojos, ella rodeó el asiento y me dio un efusivo abrazo.

-Te extrañe-dijo abrazándome más fuerte.

-Yo igual-susurre a su oído. Se separó de mí y se acercó a Roosevelt. Leo sonrió aún más.

-Hermana-dijo y se acercó-¿Desde cuando no te veo?

-Desde hace cinco años-dije y me abrazó. Leo me sacaba más de una cabeza por lo que quedaba en su pecho. Le correspondí el abrazo, casi no lo veía por su trabajo. Por lo regular veía más a Mia y Alice- ¿Dónde esta Alice?

-Se sintió mal, por lo que se quedó en su habitación- contestó, se separó de mi-. Bueno vámonos.

Nos dirigimos al estacionamiento, llegamos al auto. Me abrió la puerta del copiloto, susurre un gracias y entre, Roosevelt y Mia iban en la parte de atrás. Arrancó el auto, salió del aeropuerto para dirigirnos a su casa.

El camino a su casa se me hizo largo, muchos recuerdos que borre de mi mente regresaban al ver cada estructura, cada lugar, donde pase momentos felices. Mis ojos comenzaron a arder y un nudo se formaba en mi garganta. Una lágrima se escapa y viaja por mi mejilla, agradezco que Leo ni Mia puedan verme. Prefiero concentrarme en otra cosa, saco mi celular para no pensar en que estoy en el lugar más triste y deprimente de mi vida.

Volverte a encontrar- sheoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora