Epílogo: Chica Correspondida

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Hola, hola ^^ Al fin pude darme un tiempo libre para traerles el final de esta historia <3

No pretendo alargarme demasiado con los agradecimientos, porque saben perfectamente que esta historia está dedicada a todos y todas ustedes, que me apoyaron desde un principio y que siempre están dispuestos (as) a regalarme unas palabras de aliento o un voto para seguir haciendo una de las actividades que más me apasionan: ESCRIBIR <3

Muchísimas gracias por tanto >3< Son los mejores lectores del mundo mundial y espero que disfruten su lectura y que me sigan acompañando en futuros proyectos. ^///^ GRACIAS y aquí se despide, por el momento, belfv85. Nos leemos...

24. CHICA CORRESPONDIDA

Llegué corriendo como un rayo al hotel donde se hospedaba Hinari y fruncí el ceño al percatarme de que todos los ascensores estaban ocupados.

— ¡Demonios! — maldije en voz baja antes de clavar mis ojos en las escaleras, resignándome a que si no quería seguir perdiendo el tiempo en la recepción, debía subir por ellas hasta el sexto piso. — Ya ni modo...— bufé y me dispuse a subir.

Para no alargar las cosas, imagínense a una Naruko toda agitada, con el rostro enrojecido por el cansancio y resoplando en busca de aire que, luego de casi media hora, se dirigía hacia la habitación 620 arrastrando los pies como si estuvieran hechos de concreto.

— Mal-maldi-maldición... — dije a duras penas. — No debí... Ha-haber de-dejado las... clases de spinning... — agregué mientras mi mano se posaba sobre mi pecho para aliviarme. — De acuerdo, — me erguí con firmeza una vez que recobré el aliento y vi que me hallaba frente a la puerta indicada, — llegó el momento de enfrentar las consecuencias de mi estupidez.

Dudé por unos instantes antes de tocar a la puerta y mientras esperaba alguna respuesta desde el interior, no pude evitar tragar grueso al sentir cómo mi nerviosismo se incrementaba.

— ¿Sí? — oí una voz femenina desde el otro lado. Sin embargo, no pude emitir sonido alguno. — ¿Naruko? ¿Pero qué...? — se cuestionó la sorprendida chica del cabello castaño al abrir la puerta y ver de quién se trataba.

— Escucha, eh... Vine para hablar contigo, eh... — Mierda. Ni siquiera recordaba el nombre de la persona cuyo perdón había venido a rogar. — Eh...

— Shiho, mi nombre es Shiho. — aclaró en tanto enarcaba una ceja denotando cierta molestia. ¡Demonios! Pésimo comienzo.

— ¡Lo siento mucho, Shiho! ¡Soy una idiota! — exclamé desesperada buscando no arruinar las cosas aún más. — ¡Lo siento! — rogué una vez más, pero entonces recordé a qué había ido: — Aunque, a decir verdad... Vine para disculparme por otra idiotez mucho más grande... — sentía como las palabras se atoraban en mi garganta, no sabía por dónde rayos comenzar y la desesperación no me ayudaba en lo absoluto. — Yo no... Es decir, yo...

— Te acostaste con Hinari anoche. — dijo sin más y con la mayor calma del mundo.

Sentí cómo una gota de sudor frío resbalaba por mi frente. ¿Acaso ésa era la calma que precede a la tormenta? Shiho no hizo más que permanecer en silencio mientras me estudiaba con la mirada y yo no podía hacer más que sentirme como la peor basura del universo con cada segundo que pasaba. Podía apostar mi cabeza a que en cualquier momento, la castaña me tomaría por sorpresa y me rompería la nariz de un puñetazo.

Lo que hizo a continuación me sorprendió sobremanera y no pude evitar adoptar una improvisada pose de karate buscando defenderme de aquel "golpe" que nunca llegó. Shiho se echó a reír alegremente desconcertándome por completo.

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2019 ⏰

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