ENTRE SUEÑOS

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Parece que "Jack el destripador" vuelve a la vida, aunque con ciertas diferencias, no se trata solo de prostitutas, aunque las victimas igualmente son degolladas y sus entrañas son extraídas, pero el modus operandi tiene un plus, a las víctimas se les corta la lengua y se cosen sus labios, seguramente el asesino descarga alguna frustración en ese acto, las mujeres son asesinadas después de haber tenido relaciones, hasta ahora no se han presentado casos de homicidios a varones, ningunas de sus pertenencias son hurtadas, así que no se trata de un loco asaltante, esto es más profundo.

La noche era fría y oscura, sin luna, unas cuantas estrellas salpican el negro firmamento, el gélido aire quemaba sus pulmones que solo respiraban por costumbre más no porque lo necesitaran, muchas veces William le regañó por dormir sin respirar, a la parca obscura le parecía tétrico y perturbante dormir con alguien que no respira. De repente el olor a cobre inundó sus sentidos, "sangre" ¡oh la bella sangre!, el color de la pasión y la vida, el recuerdo de las prostitutas muertas regocija su muerto corazón que irriga sangre para mantenerlo funcionando, mantenerlo con "Vida", algo irónico para una parca.

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Mientras la parca roja vive bajo el techo de los Phantomhive Sebastian Michaelis supervisa sus sueños, lo sigue cuando este se levanta de la cama, duda que esté completamente despierto "¿sonámbulo?" sin importar cuál sea la motivación del carmín, el demonio dejará que el shinigami se divierta en sueños y que el destino tome su curso, su amo ya tiene todo planeado.

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Todo se ve mejor pintado de rojo, no hay mejor pintura que la sangre, pero todo deja de ser divertido cuando la sangre que te salpica es tu propia sangre, el rojo pierde su alegría.

El pequeño cuerpo yace en forma de ovillo bajo las mantas, su padre no está, nuevamente ha sido enviado lejos, toda su infancia creció cuidado por su tío abusivo, a veces el niño piensa que su padre es enviado lejos a propósito; últimamente se han hecho más frecuentes las visitas nocturnas del viejo.

La puerta se abre lentamente, una línea de luz se cuela por la rendija de entre la puerta y el muro, pasos firmes golpean el suelo y un peso extra se acumula a la orilla del colchón, las mantas son levantadas, solo un poco, y una mano se desliza bajo ellas, los dedos tientan a ciegas el camino, todo es más emocionante si es una sorpresa para tus sentidos, su pálida y tierna piel se erizó de miedo, la áspera mano se aferra se su delgada pierna, "él es tan suave, tan tierno", el viejo no puede evitar sentir esos deseos, el sabe que es incorrecto, pero no es su culpa, la culpa la tiene ese niño y sus padres, el pequeño trae la lujuria en su interior, aunque el niño ni siquiera sabe que es eso, el solo tiene 10 años. Los dedos grandes aprietan los pequeños muslos, el infante quiera gritar, pero no hay nadie que lo escuche ni que lo ayude, esta solo a merced de este hombre que debería cuidarlo y no lastimarlo; el niño aprieta las piernas y se mueve lejos del alcance de su agresor, el viejo frunce el ceño molesto y se sube a horcajadas sobre el pequeño; no es que el mayor haya pasado de las caricias, no, eso sería imperdonable, debe controlarse y no romper al niño, no antes de tiempo, después de todo solo es un bebé y seguramente su hermano , el padre del niño, no se lo perdonaría nunca.

—Sshh— susurra al oído del menor, causando que unas lágrimas se deslicen por sus tiernas mejillas adornadas por esas lindas pecas.

—Nunca me gustó el rojo, pero tú... haces que me guste y mucho— el viejo susurra al otro oído y besa la sien de su sobrino, el pequeño solo cierra apretadamente los ojos y traga saliva.

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La rabia corre por sus venas el pelirrojo invoca su guadaña y lo parte a la mitad, lo abre en canal como a un cordero, desde la cabeza hasta la entrepierna, siempre le dio asco su tío, lo amaba pero le daba asco; la sangre salpica por todos lados bañándolos a ambos, un placer enfermizo recorre el cuerpo de Grell, llevándolo casi al éxtasis, la parca se retira los guantes, sabe que está rompiendo una regla importante, pero no le importa, sumerge su mano desnuda en el interior del hombre y juega con sus entrañas, sube por el destrozado torso hasta la tráquea y la boca, toma sus tijeras y le corta la lengua, esa sucia lengua que lo insultaba a diario y besaba hipócritamente.

L'EAU ET LE FEU (GRELLIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora