Ataque al castillo telmarino.

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Editado 02.01.18

En el aire surcaban dos hipogrifos, cada uno con un pasajero entre sus patas. En uno viaja Kayla y en otro Edmund, al llegar a la torre más alta un guardia presintió la presencia de ambos, pero un hipogrifo lo tomo por los hombros y emprendió vuelo, dejándoles libre la torre.

El trabajo de ambos era dar la señal. Luego de verificar que el lugar estaba despejado, Edmund encendió y apago su linterna, en forma de señal. A los segundos, otro grupo de hipogrifos volaba sobre la torre.

Mientras que en otra parte, fuera del castillo, los Narnianos se preparaban para la guerra.

Kayla vigilaba, por si algún telmarino los lograba observar. Vaya que tenia razón en sospechar. Un telmarino había alcanzado a ver a Edmund con su linterna, pero Susan logro darle con una de sus flechas cuando el soldado amenaza a Edmund con otra.

Los ratones, encabezados por Reepichepp, ya habían ingresado al castillo. Su deber era bajar el puente.

Por otro lado, Peter, Caspián, Trumpkin y Susan, quienes habían llegado en hipogrifos, habían amarrado una soga para bajar hasta el despacho del profesor. El primero en bajar fue Caspián frente a un cuarto, la biblioteca del profesor.

-Profesor -lo llama Caspián, pero no obtuvo respuesta-. Profesor -pero al entrar, lo único que halló fue un terrible desastre en la biblioteca. Los libros estaban rotos y tirados en el piso, y sin rastro del profesor.

-Tengo que encontrarlo -dijo Caspián al solo encontrar los lentes de su profesor.

-No tienes tiempo, tienes que abrir la reja -le replicó Peter.

-Sin el jamás habrías llegado, Peter, ni siquiera yo -espetó el pelinegro. Peter miro a su hermana en busca de apoyo.

-Tú y yo podemos con Miraz.

-Y aun así llegare a la reja a tiempo -luego Caspián salió en busca del profesor.

En otro lugar del castillo, un telmarino acababa de encontrar a un gato con las patas y el hocico amarrados. El hombre desvaino su espada en busca del enemigo, pero en ese momento un pequeño guerrero colgaba sobre su cabeza.

-Si, soy un ratón -dijo el pequeño Reepichepp, y acto seguido ataco con su pequeña espada la cara del telmarino.

Los ratones esperaban a alguien para ayudarlos, al abrir la puerta se encontraron a Trumpkin con una flecha en su arco. Cuando la disparo los ratones la siguieron con la vista, llevándose la sorpresa de que había un telmarino detrás de ellos.

-Esperábamos a alguien más grande -dijo Reepichepp a Q.A.

-Hay que ver quien lo dice -le respondió con ironía el enano.

-¿Y se supone que eso es irónico?





Mientras en los calabozos, Caspián acababa de llegar a la celda de su profesor.

-¿5 minutos más? -dijo Caspián con burla.

-¿Qué haces aquí?, no te ayude a escapar para que te vuelvas a meter -mientras hablaba, Caspián le quitaba las cadenas-. Escapa antes que Miraz pueda enterarse que estas aquí.

-Juro que dentro de poco lo sabrá, le daremos tu celda.

-No quiero subestimes a Miraz como tu padre lo hizo.

-¿De que estas hablando? -preguntó Caspián con vos asustada.

-Perdón -el profesor bajo la cabeza y Caspián entendió perfectamente. Salió corriendo hacia la habitación de su tío, sentía correr la rabia en sus venas y sus ojos ardían por las lágrimas intentando escapar.

Las Crónicas de Narnia: Los telmarinos que salvaron NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora