Capítulo 25: ¿Momentos incómodos? ¿Dónde?

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-Vístete que tenemos comida familiar aprovechando que estás aquí. –dice mi padre al entrar en mi cuarto.

-Voy.

Cierra la puerta y se va.

Me inclino para mirar a Noah debajo de la cama, pero no está.

-Podría acostumbrarme a esta vista todos los días.

Me doy la vuelta y me lo encuentro mirándome el culo.

-Pervertido. –le tiro un almohadón.

Lo esquiva y se me tira encima.

-No decías eso ayer por la noche. –susurra en mis labios

-Mmmm... –me hago la pensativa. –No me acuerdo. Deberías haber aprovechado ayer.

-Y que lo digas. –dice riéndose.

Salta por el árbol de la ventana a su casa para que no le vea nadie. No había pensado en eso ayer. Muy "Tarzán", pero al chico le hacía ilusión.

A mitad del segundo plato me llega un mensaje suyo.

Hace buen día, ¿Hacemos algo? -15:06

¿Qué propones? -15:09

No sé, cuando llegues a casa abre la ventana ;) -15:10

Sonrío ante ese mensaje.

-¿Qué te pasa? –pregunta mi prima Alba, que está a mi lado. –Tienes una sonrisa de tonta en la cara...

-Boh, tu calla. –le digo riendo.

Al rato me llega otro mensaje. De Max.

¿Qué tal las vacaciones? No sé nada de ti desde que llegaste. Te echo de menos. -15:18

Mi boca se abre en una O. Me he olvidado de él. Salgo a fuera y le llamo.

-Hola guapa. –dice cuando me coge.

-Hola guapo. –digo sonriendo, a pesar de que no me ve.

-¿Qué tal las minivacaciones?

-Bien, bueno –me río –Me he llevado una sorpresa inesperada, pero bien.

-¿Qué sorpresa?

-O'Donnell. Ha venido a la casa de mis vecinos, que parece ser que son parientes lejanos suyos. O algo así.

-Oh vaya.

-Y... ¿Qué tal?

Claramente me está preguntando si ha pasado algo. ¿Pero cómo se lo digo?

-Bueno, pues me ha llevado a cenar y así. Y nos hemos besado un par de veces.

-Ah. Que bien.

Se hace un silencio incómodo. Es mi mejor amigo. No debería estar incómoda con él.

-¿Y tú qué tal?

-Ah bien. Hace sol. –ríe.

-No te jode, si no hace sol en el Caribe mal vamos. –me río con él.

-He ido a la playa, y ya, no hay mucho más que hacer aquí. Y hay cada una que... –dice suspirando.

-Estúpidos ricos pijos. Cuidado con las caza fortunas eh.

-No te preocupes, no les doy tiempo a que sepan de eso. Me las paso por la piedra y las largo.

-Cuidado con el escopeta, culo que ve, culo que peta. –nos reímos los dos juntos. –Que no te pique una medusa eh. Te quiero.

-Que no te pique el merluzo. Y yo.

Cuelgo porque veo movimiento en el interior del local y tendré que volver a la mesa. Me río por lo de O'Donnell, y me relajo porque no ha ido tan mal. Es el mejor del mundo.

Me preocupaba un poco que después de ser, bueno, follamigos, se volviese rara nuestra amistad. Pero lo nuestro puede funcionar sin sexo, ¿no? Pero sabíamos que esto iba a suceder antes o después.

-El postre viene ahora. –dice Alba sacándome de mis pensamientos.

-Voy.

Llego a casa y me acerco a la ventana, la persiana de Noah está bajada, así que supongo que estará durmiendo.

Le mando el mensaje igualmente.

Oye Tarzán, ya estoy en casa. Cuando quieras te despiertas. -16:49

Me alejo de la ventana, la dejo abierta y cierro las cortinas. Me saco el vestido por la cabeza, me quito los zapatos y voy al baño a pasarme un cepillo por el pelo.

-¡Joder! ¡Qué susto! –digo al volver y ver a Noah encima de mi cama.

-Yo también me alegro de verte. –dice asintiendo y mirándome de arriba abajo.

-Imbécil –exclamo riéndome.

Me acerco al armario y me pongo unos pantalones y una camiseta de andar por casa.

-¿En qué habías pensado? –pregunto.

-No sé. Solo quería verte.

-Pues podemos quedarnos aquí.

-Ah bueno. En ese caso... –se levanta de la cama y se acerca a mí agarrándome por la cintura. –Ya que estoy aquí, podríamos hacer algo juntos. –sonríe de lado.

-Ah, pues sí. Hay algo que me apetece hacer. –paso mis brazos por su cuello –Y, bueno... tiene que ver con quitarme la ropa... –susurro en su boca.

Abre los ojos y traga saliva.

-¿Cómo qué? –murmura él.

-Bueno, primero tengo que saber si te apetece. –vuelvo a decir en sus labios.

Asiente enérgicamente.

-Genial. –le doy un besito corto y voy al baño, se queda inmóvil. Cuando vuelvo y le enseño el bote de crema lo entiende todo y empieza a reír.

-Ala, manos a la obra. –le lanzo el bote.

-Pensaba que... –niega con la cabeza –Da igual.

Me quito la camiseta, y me tumbo boca abajo en mi cama.

-No te acostumbres eh. Te lo doy hoy porque estoy de buen humor. –dice subiéndose encima de mí.

-A mí con que lo hagas.

Me suelta el broche del sujetador y me extiende la crema. Me estremezco porque está fría.

-¿Fría eh? –se burla.

Termina de esparcirla y empieza a apretar moviendo las manos en círculos.

Como me encanta que me toquen la espalda.

-Dios... ¡qué bien se te da! –digo cuando se levanta y se tumba a mi lado.

-Hay cosas que se me dan mejor. –sonríe de lado.

-Doy fe.

Me empuja suavemente por el hombro hasta darme la vuelta, me besa el cuello y baja por la clavícula hasta llegar a un de mis pechos desnudos.

-¿Qué cojones? –grita Lucas al abrir la puerta.

Tuviste que ser tú .COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora