2. Chico Nuevo

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Hola a todo el mundo XD Ya volví y conmigo les traigo el segundo capítulo de esta nueva historia :3 Mil gracias a todos los que se pasaron por aquí para saber de qué se trata este locura jajajaja XD Y por supuesto, muchísimas más gracias a quienes votaron y comentaron <3 LUV U!!

En fin, creo que eso es todo en cuanto a notas previas al capítulo y claro, ya me conocen, aquí van mis agradecimientos especiales :3 mil gracias a mis adoradas ValentinaRibeiroMorl (bienvenida a mi recoveco de locura, muchas gracias por seguirme <3 y espero que disfrutes mis fics), catadroguett, Sonrisa-de-Clo (jajajaja me hiciste reír con eso de tu fetiche XD y yo que soy un imán de freakies.... ¬¬ no concuerdo contigo jajajaja) y MeriStgoM. Espero que les guste este capítulo que va dedicado para ustedes, gracias por su apoyo >3<

2. CHICO NUEVO

- Cariño, el desayuno está listo - canturreó mi madre al borde de las escaleras.

- Ya voy, mamá - le respondí mientras me ponía la chaqueta negra de la nueva secundaria a la que asistiría ese año.

Acto seguido, tomé mi mochila y luego de contemplar por un buen rato las diferentes chaquetas escolares que colgaban en mi armario, producto de las innumerables ocasiones que cambié de escuela, suspiré resignado y me dirigí a la cocina.

- Aquí está mi maravilloso y guapo hijo - dijo mi madre a modo de saludo cuando crucé el umbral de la cocina.

- Buenos días, mamá - sonreí nerviosamente mientras la mujer de piel pálida, largo cabello oscuro y ojos grisáceos me pellizcaba las mejillas con una enorme sonrisa.

- Aquí tienes, cariño - agregó una vez que me senté y puso frente a mí un gran plato con huevos revueltos y tocino. - Buen provecho - me deseó antes de besarme en la frente.

- Gracias, mamá - tomé un tenedor y tragué saliva observando el enorme plato pues, según mi madre, no comía lo suficiente. - Se ve delicioso.

Cuando terminé con aquel copioso desayuno (¡al fin!), tomé mis cosas y me dirigí a la puerta principal no sin antes posar para la tradicional "foto del primer día de clases", impuesta por mi madre, con una sonrisa que expresaba un silencioso pero sincero: "¡Auxilio, mi madre está loca!"

Una vez que pude salir de casa, solté un largo suspiro pues por fin era libre de mi sofocante madre y, por primera vez en mi vida escolar, no me preocupaba llegar tarde a la escuela (más específicamente con tres horas de retraso) porque me habían dicho que la directora de mi nueva escuela estaría disponible después de la hora del almuerzo para encargarse de mostrarme el lugar y de presentarme con mis nuevos compañeros.

En fin, no le di más importancia al asunto pues había pasado por situaciones similares en mi interminable vida escolar como el chico nuevo: mudarme cada dos por tres, integrarme o más bien, tratar de integrarme (aunque sin éxito) a una nueva escuela cada año a veces hasta cinco meses después de iniciado el año escolar y, como supondrán, con mínimas oportunidades de hacer amigos o forjar un lazo parecido a la amistad... Sacudí la cabeza para apartar esas ideas de mi mente. Después de todo, éste sería un nuevo año y daría lo mejor de mí para mantener contenta a mi madre. Así que, a continuar con mi camino hacia...

- Secundaria Konoha, ¿eh? - aquella voz familiar que venía detrás de mí captó mi atención y me volteé para encontrarme con su dueño: un chico castaño, alto y esbelto, vistiendo un uniforme escolar azul y con una sonrisa socarrona en el rostro.

- Hola, Kiba - lo saludé. - Pues, ya ves - dije encogiendo los hombros y otorgándole una mejor vista del inconfundible uniforme que vestía. - Hice todo lo que pude para convencer a mi madre de que me inscribiera en la misma secundaria que tú pero... ¡Oye! ¿Y no se supone que deberías estar en clase ahora? - inquirí sorprendido.

Las DesvirgadorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora