Enamorada De Mi Vecino

11. Leche en el suelo

Mackenzie

Me levante tarde, pues era sábado y no tenía universidad, tomé el saco azul que estaba sobre la cama y me lo puse, me arregle el pelo recogindolo en un moño en forma de dona.

Estaba totalmente segura que Andrew no estaría en casa, pues desde lo que ocurrió ayer en la noche, la cual causó que nuestros cuerpos choquen, no tenía el valor para verlo, y ni las ganas de arreglar mi cara. Así que salí por la puerta.

Cruce sin ningún problema la sala y llegue a la cocina, tome un vaso de la alacena, y buscaba algo para comer, abrí un cajón y encontré un paquete de oreos. Lo tome, pues Allie no le interesaban las galletas, me acerque al refrigerador y saque la leche, puse en el vaso y cuando lo iba a regresar a la refrigeradora escuche algo de sopeton.

De mis dedos algo sudados callo el cartón de leche, esparciendo por el suelo, no era tanto pero si se notaba, y cuando vi al marco de la puerta vi a Andrew reír y moviendo su cabeza.

- Señorita Sorbete, usted si que no puede estar quieta- decía él, tomando un mantel de la silla.

- Todo es tu culpa - me agache a alzar lo que quedaba del cartón de leche, y lo puse sobre la mesa.

-¿ Por que no admites que es tu culpa? - Se agachó y con el trapo limpio el piso. Pero yo me agache rápidamente para limpiar Lo qué había causado.

- Está bien, es mi culpa por tirar, pero la tuya por aparecer así de repente - tome un pedazo del mantel. Con la intensión que él la suelte, pero en sus planes no lo estaba.

- ¿De repente?, pues este es mi departamento... Y dejame limpiar- dijo alejando de mis manos del mantel.

- pero uno se asoma con delicadeza, y no... Yo hice esto... Pues yo limpio - sujete de nuevo el pedazo de mantel y lo hale hacia mi.

- Te quiero ayudar- halo hacia él.

Yo lo hice más fuertemente y su cuerpo vino contra mi, botandome al suelo.

Él colocó sus manos al rededor de mi cintura para no caer más a hacia mi.

Lo tuve tan cerca, que pude sentir el aire entrar y salir de su nariz, me quedé paralizada al igual que él. Hasta qué escuche un chillido.

- ¡An! - Voltee a ver y era Allie parada atrás de la mesa.