Moraré contigo, mi Dios

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Por momentos,
Te contemplo con certeza,
gozo cuando veo Tu faz.
Otras veces,
si te busco con firmeza,
tristemente, no puedo más,
Cristo mío, contemplarte ya.

Te confieso, mi Amado Dios,
que repentinamente,
tan pequeñita me siento,
tan impotente,
Señor, ante Tu grandeza,
bajo mi frente
y ante Tu clara pureza,
mi alma comienza a llorar.

No, no me culpes, mi Señor,
de Tí no temo,
yo te conozco desde hoy,
mas, Tú a mí, desde siempre.
Eres piadoso, amoroso
y más que bueno,
si estoy entre Tus brazos,
moraré, eternamente.

En la falda de El Yunque con mi DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora