Me alcanzan los dedos de una mano para contar las veces que vos y yo nos llevamos realmente bien. Efímeros momentos, perdidos entre miradas burlonas y simulaciones de que el otro no existía.
El primero, el beso del boliche en Gesell. El día siguiente transcurrió como cualquier otro; como si el alcohol nos hubiera borrado la memoria y siguiéramos siendo los mismos pibes que no pegan ni con la gotita. Algo similar paso una noche que fuimos a una fiesta en la playa y sin saber como, terminamos a los besos en el mar, como si fuéramos la pareja más perfecta del universo. Y al día siguiente; comunicación y miradas con cupo.
Idiotas desmemoriados.
Pero como dicen, lo que paso en Gesell queda en Gesell y cuando volvimos a Buenos Aires éramos esos dos malos conocidos otra vez ... casi extraños(o simulábamos que lo éramos). Quizás tuvo que ver que en el medio, apareció Martín un "chongo", con el que venía hablando hacía unas semanas, en Bocata (otro boliche) y... bueno. Mala mía.
Sin embargo, nunca me dijiste nada o diste a entender que ¿lo nuestro? fueran mas que besos de una o dos noches causados por aburrimiento y calor. Y si te molesto, no lo exteriorizaste (bah, estuviste más distante de mi que de costumbre pero en su momento no lo note como algo inusual).
Hombre e histérico, mala combinación (prefiero creer que lo sos, antes de pensar que te soy indiferente).
Entonces te banqué menos y te odie más (odio entre comillas). Y para mi mala suerte, ustedes, los amigos de Hernán, se integraron a nuestro grupo de amigas y entre ellos vos. Y volviste con tu silencio insoportable, tus diálogos pausados, tus "eeeemmmm" y esas acotaciones con las que te creías el más inteligente, cuando en realidad eras el más goma.
Te llamé persona no grata en el momento que te reíste 10 minutos sin parar de mis "pichicatear", "yo me posesiono en la pasarela" y "para pelear hacen falta dos". También cuando te atreviste (porque sos un descarado) a decirme chueca por mi leve inclinación hacia adentro de la pierna izquierda cuando sos la persona con piernas más desviadas de Mármol y Buenos Aires.
Mis amigas al principio me daban la segunda; opinaban que eras un mala onda sin gracia que parecía retardado. Bueno, hasta que en la tercer salida grupal cambiaron de opinión (se complotaron todas, estoy segura) y dijeron que vos, Peter, eras lo más. E incluso que estaba para darte para que guardes, archives y otros adjetivos que no tengo ganas de reproducir en este momento.
Ratatatatatata (ametralladora para todas).
Mi indignación alcanzó niveles impensados, pero ellas no tenían idea de lo que había pasado en Gesell (salvo Flor, que se solidarizo conmigo) y en realidad tampoco debería molestarme. Porque ese desliz (no sé como llamarlo) nos fue indiferentes a los dos. Pero me molestaba.
Me odio por ser tan enroscada.
Exhalo una gran cantidad de aire, mientras recorro el living sin saber por qué me dirigí allí en primer lugar. Considero prepararme algo para cenar pero hoy, sábado, solo hay pan, queso y coca cola a medio acabar. Y ahí se terminan mis víveres, sin contar el paquete de galletitas Toddy en la alacena (es un misterio como sobrevivo sola).
No tengo ganas de esperar el delivery y en dos horas tengo que pasar a buscar a Zaira para ir a la bendita fiesta a la que me comprometí a ir y a la que ahora dudo asistir. Me preparo un mísero tostado de queso y comienzo la producción para ambos cumpleaños que se festejaban, incluyendo make up, ropa y tratamiento rápido de belleza.
Y cuando me doy cuenta del resultado final, observándome al espejo, veo que inconscientemente me vestí demasiado provocativa; lo cual podía significar para el ojo ajeno dos cosas: que estoy muy desesperada, o que voy para mostrarme e histeriquearle a alguien o a varios. A uno. A vos.
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Asignatura pendiente
FanfictionPrólogo. El pasado me quema… más bien tu recuerdo. A veces (muy de vez en cuando), me embriago de esos pocos momentos compartidos y aunque quiero no pensar, mi mente viaja a esos días. No debería sentirme así pero hace un tiempo que decidí dejar de...