Ya era de noche. Luz regresó a su cabaña para prepararse. Agarró una bolsa y lo llenó. Era muy difícil para ella dejar a sus padres adoptivos.
-hola, querida- saludó la mujer.
-hola, mi dulce niña- dijo el hombre y besó la frente de la joven.
La muchacha empezó a llorar y los abrazó.
-me tengo que alejarme de ustedes- dijo la chica llorando.
-ya sabemos- dijo la señora.
-un hombre llamado Andrés nos contó todo- explicó el señor.
-nos pidió que si queríamos borrar nuestras memorias- siguió diciendo el hombre con angustia.
-nosotros aceptamos... y mañana a la mañana nos olvidaremos de ti... pero ten en cuenta que siempre estaremos contigo- consoló la mujer a Luz y también empezó a llorar.
Después de un rato de desahogo, se durmieron. La joven aprovechó la situación y mandó una señal a sus compañeros. Ellos salieron y liberaron, en un collar, una hada. Esta echó polvo a la pareja dormida, la muchacha los besó y se marcharon de la cabaña.