CAPÍTULO 9

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-Vittorio Marinetti. Un italiano inteligente. Llegó aquí con su acompañante una pelirroja, muy hábil y bella, llamada Gianna. Vivieron, en está aldea por mucho tiempo. Eran como cualquiera de nosotros. Sólo que ellos siempre buscaban la manera de hacer esta aldea aun mejor, usando algo de técnicas para que las cosas resultaran fáciles para todos. Pero esto terminó mal, un día se supo que Gianna había muerto. Dejándolo a él solo y con una depresión que lo aisló de todos. Construyó su propia casa en el bosque y desde ese entonces no volvió a convivir.

-Esto es realmente triste.-Digo después de todo lo que me contó Helena.-Pero ¿nadie lo ayudó? ¿Nadie le ofreció su compañía, su apoyo?-Pregunto.

-Claro que lo hicimos, pero él sólo decía que estaría bien. Yo le llevaba pan todos los días, hasta que un día nisiquiera abrió la puerta. Comencé a dejarlo en la puerta, pero no faltaba algún animalillo que se lo comía. Así que tuve que dejar de ir.- Dice algo afligida.

-Y ¿como es que sobrevive apartado de todos?

-Bueno, te he dicho que es muy inteligente. Tiene cultivos detrás de su casa. A veces sale, pero en muy raras ocasiones.

-Pobre hombre.- Me da mucha tristeza saber que estaba sólo. Así como yo me sentía después de todo.

-Lo se, pero que más podemos hacer.- Se encoge de hombros.-Bueno querida ya has terminado por hoy. Si quieres te puedes ir ya.- Dice agradecida.

Mientras ella me contaba todo esto, limpiamos muy bien el gran horno donde se hace el pan.

-De acuerdo. Fue un gusto ayudarte. Mañana vendre.- Le sonreí antes de salir.

-Gracias Charlotte, te esperaré. Hasta mañana.- Me despedí con un movimiento de mano y caminé hasta la casa.

Ya era tarde, y decidí ir al manantial, tomé el jabón del estante del baño y una toalla. No me gustaba aun la idea de bañarme expuesta al aire libre. Veía que los demás suelen ducharse en el lago que está aun mas cerca de la aldea.

Así que me dispuse a ir al manantial.
Y al terminar tomé la toalla con la que me cubrí, tome mis cosas y regresé a la casa donde me pude cambiar de ropa. Y después de un rato escuché que Drew había llegado y bajé.

-Traje esto.-Dice al colocar una bolsa de tela sobre la mesa, junto con algunas verduras.

-¿A si?.- Dije al acercarme a la mesa para observar que hay en la bolsa.-¿Qué es?.- Pregunto con curiosidad. Al abrir la bolsa chillo fuerte del susto, al ver dentro, dos ardillas muertas.-Pero ¡que cruel eres, Drew!- Le grito y llevo una mano a mi frente mientras trato de calmarme.

-Es nuestra cena.-Dice muy calmado al sacar las pobres ardillas de la bolsa.-Me ayudarás a prepararla.- Saca una navaja de su bolsillo y comienza a quitarles la piel. Yo desvío la mirada al instante.

-No comeré eso.- Digo decidida.

-Pues entonces, prepara la ensalada. Mientras yo prepararé esto.- No me quedaba de otra, tenía hambre y comencé a limpiar las verduras y a cortarlas. Drew metió las ardillas al horno. Después de un momento se dio cuenta que se le había terminado la leña.

-Ven, acompañame por mas leña.- Me ordenó. Tomó su hacha y salió por la puerta principal y yo lo seguí. Justo detrás de la casa, había demasiados troncos y ramas que podrían servir como leña.-Mira, escoge los que esten de este grosor.- Me señaló uno que él tenía. Comencé a buscar ramas delgadas como las que me había pedido. Faltaba poco para anochecer, lo cual era difícil ver a falta de luz. Tomé unas cuantas que podrían servir. Y justo observé otra, algo más al fondo de aquella enredadera de ramas.

Nuovodunia: El misterio en la oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora