El terror me invadió, con solo mirar la puerta abrirse lentamente y con lo que pasaba justo afuera, era nuestro fin. Miré su cara, eso creí, pero fue solo por milisegundos antes que él se colocara una capucha en ella, entro sin pensarlo, parecía tranquilo, un hombre de unos 38 años aproximadamente, por unos segundos me miró directo a los ojos, me morí del miedo, sentí esa mirada tan profunda y oscura que evite en seguir manteniendo la mirada en el a toda costa, no quería morir, temí en ese momento. Todos gritaban, solo era cuestión de segundos para que enojara el tipo y comenzara a matarnos a todos, era terrible.
—¿Por qué hoy? ¿Qué era lo que querían? —Esas preguntas me invadían, a cada segundo, constantemente.
— ¡Mocosos, guarden silencio! —Nos gritó él repentinamente, aunque eso hizo más el problema ya que se alteraron todos a reacción de su grito. Y eso hizo que nadie hiciera caso.
Comenzó hablar él solo, llegaron otro par de personas igual como él, se sentaron en el escritorio de la maestra.
—¿Aún no lo vamos a hacer? —Dijo uno de ellos dirigiéndose al que había entrado primero.
— ¿De que hablaban? ¿Hacer qué, exactamente? — pensé mientras los observaba, trataba de tranquilizar a los demás y decirles que tuvieran cuidado con lo que hacían, un movimiento en falso y moríamos en un instante.
—Aún no hay una orden— Respondió.
—Aún no lo creo, que nos mandaran a hacer este tipo de orden, es una total locura, pobre de estos niños tuvieron mala suerte este día—Murmuró el sujeto calvo.
— ¿Qué es lo que sucede aquí? ¿Alguien dio esta orden de atacar a la escuela, y matarnos a todos? — Tenía que pensar en algo para salir de aquí, ya paso mucho tiempo que ellos están aquí y aun no llega nadie a rescatarnos.
—Tenemos que cumplir las indicaciones—Seguía su plática entre ellos.
— ¡Quiero a mi mamá! —Mi compañero de al lado comenzó a decir en voz alta.
—¡Shhh! silencio, cálmate por favor —lo trataba de calmar.
—Tenía que salvarlos, pero ¿cómo haría eso? — Ellos son tres contra mí, ni con lo que me enseñaron mis padres me bastaría, además tienen armas con que me acerque unos centímetros a ellos me matarían enseguida sin dudarlo dos veces.
Uno de ellos comenzó a revisar nuestras pertenecías — ¿Qué es lo que busca? —Solamente los observaba, no me importaba que se llevaran todo, no había nada de valor aquí.
—Veamos que encontramos por aquí. —Su sonrisa daba miedo, mucho más que la mirada del otro sujeto y del calvo.
Revisó varias mochilas y no encontró nada en lo absoluto, era de imaginarlo, solo tenemos 12 años qué esperaba encontrar ¿Aparatos tecnológicos? estaban prohibidos ¿Dinero? no mayor a cuatro dólares, era lo que nos daban la mayoría de las veces a cada uno de nosotros para gastar.
—¡Oye Frank! no hay nada aquí, pura basura de libros y más libros—dijo.
—Solo déjalo, en cualquier momento llegara la autorización. —El primer sujeto le respondió.
Los segundos pasaban y aumentaba más mi tensión, nadie llegaba a rescatarnos.
— ¡Ya no puedo más! —Escuche alguien gritar, con voz quebradiza.
No podía imaginar en ese momento, que Devén, iría contra ellos, era muy peligroso, siempre fue una persona así de impulsiva no le importaba si lo mataran con eso se libraría de todo, pero esa no era la manera correcta de hacerlo. No es la forma en la que debió pelear por su vida.
Solo lo observé, como todos los demás. Corrió a gran velocidad hacia la puerta, pero uno de ellos lo alcanzó, lo tomó del brazo y lo colocó junto a la pared de espaldas mirándonos a nosotros.
— ¿A dónde crees que vas niño? —El calvo le preguntó.
— ¡Quiero irme de aquí! —Deven contesto llorando y forcejando.
— ¡Oye Frank! ¿Qué hacemos con él?
—Mátalo. —Ordeno.
— ¿Que dijeron? —No podían hacer eso, era incorrecto, era perverso y cruel hacerlo. Comenzaron a gritar todos en ese instante en que habló, y en eso abundo la desesperación, la tensión entre todos, se derramo con esa simple palabra. No quería verlo morir frente a mí, no podía pensar que sería de la misma forma como pasó con nuestra maestra, que murió frente a todos nosotros en segundos. Lo colocaron enfrente de todos nosotros, no era verdad, no, no quería escuchar el sonido del arma ser disparada, no quería presenciar como el sonido de la bala atravesaba su cuerpo. Nos pidieron mantener nuestra mirada hacia Devén, no sabía qué pasaría si no seguíamos sus órdenes, tal vez igual que él, muertos.
Comenzaron a salir mis lágrimas y caían al suelo una tras otra.
—Si desvían la mirada, los matare también. —dijo el sujeto con una gran sonrisa en su cara.
Se escuchó, era tan fuerte, mi corazón latía demasiado rápido, comencé a temblar, se notaba en mí, como esa sensación de que todo se acabó en ese instante. Escuchaba gritar y llorar de todos mis compañeros, diciendo su nombre. —¿Murió? — solo me quede viendo como moría, solo mire en él una sonrisa —¿Lo imaginé, él estaba sonriendo? ¿por qué? —no lo entendía.
Miré su sangre, era un rojo intenso, muy abundante, quedé en shock total ya no podía escuchar en ese momento a los demás, mis oídos emitían un sonido interno, solo me centraba en Devén, me encerré en un mundo de pánico un par de minutos. Mi mente solo observó ese suceso, las imágenes corren una y otra vez en mi cabeza sin parar, se repetía, no podía detenerlo, no hay un final para parar esto.
Sentía como eso me atormentaba, me destrozaba mentalmente.
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R.E.D
ActionPrimer libro de R.E.D Histon Rad, una joven de 17 años, se encuentra en el centro de una cacería gubernamental por parte del gobierno de Fred Osword. Los eventos traumáticos de su pasado la impulsan a tomar decisiones que cambian su vida para siempr...