IX. Lágrimas

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K A Y  D I  A N G E L O

Leo sacudió su cabeza varias veces—Hermosa damisela, este servidor es Leo Valdez. Hijo de Hefesto y esto es el Bunker 9, bienvenida al mundo de Leo—contestó besando la mano de la muchacha y haciendo una ligera-pero graciosa- reverencia.

Leo sonrió, originando un ligero nerviosismo a Kay.

Ella enrojeció. En apenas dos minutos, el jovel latino había conseguido inquietar a la hija de Hécate. También había conseguido dejar perdida a la joven con su acento y su manera de ser.

Soltó una risita y enrojeció más todavía-si aquello era posible—Adiós Leo—se despidió dejando otra risa. 

—Asuntos pasados—me limité a decir y a encogerme de hombros.

—Bien...—respondió enarcando la ceja y utilizando un tono pícaro y poco convencido por mi respuesta.—Pues Leo Valdez, Annabeth Chase, Piper McClean, Jason Grace y yo, y bueno. Ahora tú— sonrió.

Reí cubriendo mi boca y miré a alguien fulminando a Percy con la mirada

—Percy, creo que se quién es tu novia—solté una risita.

Percy abrió los ojos y suspiró—¿Enserio?.

—¿Es rubia, alta, de ojos grises y analiza a la gente que nunca había visto?—sonreí.

—¡Sí! ¿Cómo lo sabes?— se emocionó.

—Porque te está matando con la mirada, a tí y a mí—llevé mis manos a mis caderas.

—¿¡Qué!? Oh no, ¡Annie!— se giró corriendo hacia ella. Annabeth se dio media vuelta y caminó.

Carcajeé fuertemente, al ver como Percy intentaba llegar hasta ella, pero Annabeth iba muy rápido.

—¿Riendo de desgracias de la vida, Bella Dama?—mis mejillas ardieron.

Me retorné hacia él, cuando le escuché—¡Leo! ¿Cómo estás?

—Muy bien, Kay ¿Tú?— respondió con una sonrisa.

—Genial— bajé el tono cuando vi a Alex llorando en busca de lo que al parecer era yo.

—Sabes, Leo. Me encantaría hablar ahora, pero Lou me pidió que la ayudara con algo en la cabaña—di un ligero golpecito a mi cabeza rodando los ojos—Hablamos luego, ardiente latino—reí.

—Nos vemos.

Corrí hacia la figura de Alex que yacía en el suelo— Sígueme.

—¿Qué te pasó, Alex?— pregunté preocupada—No me gusta ver personas tristes.

Sollozó.

—Mis hermanos celebraron mi muerte—aspiró por la nariz afectada— ¿Tan mala fui?— preguntó mirándome a los ojos.

Suspiré, cosa que al parecer se me hacía costumbre—Yo no sé eso, Alex—la miré—Yo no puedo ver tu vida de así por así—contesté—Y no lo creo. ¿Cuándo moriste?—pregunté con cautela.

—Hace unas horas... Me atropelló mi...El que era mi novio—se deprimió— ¿Tan mala era que él mismo me mató?— preguntó más triste aún.

Sonreí ladeadamente.

—No eras mala—aseguré.

—¿Cómo lo sabes?—aspiró por la nariz y dedicándome una mirada esperanzada.

—Solo las almas buenas vienen a mi rápido—sonreí— Las almas malas menores de 22 pasan un tiempo como fantasmas, cuanto más malo se es más tiempo se pasa como fantasma— ella sonrió.

Princesa de Las Sombras (Nico Di Angelo) ||Completado||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora