Capítulo 31: Sustos, el coche y un 'Te quiero' inesperado.

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-Pero es muy difícil quedarse embarazada ¿No? –pregunta sentada en el suelo.

-Basta que no lo quieras para que te acierten en la diana.

-No lo creo, además solo una vez. Y así... Porque fue muy rápido y además...

-Tía pero no me lo cuentes. –exclamo molesta. –Que es mi hermano.

-Bueno, ¿Y ahora qué?

La miro decidida.

-A esperar hasta mañana para comprar la píldora. –digo.

Ella bufa.

-Si tomases la píldora como yo, no te pasaría eso. –la recrimino

-Joder, no es lo mismo. Uno, tú la tomas porque la necesitas para regular, dos, eso son hormonas, y tres, hay que acordarse de tomarla todos los días. Además tú usas condones.

-Por si acaso. –asiento. -Pero en caso de despiste puedo estar tranquila.

-Pero no sueles tenerlos.

-Con Max, alguna vez... –recuerdo.

-Joder.... –vuelve a enterrar su cara en sus manos. –Qué vergüenza.

-Dile que vaya él, no te jode.

Ella vuelve a bufar.

-Dentro de lo que cabe, podría ser peor. –me encojo de hombros.

Tampoco es tan grave.

(...)

-Noah, nos vamos. –digo agarrándole por el brazo.

-Pero...

-Ni pero ni hostias. Vamos. –me mira sorprendido pero me hace caso, y dejamos a Paula y a Lucas solos.

Subimos en el coche y antes de arrancar me mira.

-¿A casa?

-A un sitio donde podamos estar solos. –asiento.

-¿Solos? –me mira perverso. –¿Para qué?

-Para jugar a las cartas, no te jode. –digo notando como se extiende el calor por todo mi cuerpo.

Hace lo que le pido y me lleva hasta el sitio en el que cenamos el día de la cita.

-¿Y bien? –dice al apagar el motor.

-Dame tu móvil. –ordeno.

-¿Mi móvil? –me mira interrogante.

-Sí, déjamelo. –asiento.

Me lo da y lo pongo en silencio bajo su ateta mirada. Acto seguido lo lanzo a la parte de atrás y me subo a su regazo.

-Ash –dice en mi boca –Por fin.

Tiro de su labio provocándole un gruñido.

Me sube el vestido y sus manos acarician la parte trasera de mis mulsos.

-Esto ya es zona conocida. –ronronea pellizcándome un nalga.

Aparta las bragas y mete un solo dedo. Moviéndolo en lentos círculos.

-Sí, señor, siempre lista. –gimo levemente. –Te lo advierto, no pienso ser suave. ¿Está claro? –gruñe introduciendo otro dedo más.

-Sí. –gimo. –Hazlo ya, joder.

-Ah no, pienso tomarme mi tiempo, además ahora ya nadie puede interrumpirnos. –sonríe maliciosamente –Tú déjame a mí.

Imaginando que no aumentará la velocidad cierro los ojos y me abandono a su ritmo. Giro las caderas en círculos acoplándome a él. Hasta que, de pronto, me quedo vacía. Abro los ojos y le miro confundida.

-¿Qué? –me mira burlón -¿Acaso querías más? Ahora es mi turno. –lleva sus manos al pantalón y se baja la cremallera liberando sus ganas de mí.

Nota mental: Vendetta por dejarme a medias.

Echo un poco las piernas hacia atrás y le acaricio mientras le beso. Subo y bajo lentamente la mano, ahora me toca a mí torturarle. Gime y cuando paso el dedo pulgar por la punta se estremece y me sujeta la muñeca con fuerza.

-Basta de jueguecitos ¿Tomas la píldora?

-No. –miento.

Se levanta un poco sacando un pequeño envoltorio de su bolsillo trasero.

-¿Me lo pones tú?

-Trae. –sin dejar de mirarle llevo el pequeño paquetito hasta mi boca y lo rasgo con los dientes.

Se lo coloco y el deja escapar el aire entre sus dientes.

Sin más lleva sus manos a mis caderas y me penetra con un solo movimiento brusco.

-Sí Noah. –gimo.

-Me encanta cuando dices mi nombre. –susurra él con voz ronca.

Una de las manos viaja a mi espalda alta y me atrae hacia él, para besarme, despacio. Al compás con sus movimientos, lentos, suaves. Era extraño, casi como si me estuviera haciendo...

¿El amor?

¿Qué? No. No puede... él no... yo no...

Basta Ash, enséñale quien manda, enséñale cómo funciona el juego.

Cojo sus manos, agarrándole por las muñecas, y las llevo a la parte trasera de su reposacabezas.

-Ahora lo haremos a mí manera. –digo acelerando mis movimientos y moviéndome en círculos.

-No Ash, déjame ir... despacio por favor.

Acerco mi boca a su cuello dejando besos húmedos por éste y su mandíbula. Llego a su barbilla y le muerdo, con fuerza. Emite un gruñido y se suelta del agarre de mis manos. Coloca un brazo alrededor de mi cintura y levanta su cadera en busca de la mía a una velocidad casi despiadada.

De repente llega ese cosquilleo en mi vientre. Estoy cerca, muy cerca. Y ¡PAM! Exploto a su alrededor abandonándome a los espasmos del orgasmo. Con un par de embestidas más se queda quieto y después de un fuerte gruñido, sé que él también ha llegado.

Sale de mí provocándome otro espasmo más. Echo mi cuerpo hacia atrás para que él pueda abrocharse los pantalones de nuevo y me recuesto en su pecho, apoyando la cabeza en su hombro mientras se recuperan mis constantes vitales.

-Ha sido increíble Ash.

-Sí increíble. –exagero.

Tampoco le tires tantas flores. Ha sido normalito ¬.¬

Pobrecillo.

-Te quiero. –dice en un susurro casi imperceptible. Pero le oí.

Hostia puta

NO

Lo ha dicho...

¡NO!

Simplemente callo.

-Eh Ash. –dice moviéndome un poco.

Me quedo quieta un poco más simulando que me he quedado dormida.

-Mmmm –me levanto y le miro achinando los ojos. -¿Qué?

-Debemos irnos. –ríe.

Me da un pequeño beso y me bajo de su regazo.

'Te Quiero'

Joder... Cállate.

Puta mierda.

A ver, no... Quizá solo estaba extasiado y exageró un poco. En esos momentos el cerebro no riega bien, la sangre se encuentra en otra parte...

Tú finge ser un cactus. 

Tuviste que ser tú .COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora