JANE FAIRFAX era huérfana, el único fruto del matrimonio de la hija menor de la
señora Bates.
La boda del teniente Fairfax, del... regimiento de Infantería, y la señorita Jane Bates,
había tenido su época de esplendor y de ilusiones, de esperanzas y de atractivos; pero
ahora nada quedaba de él, excepto el melancólico recuerdo de la muerte del marido en
acción de guerra en el extranjero... de su viuda, consumida por la tisis y la tristeza pocos
años más tarde... y aquella hija.
Por su nacimiento Jane pertenecía a Highbury; y cuando a los tres años, al perder a su
madre se convirtió en la propiedad, la carga, el consuelo y la niña mimada de su abuela y
de su tía, todo parecía indicar que iba a vivir allí el resto de su vida; que iba a recibir una
educación proporcionada a los escasos medios de su familia, y que iba a crecer sin
frecuentar la buena sociedad y sin poder perfeccionar los dotes que la naturaleza le había
proporcionado: encanto personal, viveza de ingenio, un corazón sensible y un trato
agradable.
Pero los compasivos sentimientos de un amigo de su padre le dieron la oportunidad de
cambiar su destino. Ese amigo era el coronel Campbell, que había tenido en gran estima
al teniente Fairfax, considerándolo como un excelente oficial y como un joven de grandes
méritos; y además le debía tales atenciones, durante una terrible fiebre que se declaró en
un campamento, que creía deberle la vida. Éstas eran cosas que no podía olvidar, a pesar
de que pasaron una serie de años, después de la muerte del pobre Fairfax, en los que él se
hallaba en el extranjero, pero su regreso a Inglaterra le permitió llevar a cabo sus
propósitos. Cuando regresó averiguó el paradero de la niña y se informó acerca de ella. El
coronel estaba casado y sólo tenía un hijo, una niña que debía tener la misma edad que
Jane; y Jane se convirtió en huésped habitual de su casa, en la que pasaba largas
temporadas, siendo muy querida por todos; y antes de que cumpliera los nueve años, el
gran cariño que su hija sentía por, ella y su propio deseo de dispensarle su protección,
movieron al coronel Campbell a ofrecerse para correr con todos los gastos de su
educación. La oferta fue aceptada; y desde entonces Jane había pertenecido a la familia
del coronel Campbell y había vivido siempre con ellos, sin visitar a su abuela más que de
vez en cuando.
Se decidió que Jane se preparara para la enseñanza, ya que los escasos centenares de
libras que había heredado de su padre hacían imposible toda posición independiente. Y el
coronel Campbell carecía de medios para asegurar su porvenir de otro modo; pues a pesar
de que sus ingresos, procedentes de su paga y sus asignaciones, no eran nada
