Liam besó mi hombro desnudo y volteé a verlo.
-Odio que lo hagas.
-¿Qué cosa?-preguntó confundido.
-Fingís que te importo, solo para no sentirte mal. "Me acosté con la hermana de mi amigo, otra vez. Pero voy a tratarla como una dama después de tratarla como una puta para no sentir culpa alguna."
-Yo no soy el que va satisfaciendo gente por ahí. -contraatacó y aparté la vista.
-Es lo más cerca a ser querida que tuve en la vida.-admití.- Pero supongo que no funciona como creía. No importa.
Me levanté de la cama y caminé al baño para darme una ducha. Al salir, vestía con un short y un top. Liam ya no estaba. Encendí un cigarrillo y me senté en el marco de la ventana.
-Uma.-llamó Zayn. Apagué el cigarrillo pero era tarde. Él lo había visto.- ¿Qué haces?
-Zayn...
-¿Podes explicarme dónde está mi hermanita? -preguntó entre dientes, furioso.
Sin darme lugar a responder, se fue del cuarto, dando un portazo que hizo que me sobresaltara. En ese momento perdí la estabilidad y caí de la ventana. Todo se volvió negro luego de eso.-Corré.-gritó la entrenadora a un lado de la pista.
-¿Qué? -pregunté desconcertada.
Vi a una niña morena, con sobrepeso, dando su mayor esfuerzo pero sin lograrlo. Al llegar a la meta, miró a esas dos personas que aparentaban ser sus padres. Había decepción en sus ojos.
-¿Cuándo vas a ser buena para algo, Uma?-preguntó el hombre.
La niña comenzó a llorar en silencio, y se quedó ahí, incluso cuando todos se fueron.
La rodeé y descubrí que no podía verme. Tenía la piel blanca, casi traslucida, y sus ojos verdes estaban inundados de lágrimas.
Volví a mirarla. Ahora se veía más grande. Moví mi mano y ella hizo lo mismo. Le hablé pero no me respondió a pesar de mover los labios.
-¿Quién sos?
Estiré mi mano y toqué el espejo. Este estalló bajo la yema de mis dedos y una canción de cuna empezó a sonar. Una beba en la cuna, lloraba pero nadie acudía a ella.
-Acá estoy, Uma.-dijo el moreno, entrando al cuarto.
El pequeño se trepó a la cuna y la tomó en brazos, ella lo miró y su llanto se apagó. Ahora parecía estar en paz.Desperté en el jardín de la casa. El sol se había puesto. Me puse de pie y entré, topándome con mi hermano y los demás sentados a la mesa.
-¿Uma?-preguntó Zayn, confundido, a la vez que se acercaba a mi.- ¿Qué te pasó?
-Me caí. -susurré sin sentir del todo mi voz.- Estaba en la ventana y me caí.
Mi hermano clavó sus ojos en mi y entonces sentí humedad en mis mejillas. Lo miré con miedo y suaves sollozos comenzaron a salir de mis labios sin que pudiera controlarlo.
-Uma, ¿qué pasa? Chiquita, no llores.-sus brazos me rodearon.- Ya está. Tranquila. No pasó nada.
-Fue antes del mediodía. -musité.- ¿Tan poco importo ya? No valgo nada, ¿no es así? Por eso todos se acercan a mi por sexo. Solo... No valgo ni el esfuerzo.
-No digas eso.-pidió mi hermano.- No es cierto.
-Yo sé que vos tampoco me queres. Todos esperaban más de mi, pero yo fui a lo fácil. Porque nunca iba a ganar esa carrera, ¿sabes? Yo lo intenté pero ya no quería intentar más. Porque todos podían y yo no. Porque mamá y papá se fueron y me dejaron a ir. Porque no podía hacerlo. Y ya no quiero intentar más. Todos quieren que cambie y no se dan cuenta que hay mas de lo que se ve. Siempre hay mas de lo que se ve.
Sentí que las fuerzas me faltaban y él me sujetó con más fuerza, llevándome al sofá. Me sentó en sus piernas y comenzó a tararear la canción de mi sueño. Sabía por qué él no decía que me quería. Lo sabía muy bien. Zayn no me quería pero no podía dejarme sola.
-No quiero que llores, Uma.-susurró. -Dijiste que no llorabas.
-Dije muchas cosas.-concordé.- Pero no todas son ciertas. ¿Te acordas de esa vez que te dije que me había quedado en lo de una amiga y vos te negaste a ir a buscarme y no volví por tres días? No estaba en su casa, me tenían unos chicos de una fiesta y no me dejaban irme. ¿Te acordas que te enojaste conmigo después de eso y yo te dije que no entendías? Durante esos días creí que ibas a venir y no viniste y yo no podía irme. ¿Y esa vez que te dije que iba a una fiesta y volví muy temprano? No fui a una fiesta. Todas las veces que volví temprano, no estaba en una fiesta, estaba en la pista, terminando la carrera. ¿Y esas vacaciones en la costa sin permiso de nadie? Estaba internada, las fotos eran editadas. ¿Y...-los sollozos me impidieron seguir.
-Shh, Uma. Por favor. -pidió y en sus ojos brillaba la tenue presencia de lágrimas.- No pasa nada. Estás bien ahora.-negué y miré a Liam con dolor. Él se puso nervioso pero no lo mencioné, solo volví a ocultarme en el pecho de mi hermano.- ¿Queres dormir conmigo hoy? Voy a cuidarte, ¿si? Nada va a pasar. Ya está. Vení acá, hermanita. Yo voy a cuidarte.
-Es que no lo entendes.-lloré intentando apartarme sin gran éxito. -Yo quiero que me quieras.-musité con un hilo de voz.- Sos mi hermano y... Sos mi familia. Dicen que tu familia siempre te quiere.-seguí, mas tranquila.- Que no te deja sola. Que siempre está. Dicen que en la familia siempre vas a encajar de algún modo. Eso dicen.
-Entonces seamos una familia, Uma.-murmuró él y besó mi frente.- Volvamos a ser una familia.
Quería decirle que no sabía cómo se hacía y preguntarle si él sabía pero ya tenía fuerza alguna para nada. Ya había corrido con palabras como jamás antes lo había echo, pero la meta siempre estaba demasiado lejos para mi.
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Empezando de cero.
Fanfiction-¿Irme con vos o vivir en la calle?-pregunté de brazos cruzados. -Tenes cinco minutos para elegir la mejor opción. -Adiós, hermano. Tras mis palabras, caminé hacia la puerta pero sus brazos me detuvieron, rodeándome la cintura. -Opción equivocada...