XXXVII. Apolo, Ayuda

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A L I C E  H A R T

Arrastré al chico hasta el sillón y le dejé con cuidado. Revisé la cara del chico, no tenía ningún rasguño, gracias a Zeus. El rubio solo había gastado mucha energía y terminó desmayado al causar esas llamaradas.

Suspiré―¿Están todos bien?―pregunté a los chicos.

―Sí―contestó la rubia de ojos grises.

Hija de Athenea, seguro.

―Kami, ¿Cómo estás?―preguntó la chica de ojos verdes a la de ojos azules.

Ella gimió tocando su torso―Nada que un poco de néctar no cure―intentó reír, pero solo logró hacerse daño.

―María―llamé a mi amiga.

Ella se giró hacia mi―Trae el néctar, por favor―le pedí mientras me levantaba a ver a la hija de Zeus.

La observé, estaba muy mal. Tenía 6 cortes en su cara y uno era profundo, en sus brazos habían moratones y varios cortes, pero no tan profundos―¿Puedo?―señalé su camisa.

Asintió adolorida.

Levanté un poco su camiseta y... Vaya, eso sí que eran moratones y cortes. Absolutamente todo su cuerpo yacía cubierto por heridas―Eso no se vé bien, ¿Cómo es que no te has desmayado?―pregunté asombrada.

La chica pareció pensar la respuesta y cuando la obtuvo la respuesta contestó―Debo mantenerme firme para mis amigos―miré hacia María, que me sonrió apenada.

―Eso está bien―le sonreí.

Me fui de la sala, no sin antes de mirar al rubio para asegurarme si estaba bien.

K A Y  D I  A N G E L O

Alice había salido de la habitación y Kami de había avergonzado, de seguro pensaba si había dicho algo malo y, la verdad no lo hizo.

-Perdonenla, ella es así-se disculpó María trayendo el néctar.

Kami se quejó-¿Estás bien?-preguntó una preocupada Annabeth.

Ella asintió-Solo son los cortes, me harden.

-Con esto se te curará-María le dio el vaso a Kami para que se lo tomara.

Y así fue, se lo bebió.

Y eructó-Asquerosa-fruncí el ceño.

-Me amas y lo sabes, nena-intenté reír, pero no pude, al igual que Annabeth.

Mierda, esto dolía. Pero no lo suficiente como para pararme en el camino. Miré a Jake y no sé como pude, pero fui hacia él y llevé mi oreja a su pecho. Aún latía. Sentí como un gran peso de mis hombros caía fuera de mi, creo que por eso se me hacía tan dificil moverme.

-Está bien-sonreí a Kamila y a Annabetg.

Las dos chicas suspiraron.

-Hefesto les metió en este lío, ¿verdad?-preguntó María, dándome una toalla húmeda.

-Gracias. Sí, si conseguimos llevarlas al Olimpo, yo... Conseguiré unos dones para... Luchar contra Cronos.

María abrió los ojos-¿¡Cronos de verdad se está alzando!?-preguntó sorprendida.

Kami asintió y Annabeth abrió los ojos.

-¿Lo sabías?-preguntó Annabeth confunsa.

María se encogió de hombros, pero cuando iba a decir algo, Alice la interrumpió.

Princesa de Las Sombras (Nico Di Angelo) ||Completado||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora