Finalmente estamos aquí, en este, el ÚLTIMO capítulo, no me siento orgullosa, extrañamente estoy decepcionada, no fue lo que esperaba, este fic fue reescrito unas cuatro veces y ninguna me gustó, supongo que fue a causa de tantas interrupciones e imprevistos que se atravesaron mientras fue creado, por lo regular me siento orgullosa de todas mis historias, pero honestamente en esta no tanto, eso es muy decepcionante.
...
Recuperar el alma de un shinigami... por alguna razón, Sebastian sentía una especie de dejavu, salvar un alma secuestrada de las garras de un demonio, era una tarea difícil, mas no imposible, que curioso y a la vez retorcido era encontrarse de nuevo en esta situación, pero peor aún, contra quien se estaba enfrentando ahora. Sebastian sabía dónde estaba el alma de Grell.
Ahora, la pregunta era ¿Dónde está Ciel?, por donde tendrían que buscar; el tiempo se terminaba, ya casi se cumplían 12hrs. De que el alma del pelirrojo había sido hurtada por el joven demonio, ¿Cuánto más podría resistir el cuerpo del semidiós rojo sin su alma?
El infierno, esa sería su primera opción y tal vez la única, tenían que ser rápidos, el demonio mayor abrió un portal al averno, el piso tembló un poco al abrirse la tierra, Sebastian hizo con su brazo una seña caballerosa para indicarle al shinigami que fuese el primero en pasar, William dio un paso hacia atrás, ahora más que nunca desconfiaba del demonio.
—¿Miedo?— se burló Michaelis, ganándose así, una mirada de odio por parte del shinigami oscuro.
—Honestamente.
—¿Por qué quiere salvarlo?—dijo Sebastian a William, la pregunta salió de la nada, Will simplemente frunció el ceño, no pretende seguirle el juego al demonio.
Sebastian simplemente sonrió y avanzó; aquel lugar era indescriptible, la imaginación de los humanos era mucha pero no se acercaba ni un poco para describir tal paisaje, un escalofrío recorrió la espalda del ángel de la muerte, el hecho de pensar que Grell podría terminar aquí le desgarraba su semi-muerto corazón, pero se mantuvo sereno, Grell lo necesitaba.
—¿Derramará lágrimas por su amante?— Sebastian no obtuvo respuesta, por alguna razón se sentía muy intrigado por los sentimientos del shinigami respecto a la situación en curso, ¿los segadores son en verdad tan fríos como se comenta, incapaces de sentir empatía incluso por los suyos?
—Sí el destino de Grell Sutcliff es este...— un prolongado silencio, la garganta del segador se cerró, pero su faz era inmutable.
—Como lo sospeché... incapaces de derramar lágrimas de tristeza— dijo Sebastian.
— Grell es un imbécil, pero como administrador de las almas, está en mí poder cambiar eso, en todos los casos, él aún es útil y voy a salvarlo— concluyó el shinigami.
—¡Ah!... tal vez lágrimas de ¿felicidad?— dijo con algo de asombro el sirviente, William guardó silencio por un momento, ajustó sus gafas y comenzó a caminar— Entonces tampoco de felicidad — Sebastian frotó su barbilla algo meditabundo.
—Honestamente— La paciencia de William se había agotado, en verdad nunca fue un hombre paciente, mucho menos cuando se trataba de Grell. El segador de almas dio media vuelta, Sebastian seguía parado en su lugar, con la mano izquierda cubría su boca para ocultar lo que seguramente era una sonrisa burlona. William apretó los puños, respiró hondo pero igual no pudo relajarse ni controlarse, el shinigami se lanzó sobre de Sebastian, tomándolo por el cuello de la camisa azotándolo contra el suelo, por unos instantes su mirada se confundiría con la de un demonio, pero de pronto William soltó al sirviente, se puso de pie y salió velozmente, como si alguien lo llamara, algo desconcertado Sebastian se puso de pie, sacudió sus ropas y se dispuso a seguir al shinigami, no quería que este también pereciera en garras de cualquier otro demonio; si iban a morir, tendría que ser en manos de Michaelis que suficientes corajes y malos ratos ya le habían causado los shinigamis; debió matarlos cuando tuvo la oportunidad.
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L'EAU ET LE FEU (GRELLIAM)
RandomCuando se ha perdido la esperanza y la fe, se suele tomar medidas desesperadas. Todos los pecados son perdonados, pues tenemos la oportunidad de arrepentirnos y remediar el daño, todos menos el suicidio, una vez ejecutado, no hay marcha atrás, ¿O...