Las Desvirgadoras

22. Chica Desesperada

¡Oh, por Kami-sama! >o< ¡Es el fin del mundo! ToT ¡Estoy subiendo un nuevo capítulo en el mismo mes! Jajajaja XD De acuerdo, creo que exageré un poco ^^¿ Pero cuando la inspiración y el tiempo libre (y una pizca de insomnio) se combinan, hay que aprovechar sin lugar a dudas. Así que, mis adoradas y adorados, aquí tienen un nuevo episodio.

Espero que lo disfruten (para su placer quedó bastante largo) y antes de irme, les agradezco de corazón por haberse pasado por este y mis otros fics, sus votos, comentarios y por seguirme. <3 Muchísimas gracias y que tengan una buena lectura. ¡Hasta pronto! XD

22. CHICA DESESPERADA

Rodeé con mis brazos el cuello del azabache y estampé mis labios contra los suyos de forma demandante, buscando enredar su lengua con la mía. ¡Maldición! Lo deseaba tanto y sentir su cálido y agitado aliento contra mi cuello no ayudaba en lo absoluto.

— Ah... Hinari... — gemí al sentir sus manos viajando por mi espalda mientras abría la cremallera de mi ajustado vestido.

Sin perder ni un segundo, le quité la remera en un solo movimiento. ¡Rayos! Ni siquiera estando ebrio, el chico de los ojos perlados dejaba de ser un caballero... Bufé mentalmente ante el pensamiento de que en esos siete años sin vernos, no había cambiado para nada.

— ¡Demonios, Hyuga! — gruñí en un mezcla de exasperación y deseo. — Arráncame la ropa de una buena vez y hazme tuya.

Por toda respuesta, Hinari me dedicó una sonrisa jodidamente seductora antes de apoderarse de mis labios y arrojarnos a ambos sobre mi cama.

Supongo que se estarán preguntando qué rayos sucede. Bueno, no se necesita ser un genio para saber que tendré sexo con Hinari. ¡Ah! Quieren decir: ¿Cómo demonios llegamos a esto y cómo es eso de que pasaron siete años? Tendré que empezar desde el principio.

...

Luego de graduarme de la secundaria, me dediqué a estudiar diseño web y fotografía. ¡Fue algo fantástico! Empezando por el hecho de que adoraba todo lo relacionado a mi carrera hasta llegar a la facilidad que tuvimos mis amigas y yo para seguir en contacto, para salir a divertirnos y para recuperar todo el tiempo perdido con Sakura, ya que nos convertimos en compañeras de departamento al estudiar en la misma ciudad. Sin embargo, no había conseguido sacar de mi cabeza a Hinari Hyuga.

Era aterradoramente sorprendente lo mucho que podía llegar a extrañarlo en ciertas ocasiones o lo estúpida que podía sentirme al recordar las cosas terribles que le había hecho y al pensar que, con seguridad, se había olvidado de mí gracias a aquella maravillosa relación sobre la que constantemente presumía y subía fotos en sus redes sociales.

Me alegraba por él, no me malinterpreten. Pero, tampoco podía negar el hecho de que había momentos en que la envidia me corroía por dentro. Y no ayudaba en lo absoluto el hecho de que Sasuke, el muy estúpido y perspicaz Sasuke, se quedara varios días en nuestro departamento, cuando iba de visita, para atormentarme con sus tontos comentarios sobre lo celosa que actuaba al ver una nueva foto de la alegre parejita ya mencionada o los gritos de placer que le arrancaba cada noche a Sakura, impidiéndome dormir y recordándome mi prácticamente inexistente vida sexual desde que comencé mi etapa universitaria.

— ¡Estúpido Sasuke! — gruñí mientras me cubría la cabeza con una almohada tratando inútilmente de no escuchar la sinfonía lujuriosa de gemidos y gritos en la habitación de al lado.

En fin, así transcurrieron mis años como universitaria y pronto, me gradué y conseguí empleo en una revista de variedades muy popular. Desde el primer día, amé mi trabajo: Podía pasar todo el día sentada frente a una computadora diseñando cosas geniales y cuando era momento de trabajar como fotógrafa, mi entusiasmo no tenía límites. No obstante, como se imaginarán, el recuerdo del chico de los ojos perlados jamás me abandonaba.