Es un beso extraño, nada que ver con lo de la otra vez, lo del cuartito. Demasiado lento.
Introduzco mi lengua y tiro un poco de su pelo y ahí está. Noah reacciona de la manera esperada, me aprieta más contra él y baja sus manos a mi culo.
Esto está mejor. Hasta que escucho un llanto.
-Noah, el niño. –digo separándole con las manos.
-¿Qué niño?
-El del salón. ¿Cuál va a ser?
-Oh mierda. –va al salón.
Yo me quedo en el marco recuperando la respiración.
-Ash –grita. –Creo deberías venir a ver esto.
-¿Qué pasa?
Se tapa la nariz y me señala al bebé.
-Se ha hecho caquita ¿Tus tíos no te dejaron nada?
-Sí. Ahí.
Cojo su mochilita y extiendo una especie de manta en la mesita de café. No sé cómo se llama esto, pero sé que el bebé va encima.
Lo cojo y le quito lo pantaloncitos, desabrocho el bodi y saco el pañal.
-Por las barbas de merlín. –alucina Noah.
-Solo es caquita de bebé Noah.
-Su puta madre.
Limpio al angelito y lo recojo todo. Listo.
-Misión realizada con éxito –sonrío.
Me mira y sonríe ampliamente.
Joder, qué mono es...
¿No se supone que eres tú la que tiene que resistirse a él y ayudarme a mí?
Se supone pero... tú míralo.
-¿Qué? –dice él.
Ay joder, qué sonrisa tan bonita.
-Nada. –sonrío yo también.
El pequeño Tomás vuelve a llorar.
-¿Qué le pasa ahora? –pregunta Noah agobiado.
-No sé, puede que tenga hambre. –miro la hora. –Sí ya le va tocando. ¿Dónde está su leche?
-Bueno... Julia le da el pecho... –mira mis pechos.
-¡¿Tengo pinta de vaca lechera?! –una pequeña risa burlona sale en su cara y se encoge de hombros.
Bufo y voy a la cocina mientras sigo acunando al bebé.
En la notita de la nevera no pone nada, pero me imagino que las medidas son de biberón.
-¿Dónde guardas el cola cao?
-Y yo que coño sé.
-Joder busca.
Tras abrir un par de puertas lo encuentra.
-Aquí está. ¿Para qué...?
-¿No hay por ahí harina de bebés?
Mueve unos botes y tras asentir sacar un biberón, un medidor, y la harina de bebés.
Por la pinta cuando no está su madre, los abuelos le hacen biberón. Me lo imaginaba.
-Ten. –me lo da al terminar.
Al terminar con el bebé le tumbo en el parque y cae rendido por el sueño.
Me siento agotada en el sofá. No sé cómo haré el día que mi hermana tenga hijos. O yo misma. Noah se sienta a mi lado y le miro.
-¿Por qué o te pones una camiseta de una vez? ¿No tienes frío?
-No. –ríe. -¿Por qué no nos besamos un rato?
Me río y me inclino un poco hacia él. Él hace lo mismo y justo antes de que me toque le giro la cara con la mano y echo a correr.
-Ni lo sueñes. Esta vez no te escapas. –se levanta y viene corriendo detrás de mí.
Llegamos a la cocina y empieza a perseguirme alrededor de la isla central mientras nos reímos. Después de un rato con el pilla-pilla se da un golpe con una silla y se sienta.
-Ay, me duele. –protesta él.
-A veeer, quejica. –digo intentando recuperar el aliento.
Justo cuando estoy llegando a su lado, se levanta y me coge en volandas como si fuera un saco de patatas.
-¡Mentiroso! ¡Bájame hijo de la...
-Oye, que hay niños. –protesta él divertido.
-Me voy a cagar en...
-Esa lengua.
-Pues bájame. –chillo yo.
-No. Hasta que me digas lo que quiero oír, no.
-¿Y qué es lo que quieres oír?
-Dime que soy el más guapo, apuesto y sexy del mundo.
-Jamás.
-Bueno, tú misma. –me sacude un poco.
-Vale, vale. Eres el más guapo, sexy y apuesto.
-Del mundo.
-Del mundo. –repito entre dientes.
-Eso ya lo sabía, mujer.
-Ahora bájame cacho mier...
-Esas no son maneras de convencerme. –canturrea.
-Dijiste que me bajarías. –la cabeza se me está nublando... Qué mareo...
-Cambié de opinión.
-Bájame, por favor. Haré lo que quieras.
-Hecho. –me baja inmediatamente.
-Ay... por fin. –digo sujetándome a algo.
-Acuéstate conmigo.
-¿Perdón?
-Dijiste que harías lo que quisiera.
Se cree gracioso y todo.
-Vale, vuelve a subirme. –levanto las manos delante de él son las muñecas juntas como si quisiese que me las atara
Me agarra por las dos muñecas juntas y me las levanta por encima de la cabeza. Me da un beso en la comisura de los labios.
-Bien pues ya que no vas a acostarte conmigo pues puedes... ¿darme un masaje?
-Bueno, eso... –me quedo pensativa... –Eso puedo estudiarlo.
-Además me lo debes por lo de ayer. –tiene razón, por lo que asiento. -Voy a por la crema.
-Toma. –dice dándome el bote.
-¿En la cama o en el sofá? –pregunto.
Abre los ojos y sisea con los dientes.
-Joder Ash.
Le miro entrecerrando los ojos.
-En el sofá. –dice divertido.
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Tuviste que ser tú .COMPLETA.
Novela Juvenil¿Cómo actuarías tú si la persona en la crees confiar, te decepciona? Ash siempre fue una persona difícil, pero tras una ruptura complicada se vuelve desconfiada, e incluso algo escéptica. Noah, por su parte parece el típico chico guapo adicto a a la...