V E I N T I S I E T E

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Desperté al sentir sus labios en mi cuello. Reí con suavidad y lo rodeé con todas mis extremidades. Él se colocó sobre mi y subió a mis labios. Abrí mis ojos y me topé con su mirada dulce y apasionada. Supe que quería ver esos ojos el resto de mi vida al instante.
-¿Sabes? Faltan dos horas para que tengamos que salir.-dijo, tomando mi cabello y enrollando alrededor de su dedo.- Y yo conozco este lugar. Podría invitarte a desayunar, besarte, dar un paseo, besarte, mostrarte todo lo que conozco, besarte. O podemos quedarnos acá.
-O podemos quedarnos acá una hora más y después salir a desayunar, a pasear, a que me muestres todos esos lugares y a besarnos.-dije y él rió en mi cuello.
-Si. Tu idea me encanta.-concordó.
Una hora y media mas tarde, recorríamos esa ciudad de la cual no sabía ni su nombre. Liam tenía sus dedos entrelazados a los míos y volvía a llevar traje.
-¿Sabes?-dije cuando él se recargó en una de las paredes. Me miró, dándome el pie para continuar. Me aproximé hasta quedar justo frente a él y le rodeé el cuello con los brazos.- Ese traje te hace ver mas sexi de lo que sos. Imaginate lo bien que te ves.
-Sos un caso perdido.-rió y me besó.-Ya tenemos que volver al hotel. Hoy a la noche es el primer concierto.
-Voy a escucharlos cantar.-dije mientras avanzábamos por la calle.- ¿Van a cantar las canciones nuevas, no?-él asintió y sonreí.- Son lindas.
Distinguimos un grupo de paparazzi y quisimos alejarnos pero ya era demasiado tarde. Liam me aferró con fuerza y avanzó ignorando las preguntas. Una mano me tomó una nalga y di un pequeño salto, llevándome la mano a la zona. Esta acción involuntaria fue lo que le delató a Liam lo ocurrido. Volteó fugazmente y su rostro se transformó.
-¿Quién fue?-preguntó.- Díganme ahora quién fue.-muchos se apartaron dejando a uno solo, tragando saliva.- ¿Cómo se te ocurre tocar a mi esposa, imbécil? -preguntó furioso y quise detenerlo pero ya era tarde, Liam estaba sobre él.
-Amor.-llamé.-Liam, por favor. ¡Liam!
Él se apartó y me tomó por la cintura. Su rostro estaba desencajado y enrojecido y había sangre en sus nudillos. Avanzó con paso firme hacia el hotel, tomándome a mi, que no podía mantener el mismo paso que él.
-¿Estás bien?-pregunté en un susurro cuando entramos al lugar.
-Si.-dijo frío sin siquiera mirarme.-Quiero que subas a la habitación y te quedes ahí unos minutos, no quiero lastimarte.
Di el primer paso y vi como salía nuevamente. Supe que no debía seguirlo porque él lo había pedido, porque él haría algo que sabía que me asustaría.

Empezando de cero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora