Noches de Sheo- Capítulo 27

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-Yo...

-Shhh, solo baila- susurro en mi oído.

Mis brazos rodearon su cuello, me rescoste en el hombro de Theo y cerré los ojos, quería seguir en la magia de aquel beso. Seguimos bailando, sumergidos en un mundo irreal, donde no había obstáculos, donde solo eramos los dos, no había una boda, ni estaba Aisha. En ese momento eramos aquellas personas que en algún tiempo se enamoraron, que pasaron cosas hermosas y desastrosas, en ese momento el pasado y el presente volvían a unir un lazo que se había roto.

Theo tomo mi rostro entre sus manos, no abrí los ojos, no quería despertar, pude sentir su aliento en mi boca, sus labios acariciaron los míos y de pronto me estaba besando de nuevo, sus labios dibujaban mi boca, su lengua jugaba con la mía, sus manos trazaban mi cara y sus sentimientos oprimían mi pecho. ¿Qué era realmente lo que sentía Theo por mi? ¿Seguía sintiendo lo mismo que hace diez años o solo estaba jugando conmigo?

Se separo de mi, me miró a los ojos, con aquel brillo que solo tenía cuando estaba feliz, me abrazo, solo pude escuchar como suspiraba y luego murmuraba para si mismo "Lo siento, Shai". Mi corazón se quebró y aunque los dos sabíamos lo que significaba seguimos bailando toda la noche hasta que decidimos irnos, en el transcurso de regreso al hotel, sentí como mis ojos pesaban y sin más me deje llevar por los brazos de Morfeo.

(...)

Las ganas de hacer del baño hicieron que me despertase, estaba soñando tan lindo, con un mundo lleno de dulces, osos pandas y millones de colores. Abrí mis ojos deseando que mi cuerpo me hubiera avisado en otros momentos, mire el techo sabía perfectamente que no era el techo de la casa de Alice, de pronto me acorde de que vine a presenciar la boda de Barbara así que debería de estar en el hotel. Me incorpore y mire a todos lados, que yo recuerde así no era mi hotel, miré lo que traía puesto, una camisa azul celeste con finas rayas de color blanco. Y como siempre mi mente no se mantuvo quieta y empezó a formular teorías.

¡Qué diablos hiciste, Shai!

Me puse de pie demasiado rápido que sentí que todo daba vueltas, me tenía que tranquilizar si quería saber en donde estaba, tengo que tener la mente clara. Primero el baño, busque algún indicio de donde se encontraba el bendito lugar, habían dos puertas, fui a la de la derecha y era un armario, luego fui a la de la izquierda y al fin mi alma pudo descansar en paz, lave mi cara y mis manos, como pude arregle mi cabello que era un completo desastre. Salí de la habitación, el olor a comida inundo mis fosas nasales. Seguí caminando hasta encontrarme a Theo de espaldas, escuchando música y cocinando. Me detuve, agarre una parte de la camisa, la lleve a mi nariz, en ese momento comprendí a quien le pertenecía. La cabeza me empezó a dar vueltas, yo no pude hacer eso, Aisha es mi mejor amiga casi mi hermana. Theo volteó, sonrió, yo no pude devolverle la sonrisa, quería vomitar.

-¿Estas bien, Shai?

-Theo, ¿qué paso anoche?

-Ok, no es lo que piensas, solo te quedaste dormida en el coche y te traje a mi casa para no desviarnos.

-¿Tu casa?

-Me compre una casa hace un año de descanso. Ven, hice de desayunar-me senté en la pequeña mesa de madera que se encontraba a lado de la cocina, Theo me llevo un plato de chilaquiles en salsa roja, mi estomago rugió. Se hizo agua mi boca, ¡Dios, esto se ve delicioso!-.¿Café?

-Por favor.

-Es uno de los mejores cafés del mundo-me sirvió en una taza que puso frente a mi, tome un poco, ¡Es el mejor café que he probado!¡Necesito conseguir uno!

-¿Dónde lo has comprado?

-Lo traje de uno de mis viajes a Colombia.¿Por qué, te gusto?

-¡Me encanto!

Volverte a encontrar- sheoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora