Luz se despidió de sus nuevas amigas y se dirigió hacia la cueva. Avisó que quería empezar con su viaje, en ese mismo día, y se despidió de los demás.
Ella partió el rumbo con Rossi. En el camino, estuvieron hablando de lo que estuvieron haciendo todo ese tiempo sin verse.
Ellas entraron al bosque y escucharon un ruido entre los arbustos. Se pusieron en posición de ataque y sacaron sus espadas. Un monstruo horrible, repleto de sangre, salió.
-¡esto es pan comido! ¡déjame esto a mí!- dijo Rossi, preparando un ataque.
-¡de acuerdo!- asintió Luz.
Rossi lanzó un resplandor de energía e hirió al animal. Luego del ataque, el monstruo avanzó hacia Luz. Esta no estaba preparada, le había dejado que su amiga lo encargase de destruir. Entonces, llegó Rossi con un salto ágil y clavó el lomo del animal con su espada, haciendo que este se desvaneciera.
-ay... ¡gracias! creo que me confié... pero eres sorprendente- agradeció Luz a su amiga.
-¡no te preocupes! soy una de las guerreras más fuertes, jajaja- comentó Rossi.
Las dos se echaron a reír y, luego, prosiguieron con el viaje.