1. Chica Fácil

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Hola a todo el mundo :3 Aquí les traigo el primer capítulo de mi nuevo fic, espero que les guste y antes de irme para que comiencen su lectura, quiero dedicar este capítulo a todos mis queridos seguidores <3 ¡¡Ya son 54!! XD XD no lo puedo creer.... T-T Me alegran la vida como no tienen idea :3 Espero que les guste y se merezca sus votos y comentarios. Gracias por leer.

PD: Respecto al ritmo de actualización, aún no estoy segura sobre eso ya que, como se habrán dado cuenta, me estoy dedicando a traducir al inglés mi fic "Gloria al Ramen", así que ténganme paciencia por favor que trataré de subir nuevos capítulos según mi tiempo libre me lo permita. Los adoro y gracias por su apoyo <3

1. CHICA FÁCIL

Otro día normal en la bulliciosa cafetería de la escuela: adolescentes alborotados por la horrible semana de exámenes que se avecinaba, chicos presumiendo entre ellos y discutiendo sobre quién tenía los bíceps más grandes o cuál era el más tonto por ser virgen aún, chicas hablando de ropa y maquillaje o intercambiando trucos de belleza o tips para adelgazar más rápido... En resumen, como ya se habrán imaginado, la típica secundaria.

¡Ah, sí! Lo olvidaba. Yo y mis amigas sentadas en nuestra auto-asignada mesa al fondo de la cafetería. ¿Ya mencioné que era otro día normal? Pues la cara de reprobación que mis amigas me dedicaban era otra muestra de aquello debido a que, como en todo día normal, había arrastrado a mi azabache favorito al armario del conserje para devorarnos el uno al otro.

- ¡Eres una zorra, Naruko! - exclamó mi mejor amiga Temari entre recriminatoria y juguetona.

- Me parece que estás obsesionada con él - afirmó mi otra mejor amiga Ino Yamanaka.

- Es cierto - la secundó la primera. - Esta es la cuarta vez en la semana que se juntan para hacer sus cochinadas.

- Qué puedo decir... - me defendí con una sonrisa picaresca mientras venían a mi memoria los recuerdos de todos los apasionados encuentros furtivos que tuve con el susodicho desde el primer día de clases: en el baño de chicas, el cobertizo ubicado en el patio posterior de la escuela, en el depósito del gimnasio, el laboratorio de química, la última fila del auditorio, el armario del conserje... ¡Uf! ¡Fiebre volcánica en camino! - Nadie coge como Sasuke Uchiha - y para rematar solté un suspiro digno de niña enamorada provocando que mis amigas rieran por lo bajo.

- ¿Y qué? - preguntó Ino. - ¿Al fin le dirán al mundo que se aman con locura?

- Pfff... - bufé por toda respuesta antes de rodar los ojos.

- Por favor, Ino - dijo la otra rubia con sarcasmo. - Sabes perfectamente que Naruko no cree en esas bobadas del amor. Además, amor es una palabra muy fuerte...

- Pues para resumirlo: ¡es puro sexo y ya! - interrumpí a mi "abogada". - Pero en fin, digamos que el Uchiha es mi favorito y punto - agregué en tanto me acomodaba mis largas coletas rubias que habían quedado hechas un desastre luego de mi reciente encuentro con el azabache. - Además, Sasuke sabe perfectamente que nunca habrá nada más entre nosotros.

Entonces sonó el timbre que anunciaba el fin de la hora de almuerzo y nos dirigimos a nuestro salón. Como ya lo habrán imaginado y lo están pensando ahora mismo: tengo todas las características de una chica fácil. Y pues, no hay más que decir porque las miradas que todos me dedican a lo largo de mi caminata por el pasillo confirman que esa "fama" nunca se despegará de mí. En fin, no me importa que digan tantas cosas estúpidas de mí o inventen historias cada vez más locas y rumores que sólo empeoran mi reputación. Aunque esas miradas de odio y recriminación alguna vez llegaron a lastimarme, ahora eran algo cotidiano a lo que no le daba ni las más mínima importancia. Y claro está, la mayoría de esas miradas furibundas provenían de chicas celosas y profesores chapados a la antigua, pues los chicos, lo admitieran o no, se morían por mí y por probarme. Por supuesto, como lo descubrieron, Sasuke era uno de esos chicos que me desvestía con la mirada y no ocultaba sus deseos hacia mí.

Y ahí estaba: mi azabache favorito dedicándome una mirada muy seductora mientras me acomodaba en mi pupitre ubicado a dos puestos más allá del suyo. Le sonreí antes de guiñarle un ojo y morderme el labio inferior en una respuesta sensual.

- Buenos días a todos y a todas - nos saludó el profesor de matemáticas y luego se volteó para escribir algo en el pizarrón mientras los demás comenzaban a tomar apuntes.

Por mi parte, no le presté ni un ápice de atención pues las matemáticas no eran mi fuerte porque no las entendía ni al derecho ni al revés y por eso, las detestaba. Así que me dediqué a garabatear en mi cuaderno hasta que la puerta se abrió y entró la directora acompañada de un chico que jamás había visto.

Nos pusimos de pie automáticamente a modo de saludar a la vieja Tsunade y luego de que nos pidió que volviéramos a tomar asiento, nos presentó a su acompañante:

- Les presento a Hinari Hyuga, su nuevo compañero.

- Muy buenos días a todos - nos saludó el interpelado con una reverencia.

- Ummm... Chico educado - susurré en tanto apoyaba mi mentón en la mano y mordisqueaba mi bolígrafo.

Entonces, mientras la directora se dedicaba a explicarnos por qué Hinari se nos unía un mes después del inicio de clases, yo me dediqué a analizarlo: un chico delgado, casi tan alto como el Uchiha, pálido, de cabello oscuro y con nada sobresaliente, excepto por aquellos gruesos anteojos que portaba. En fin, con sólo verlo supe que se trataba del típico chico nerd y freaky. Y obviamente, todo en él gritaba ¡virgen! Una sonrisa zorruna se dibujó en mi rostro en tanto el chico nuevo tomaba asiento delante de mí y acomodaba sus libros.

La clase continuó de lo más normal, sin tomar en cuenta que el Hyuga demostró ser un verdadero cerebrito que respondía correctamente y sin titubeos todas las preguntas que nos lanzaba el profesor por muy difíciles que fueran. Así transcurrieron dos clases más y en todo ese tiempo no dejé de observar al chico nuevo.

Se preguntarán por qué tanto interés en él. Pues verán, aparte de mi fama de chica fácil, era muy conocida por mi gusto por los chicos vírgenes. De hecho, el año pasado, mis amigas y yo fuimos "cariñosamente" bautizadas como "Las Desvirgadoras". ¡Ja! Suena tonto, lo sé. Sin embargo, el nombrecito nos vino como anillo al dedo pues según el rumor (que en realidad era una hecho), nos dedicamos a estrenar a todo virgen de la escuela desde que cumplimos 16 años y si es un chico nuevo, mucho mejor. Me relamí los labios.

- Señoritas, ya tenemos un candidato - afirmé con mi característica sonrisa zorruna luego de reunirme con mis amigas en el patio frontal de la escuela y mientras observaba a Hinari dirigiéndose a la puerta principal.

- ¿Te refieres a ese freaky? - cuestionó Temari incrédula en tanto analizaba al sujeto en cuestión que se había puesto a leer un enorme libro ajeno a la realidad. - Tienes que estar bromeando - y me miró a mí como si estuviera loca. - Obviamente, ese chico es virgen hasta el último pelo de la cabeza, pero ¡vamos! Creí que tenías mejor gusto, Naruko - se echó a reír y luego de un par de minutos de detestable burla, añadió: - Yo me retiro, decídanlo entre ustedes dos.

- Yo también me retiro - la secundó Ino.

- Como quieran, par de gallinas - sonreí muy pagada de mí misma. - Supongo que desde el principio sólo fuimos tú y yo - pensé en mi fuero interno mientras le lanzaba una última mirada hambrienta a mi nueva presa.


Las DesvirgadorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora