UN ERROR

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Se escuchaban murmullos en la corte, todos estaban sorprendidos aún, los testigos fueron llamados a declarar, cada segador dio su versión de los hechos, aunque distintas opiniones surgieron, solo una podía ser la verdad, "William ya no era capaz de manejar el despacho".

—Supervisor del despacho de Londres área de recolección William T. Spears, asistirá a terapia para el control de la ira hasta que el psicólogo diagnostique que ha superado esta crisis emocional, de no acatar estas órdenes, usted supervisor Spears, perderá definitivamente su rango y puesto dentro del despacho o cualquier división dentro del reino shinigami— duras palabras para William; la sentencia fue dictada por el consejo de viejos segadores, William jamás se había encontrado en tal situación, "demandado por Grell Sutcliff, acusado por abuso de autoridad, violencia laboral e intento de homicidio".

Todos estaban asombrados, unos más que otros, incluso los longevos shinigamis que han visto de todo en ese su reino "perfecto", estaban incrédulos de los actos del mejor de sus empleados.

Los semidioses comenzaron a desalojar el salón para volver a sus respectivas ocupaciones, el espectáculo vulgar había terminado. Grell se levanto de su asiento y caminó hasta William una vez que su tío salió del recinto.

—Lo siento Will— las palabras salieron con pena y arrepentimiento absoluto, no es que Grell quisiera dañar a su jefe, pero las circunstancias lo obligaron, o mejor dicho Brendan lo obligó.

William se abstuvo y simplemente le ofreció una mirada rencorosa pero sorprendida.

—Realmente no me sorprende— Eric habló mientras salía del lugar en compañía de Ronald y Alan, los tres empleados asistieron como testigos, en parte para apoyar a su patrón y también para contar detalladamente el momento en que su jefe atacó a su colega.

—¿A qué te refieres Eric senpai?— preguntó Ronald, últimamente presenciaba muchos juicios.

—Bueno... era de esperarse, aunque William ya se había tardado en enloquecer— respondió el escocés con una sonrisa algo burlona.

—¡Eric!— reprendió Alan, ellos estaban para apoyar a su jefe, no para burlarse.

—No te pongas así Alan, lidiar con Grell no es cosa fácil, es obvio que Spears llegaría a su límite. Ese bastardo rojo tiene mucha suerte— Eric se encogió de hombros y los tres hombres regresaron a sus aulas de trabajo, debían darse prisa para terminar puntualmente, hoy más que nunca William estaría más frustrado que de costumbre, estos días no han sido nada buenos.

...

Dos días antes

Como todas las noches de los últimos meses a la misma hora Grell se levantó de la cama, no es que él lo quisiera, él, un hombre tan perezoso para despertar temprano estaba siendo usado contra su voluntad.

William despertó, horas después de la partida de su rojo compañero, aun el sol no salía por completo; al abrir los ojos William aunque no veía nada, notó la ausencia de Grell, de inmediato y lo más rápido que pudo se levanto de la cama, se colocó sus importantes gafas shinigami y salió en busca de Grell, no quería que este se metiera en apuros nuevamente, antes de salir de su recamara, algo en la cama llamó su atención, Will regresó, movió las cobijas y una muñeca más que fea, hecha de trapo, cabello de lana y ojos de botón yacía cómodamente recostada, su cabeza estaba sobre la almohada y su cuerpo estaba cobijado por las mantas, William tomo a dicha muñeca y la observo, parecía una muñeca vudú su boca estaba cosida desprolijamente con hilo, el hombre se estremeció al mirarla, por alguna razón le traía malos sentimientos, William no recordaba que Grell trajera esa muñeca espantosa cuando lo dejo pasar a su casa.

L'EAU ET LE FEU (GRELLIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora