Los nervios de los futuros reyes. Maraton 2/3

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-¿Nerviosa? - pregunto una voz detrás de Kayla. Tomo la daga cercana pensando que seria un telmarino que quisiera cobrar venganza por Miraz. Al levantar los ojos al espejo vio el reflejo de la persona dueña de la voz, no era alguien que llegaba a luchar contra Kayla. Nunca lucharía contra ella sino por ella.

En el marco de la puerta, con su cabello castaño mas despeinado de lo normal, Edmund Pevensie, con sus ojos almendrados observaba los claros ojos de Kayla atreves del espejo.

-No - mintió Kayla, de hecho no sabia hasta cuando sus nervios encontrarían un límite.

-¿Segura? - inquirió Edmund. Kayla vio atreves del espejo como Edmund se acercaba a ella, sintió la mano de el castaño en su muñeca tratando de relajarla. Cuando Edmund logro relajar mano de Kayla, hizo que ella soltara la daga. Al instante Kayla se alejo, dejando a Edmund frente al espejo, el vio su reflejo con una sonrisa divertida: sabía que ella estaba nerviosa.

-Si.

-Bien - respondió Edmund mientras observaba la daga que Kayla sostenía hacia unos segundos. Era la más valiosa y hermosa que ella tenia, su empuñadura era de oro con la figura de un león en la punta, era filosa y emitía un ligero brillo bajo el sol. Kayla nunca había encontrado un momento digno de utilizarla pero, sin duda alguna, era una daga honorable para una guerrera como Kayla.

-Bien - dijo Kayla después de un tiempo.

Edmund suspiro sonoramente, dejo la daga en donde estaba, volteo y vio que Kayla lo miraba, lo miraba como alguien que oculta algo detrás de el.

-Kayla, te conozco mas de lo que crees, se que estas mintiendo. - Kayla abrió la boca para contradecirlo pero Edmund se adelanto - Cuando estas nerviosa muerdes tu labio - Kayla se dio cuenta que las palabras del chico eran ciertas: sus dientes tenían capturados la parte izquierda de su labio inferior. Con lentitud hizo que sus dientes relajaran el agarre de su labio hasta liberarlo completamente.

-Tal vez un poco - admitió Kayla, hizo un esfuerzo enorme para no volver a tomar su labio con los dientes.

-No debes estarlo. - Edmund tomo la mano de Kayla y empezó a balancearlas - Yo estaré ahí.

-Así que si me caigo ¿tú me sujetarás?

-Siempre - respondió mientras apretaba la mano de Kayla.

En la habitación de al lado, dos muchachos -un poco mayores- tenían su propia escena de romance.

El chico trataba de arreglar su cabello para el evento que se aproximaba.

La chica, recostada en un sillón, observaba la desesperación del chico en el reflejo del espejo.

-Te ves nervioso, Caspián - se burlo Susan aun recostada en el sillón.

-Nervioso, emocionado, desesperado. . . -Susan soltó un suspiro, se acerco a el por sus espaldas. Caspián observo como los ojos de Susan se alzaban detrás de su hombro en el reflejo del espejo.

-Yo debería sentirme así. - Caspián escucho lo que Susan le decía, a pesar de no poder ver sus labios - Yo voy a llevar al futuro Rey de Narnia a su trono.

-Susan, tu ya pasaste por eso, sabes lo que se siente.

-Me sentía muy feliz ese día - confeso Susan con ojos soñadores.

-¿Quién los llevo a sus tronos?

-Aslan.

-Y yo que pensaba que la tradición de que el antecedente acompañe a el futuro rey era cosa de telmarinos - Caspián rio torpemente.

-Aslan no era nuestro antecedente. Aslan siempre es y será el Rey de Narnia - dijo Susan mientras se colocaba enfrente suyo.

-¿En serio?

-Créeme, he aprendido eso a las malas - Susan bajo su cabeza pero Caspián cambio de tema antes de darse cuenta.

-Entonces, ¿es la segunda coronación en la que no es el antecedente el que lleva a los futuros reyes? - Susan asintió con la cabeza de forma dudosa - Que honor.

-No se te olvide que mi coronación fue la primera.

-Susan, no hay nadie mas en el mundo que quisiera que me llevara.

-Y no hay nadie mas en el mundo a quien yo quisiera llevar - ambos pelinegros se sonrieron de una manera tierna.
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Aquí la segunda parte del maratón, esperó les guste. :*

Las Crónicas de Narnia: Los telmarinos que salvaron NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora