El encuentro con Caspian.

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Editado 31.12.2017

El cielo se oscureció llegada la noche. Los seis se encontraban acostados, alrededor de lo que había sido su fogata. Habían decidido descansar y continuar al día siguiente, pero nadie dormía.

- ¿Lucy, estas despierta? -pregunto Susan a su hermana. Ella le hizo señal de que si y Susan continuo-: ¿Por qué crees que yo no vi Aslan?

-Si me crees ¿verdad? -preguntó la pequeña Pevensie mirando a su hermana.

-Bueno nos hizo cruzar el río.

-Tal vez en realidad no querías.

-Tu sabias que volveríamos ¿cierto? -preguntó Susan con un suspiro.

-Eso esperaba.

-Ya estaba resignada que nos quedaríamos en Inglaterra.

-Pero estas feliz de volver ¿cierto?

-Mientras dure -ambas hermanas miraron el cielo hasta quedarse dormidas.

Por otro lado Kayla miraba las estrellas, ellas nunca se irán, eso fue lo que su madre le dijo antes de morir.

Fue una mañana soleada, Caspián y Kayla habían salido ya de sus clases con el profesor Cornelius. Su madre se encontraba postrada en una cama, con una enfermedad incurable.

-Caspián ¿crees que sea cierto lo que nos dijo el profesor? -pregunto Kayla, tendría unos cinco años. Hace edad cualquiera creía todo lo que le decían los adultos.

- ¿Lo de los reyes de antaño? No lo sé -en la clase de ese día habían hablado de el Rey Peter, la Reina Susan, el Rey Edmund y la Reina Lucy-. Es igual que los Narnianos, no creo que exista -por alguna razón, que Kayla desconocía, Caspián no creía en los Narnianos.

Pero ella si, le fascinaba la idea de que mas allá del castillo, de el pueblo y de todo, se encontraban animales que hablaban, criaturas mitad hombre, mitad caballo o enanos.

-Yo si lo creo y espero algún día toparme con uno.

-Kayla, no existen -Kayla bajo la mirada al oír decir eso. Caspián, que se sintió mal por haberle dicho aquello, se le ocurrió una idea para animar a su hermana menor.

-¿Que tal si vamos a buscarlos? - Kayla levanto, sonrió hacia su hermano y corrió hacia la caballeriza.

Esa tarde se divirtieron como no lo hacían en mucho tiempo, habían montado a caballo, había jugado con espadas y dagas, habían subido a los arboles. Y a pesar de no haber hallado a ningún Narniano, esa era una de las tardes que jamás olvidarían.

Al regresar, se encontraron con todo el lugar vacío. No fue hasta que su profesor corrió hasta ellos que vieron una cara familiar.

-¿Qué pasa? -preguntó Kayla, entonces su voz era la de una niña, que no conocía el dolor o la tristeza, aún. . .

-Su madre. . . -dijo con la voz quebrada. Ambos hermanos no esperaron más y corrieron hacia la habitación de sus padres.

Encontraron a su padre llorando, abrazado de su madre. Ella tenía sus ojos casi cerrados, su piel pálida y labios morados, su cabello era un nido de nudos, pero seguía siendo su madre.

-Hijos -dijo con su débil voz. El primero en acercarse fue Caspián-. Cuida de tu hermana, cuídate a ti y cuida el reino que algún día te pertenecerá. Pero sobre todo jamás te olvides de sonreír y ser tú -Caspián retrocedió reprimiendo las lágrimas, al igual que su padre. Pero es mucho mas complicado para un niño de ocho años-. Hija -dijo la mujer hacia su única hija. La niña no se contuvo y se lanzo a los brazos de su madre-. Tranquila, no debes llorar, no quiero que mi ultimo recuerdo tuyo sea llorando -la mujer le sonrió pero luego le dio un pequeño ataque de tos, nunca sabes cuando puede ser tu ultimo ataque de tos-. Jamás te olvides de mi, porque siempre estaré a tu lado. Cuando me extrañes mira hacia las estrellas, no habrá día en el que faltan, como yo tampoco lo haré -dicho esto la niña se alejo y se refugio en los brazos de su padre. No sabia que seis años después el moriría. Los últimos momentos de su madre no los vio, prefirió llorar en el hombro de su hermano. Lloro hasta que se hizo de noche, entonces salió ha ver las estrellas.

Las Crónicas de Narnia: Los telmarinos que salvaron NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora