Luz y sus acompañantes se marcharon, dejando atrás a Drago.
Sintieron un fuerte temblor en la tierra.
La heredera no pudo soportar más la sensación de que el chico que apenas conoce salga herido en una batalla con su medio hermano y volvió rumbo atrás sin importar ese orden y las palabras de sus amigos.
Cuando llego, vio a un dragón herido, era el. Sus ojos no soportaron ver la cantidad de sangre que derramaba y corrió hacia el. Intentó curarlo. No fue muy efectiva, pero sirvió de algo.
El enemigo quiso atacar, entonces una aura poderosa rodeo a Luz.
-no lo harás- espetó la chica envuelta en símbolos y llamas.La chica libero su poder interno y se volvió más poderosa. Se quitó su saco (? No se) y se preparó para atacar.
No estaba sola, la acompañaba Drago, en su apariencia humana, sonriendo. Su sonrisa la conmovía, pero no era hora para expresar sus sentimientos.
Ellos dos se transformaron y entraron al campo de batalla donde los esperaba Darko, impaciente.
Los dos jóvenes hicieron movimientos de doble coordinación, que tenían efecto.
El dragón negro retrocedió unos pasos y se echó encima de su medio hermano.
Luz intentó ayudar y le lanzo fuego, el cual lo esquivo dejando de estar sobre Drago.
Tuvieron una larga batalla y los oponentes estaban cansados y con la respiración agitada.
Luz y Drago unieron sus miradas y sólo con la vista decidieron hacer el último intento.
-yo, Luz, heredera del poder del fénix...- pronunciaba la chica.
-yo, Drago, heredero del poder de los dragones de los truenos- siguió el chico.
-entregamos nuestra vida a cambio de un poder capaz de derrotar al enemigo más poderoso que se crucé en nuestros caminos y unidos los venceremos de un solo intento...- dijeron al mismo tiempo los dos.
Darko se quedó paralizado por temer al resultado que le esperaba. Mientras los jóvenes unieron sus fuerzas y mente con el poder extra y originaban la gran bola de energía de unas llamas envueltas en electricidad.
El malvado quería escapar pero ya era tarde y los dos lanzaron con sus últimas fuerzas ese ataque gigantesco y lo hicieron polvo, acabando con su vida, incluyéndolos.
Rossi y Seto llegaron pero no encontraron ni rastro de ninguno de ellos. Sólo vieron una pluma y un escama, los cuales pertenecían a Luz y a Drago.
Rossi se puso a llorar y Seto la estaba consolando con la cabizbaja.
Ellos tomaron los dos objetos y los llevaron al reino de Drago, poniéndolos en un santuario como conmemoración a ellos, que sacrificaron sus vidas por el bien del mundo.