PRÓLOGO

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Había actuado rápido, no quería que en cualquier momento todos mis planes me fueran arrebatados. Sin más, tuve que hacerlo. Aunque cambiara mi vida drásticamente, aunque cambiara la suya.

La había conocido hace unos meses. Me encontraba de nuevo huyendo, refugiándome en diferente ciudad. Para mi suerte al llegar de Escocia, mi viejo amigo Jack Kilmer se encontraba ahora en aquella ciudad, Oxford. Me iba a volver loco si no salía de casa, había estado encerrado por más de dos semanas, tuve que contratar a una mujer llamada Martha, fue una coincidencia que llegara a mi casa a pedirme el trabajo y se lo di de inmediato, necesitaba comer, no podía seguir bebiendo vino todos los días y consumir comida enlatada.
En si, me encontraba completamente sólo, necesitaba salir y distraerme.

Cuando Jack llegó con su esposa a mi casa, tuve el presentimiento de que había sido la peor decisión. Y aún peor fue saber que tendría una cita con la sobrina de ésta, una mujer desconocida llamada Charlotte Revell.

No tenía humor para aguantar a una niña mimada, ni para una cita a ciegas. Pero era demasiado tarde, me encontraba tocando la puerta de su casa o más bien de casa de sus padres. Esperé unos segundos más para volver a tocar, comenzaba a dejar de tener la suficiente paciencia para esperarla más tiempo. Después de eso ella abrió, al principio creí que mis ojos me engañaban por lo que había visto o incluso que era una broma de mal gusto. Pues ella solo tenía puesto una toalla color blanco alrededor de su cuerpo y otra de su cabeza. Habia salido recien de la ducha, -que descaro- habia pensado en ese momento. Pero al verla sorprendida igual que yo tuve que reaccionar rápido para presentarme. Fue muy amable al dejarme pasar, tenía el presentimiento de que no sabía lo que ocurría. La esperé mientras admiraba unas pinturas colgadas en la pared, el artista tenía talento. Despues de un rato salió perfectamente vestida.

Y así comenzó. Admito que al principio de la "cita" me había impresionado un poco pero después supe que no estaba bien involucrarme con alguien como ella. Alguien que jamás entendería la situación en la que me encuentro. Mi amigo Step fue quien me recordó aquello.

-Step, ¿Que sucede?- Pregunté preocupado al contestar su llamada. Tenía mucho tiempo sin hablar con él. La cosa era que necesitábamos huir de Escocia pero no juntos, y decidimos separarnos por varios meses para controlar las cosas. Oh bien para no ser perseguidos y encontrados fácilmente.

-Vaya amigo, hasta que puedo comunicarme contigo. ¿Como van las vacaciones?- parecía divertirse. Él, claro estaba que las disfrutaba, pues estando en Las Vegas era de lo mejor y al lado de su fiel acompañante, Anis.

-¿Ha esto le llamas vacaciones? Es un infierno, Step.- Contesté después de asegurarme de que Charlotte no escuchara mientras se retiraba de la mesa en la que nos encontrábamos a fuera en Oxford Wine Café.

-No pensé que la pasabas tan mal.- Mencionó, y al otro lado de la línea escuché la voz de Anis decir algo.-Oh, Anis te manda saludos.

-Dile que igual, amigo. ¿Ustedes como la están pasando?

-Muy bien. Hubieras venido con nosotros.

-Sabes que es imposible.

-Pues no lo creas, te extrañamos tanto que iremos a Oxford.

-No te creo.

-Bueno, miento al decir que te extrañamos, pero enserio iremos a Oxford. Verás, me han informado que Marlon ha mandado a sus hombres a buscarnos, y ya localizamos a unos aquí en Las Vegas.- Era una mala noticia, y yo... Estaba demasiado tranquilo. Tenía que dejar toda esta locura de salir, incluso con una chica.

Terminamos la llamada y tomé la decisión de retirarme del lugar y no verla jamás. Admito que fui grosero pero era lo más conveniente para ambos.

Pero por situaciones del destino, volvimos a encontrarnos.

Aun así de ser una coincidencia, ella había interrumpido mis planes, ¡Carajo! Tenía que haber tenido más precaución. Una vez más había hecho algo bien que se convirtió en todo lo contrario, afectando a ella. Como siempre sucede. Ahora no me queda más que llevar esta carga conmigo. Y no me refiero a la carga de conciencia.

No podría haberme imaginado que pudiera cambiar su vida de esta manera. Pero sin duda era lo que tenía que hacer, y lo mejor.

-¿Drew?- La dulce voz de Anis me sacó de mis pensamientos. Era algo peculiar que tenía la novia de mi mejor amigo.

Me encontraba recargado en el auto mirando fijamente hacia la entrada de la casa de Charlotte, observando como Step se movía de un lado a otro. Le había ofrecido mi ayuda para llevar los dos cuerpos y preparar todo, pero él no la había aceptado ya que él es más cuidadoso en ese aspecto.

Moví la cabeza lentamente para mirarla alzando las cejas en modo de respuesta, aún con una postura de brazos cruzados y cara de seriedad, pues eso me mantenía atento a cualquier situación que se pudiera presentar. Solo estaba esperando para marcharnos de ese lugar.

-¿Llamaste al médico forense?

-Si, Arthur vendrá cuando los policías se enteren y soliciten su ayuda, él se encargará de todo.

-Pero, y si descubren que...

-Tranquila, eso está controlado, la familia de Charlotte lo creerá.- Sabía bien que le preocupaba a Anis, pero Arthur era un hombre de palabra y amigo, él sabía bien cuales eran nuestras razones y estaba dispuesto a ayudar en todo.

-Bien, los esperaré en el auto.- Se dio vuelta un poco mas convencida que antes y entró al auto justo enfrente del volante, lista para conducir. Step aún se encontraba dentro de la casa.

Tenía que darle presión para que terminara más rápido. Me acerqué a la entrada y lo encontré observando los cadáveres, el del arquitecto Farr se encontraba en su auto. Mientras que el cuerpo del hombre asiático con el arma en mano y del supuesto de Charlotte Revell se encontraban tendidos en la sala. Se observaba la escena trágica que había ocurrido esta tarde. Y el olor de gasolina inundaba mis fosas nasales.

-¿Estás...bien?-Le pregunté al tocar su hombro.

-¿Qué?... Sí, sí. Ya terminé, vamos.- Me giré para salir por la puerta.-¿Drew?- Me detuve y lo miré.

-¿Qué sucede? ¿La gasolina te ha hecho efecto?- Le pregunté algo serio pero con un poco de humor. El sonrió y esperó unos segundos en hablar.

-No, es sólo que... esto es demasiado. Imagínate amigo, que horrible será para la familia de Charlotte, cuando se enteren que está muerta y por la forma inexplicable en que ella murió en su propia casa.- Step estaba preocupado.

-Creí que no tenías corazón, Step.- Dije sarcástico. Eso lo hizo sonreír un poco.

-Claro que lo tengo, y tu también.

-No estés tan seguro, Charlotte pensó lo contrario cuando asesiné a Martha.

-Sabes que ella no tenía idea de lo que sucede.

-Hablas de ella como si fuera pasado.

-Pues en este mundo ya lo es.

-Vamos Step, pierdes mucho tiempo amigo. ¿Quiéres que nos maten?

-Vale, Vale... Hablaremos en el camino de eso.

-De acuerdo, date prisa. Que nos espera un viaje muy largo.

Dejé a Step de frente a la casa mientras yo caminaba hacia el auto.

-¡Vamos Step!- Anis le gritó desde el auto. Ya algo impaciente.
Subí a este, y observé como Step encendía un fósforo al caminar hacia el auto y después como lo dejó caer al suelo detrás de él. La llama de fuego rápidamente hizo contacto con el camino de gasolina que iba desde la entrada hasta el interior de la casa. Todo se ilumina velozmente y comienza a arder en llamas la casa de Charlotte, junto con cada cuerpo que se encontraba dentro.

-Bien, ya es hora de irnos.- Dijo al subir al auto.- Charlotte, espero que no te moleste que haya incendiado tu casa.-Susurra Step, convencido de que no recibiría una respuesta de la mujer inconciente que estaba a su lado en el asiento trasero.

Nuovodunia: El misterio en la oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora