El bar alemán le da color a esa esquina gris de Devoto. La luz ilumina perfectamente cada rincón del restaurante, pero no demasiado como para encandilar a los ojos de los clientes. Las mesas están ubicadas a una distancia considerable entre sí, lo que hace que el acceso de los mozos y comensales sea ideal. Vos estás ubicado frente a mí, con una camisa nueva que no conozco y el rosario de madera que tenés desde el 2008 colgando de tu cuello, de esa manera infartantemente sexy. Tres botones sin abotonar, lo cual es un clásico tuyo, y la barba levemente afeitada. Excelente elección.
Sonreímos sincronizadamente, vos reís de mis acotaciones y yo de tu sarcasmo. Nunca imagine que nuestro humor pudiera congeniar tan bien; es más, casi se fueron del todo mis nervios por el clásico tabú de la primera cita formal. Los silencios, son pausas o diálogos mudos; eso de hablar con la mirada se nos da muy bien.
- ¿Cómo sabés que mi comida preferida son las pastas? - pregunto con curiosidad. El lugar se especializa justamente, en ese tipo de platos, y los ñoquis con salsa rosa (y mucho mucho queso rallado, no sé comer de otra manera) que tengo frente a mi me ruegan que los elimine del plato. Hacés una mueca que te delata y enarco una ceja. Te estás muriendo por hacer un remate.
- Soy muy observador - decís, citándome, y muerdo mi labio inferior instantáneamente. Y definitivamente, si no lo averiguaste antes, tenés mucha memoria.
- Dale Peter, en serio, ¿a quién le preguntaste? - insisto y revoleás tus ojos color almendra. Hoy están más brillosos que de costumbre.
- ¡A nadie! Si no te diste cuenta, hace cuatro años que nos conocemos y convivimos dos semanas de un verano. Creo que conozco algunos de tus gustos. - y me llevo un ñoqui a la boca, porque acabas de callarme. Otra vez - Y no me digas Peter... Poli.
Entorno los ojos y carcajeás. "Poli"... suena tan raro. Definitivamente no pega conmigo, no me gusta, no me copa y no pienso hacerme cargo de ese sobrenombre jamás. Las papas fritas de tu plato llaman mi atención, pero retiro la vista de inmediato.
Volviendo al tema del ñoqui, el verano y tu minuciosidad, no es tan loco que sepas mi comida preferida porque en Gesell vivi comiendo ñoquis con salsa rosa antes de la dieta de la uva (entre otras cosas, nuevamente repito, nunca escatimo con la comida) y cualquiera lo podría haber notado. Pero que vos lo hayas hecho... es especial.
Intento hacer una recopilación de todas las cosas que conozco de vos (y que conocí en estos 4 años) y descubro que sé más de lo que creía; además de las cosas superficiales (como River, Bélgica, fútbol, producción, truco, lentitud, amor por las camisas, fanatismo por Montaner -Ismael Serrano - Los Piojos), conozco varias cosas de vos que no me había dado cuenta, como tu carraspeo cuando vas a decir algo que te cuesta, cuando rascas tu nuca porque estás nervioso, cuando te olvidas las eses al hablar cuando estas enojado. También solés posponer la alarma una y otra vez para seguir durmiendo, tardas eternidades en levantarte, sos vueltero, tenés un lado creativo desconocido por muchos y a tu tranquilidad a veces se confunde con mal humor. Y me encantás (se ve que hacer énfasis en este último punto se está haciendo costumbre).
- Ni Peter ni Poli. ¿Pepe y Pau está bien? - pregunto con una sonrisa intentando poner punto final a ese juego de sobrenombres. Igual, te voy a seguir diciendo Peter para molestarte, de vez en cuando.
- Perfecto - finalizás y te sonrío - Sabés, el otro día me cruce con Pau Granica, y con Chechu... Creo que va a participar en alguna ficción del trece.
Pausa.
- Ah no sabía nada - comento mientras revuelvo la salsa rosa con el tenedor tratando de no darle importancia. Pero conociendo a Cecilia y por lo que me dijo Flor a la tarde, Chechu solo fue a verte a vos. Que contrato ni que contrato.
- Si, estuvimos hablando un rato, buena onda - comentás al pasar y bajo la mirada para no ponerme en evidencia. No da una escena de celos que rompa el clima ameno y la confianza que alcanzamos. Igualmente, me parece cualquiera que me lo comentes.
- ¿Pau? ¿Pasa algo? - inquirís y yergo la cabeza para volver a mi posición inicial, con mi vista enfrentada a la tuya. No quiero arruinar nada, nombrándola o incluso discutiendo acerca de ella; no tiene lugar entre nosotros. Pero digamos que aunque aparentemente a vos te de lo mismo, para mi no es una boludez que la nombres - Te colgaste.
- Si, perdón - atino a responder. Carraspeo al instante, mientras acomodo la servilleta en mi regazo y recompongo mi expresión. Vos retomás la sonrisa.
- Sabes, vi un poco de las ediciones de las entrevistas... Salís hermosa - y me derrito.
Las entrevistas, mi productora a la cual jamás llame (¡y que tengo que llamar!) y nuestro extraño cruce se me vienen a la cabeza. Jugar a la periodista me divierte, definitivamente.
- ¿En serio? Gracias - digo levemente sonrojada y vos mojas tus labios con el Malbec - ¿Qué tan desastrosas son? - y esbozo una mueca graciosa. Digamos que "salís hermosa" es un comentario muy estético y aunque me produce un cosquilleo general, necesito una crítica más constructiva.
- Para no tener experiencia, sos muy espontánea y fresca Pau - explicás y me robás otra sonrisa - la verdad no puedo ser totalmente objetivo, pero todos quedaron muy conformes. Me sorprendiste.
Yo tampoco puedo ser objetiva con vos, que bueno que nos entendemos.
- Que bueno, porque estaba muy nerviosa - agrego y le doy un sorbito al Malbec - Vos me sorprendés siempre - agrego y esbozas una media sonrisa.
Tu mano, suelta el tenedor y se acerca a la mía, extendiéndose a través de la mesa. Cierro los ojos al sentir la yema de tus dedos sobre la palma de mi mano y te regalo mi sonrisa más sincera.
- Sos tan linda - murmurás y me molesta de sobremanera la mesa que nos separa. Se ve que hice una mueca, porque soltás una risita.
- Vos sos lindo y romántico... Pensaba que eras tierno solo cuando estabas pasadito de copas - respondo con viveza y vos revoleás los ojos, con una sonrisa que intentas disimular.
- ¿Volvemos al Fernet? Ya lo dejaste bastante claro la otra vez -contestas haciéndote el enojado y carcajeo. A las pruebas me remito.
- Si, siempre. Sino fuera por el Fernet, no estaríamos acá - contesto mientras llevo la copa de vidrio a mi boca, para beber el vino. Enarcas una ceja, divertido.
- ¿Estás diciendo que no te hubiera encarado? - preguntás, al borde del desafío. Mis ojos brillan y expectante, esperas mi respuesta.
- Digo que todavía te estaría esperando - digo con seguridad y soltás una risa (que esta entre el resoplido y la queja) mientras ladeas tu cabeza hacia la izquierda - Voy al baño.
Rascás tu nuca y abandono mi asiento de madera frente a vos. Pido indicaciones para llegar al baño a un mozo que me encuentro en el camino y te dedico una última mirada antes de entrar; sin siquiera esforzarte, me robás una sonrisa. Ladrón.
Si soy yo el reflejo que me devuelve el espejo, estoy hasta el fondo. Nunca supe muy bien cual es la cara cuando estás enamorada, pero si no es esta, pega en el palo.
No sé si es demasiado rápido, normal o predecible. Lo único que se es que no me dan más miedo mis sentimientos y que después de mucho tiempo soy genuinamente feliz (esto es mérito tuyo).
Peino mi cabello castaño entre mis dedos y acto seguido lavo mis manos con el jabón de fresias del baño (que por cierto, es riquísimo). Me reconcilie con el castaño, definitivamente. Pau rubia... es de otra temporada.
Esquivo a una chica que trae la cuenta para la mesa vecina antes de llegar y corro la silla para sentarme. Y cuando me encuentro con tu rostro duro e ilegible se que la estabilidad y la seguridad se fueron a la mierda.
- Te llego un mensaje... - musitas y aunque mantengo silencio, mi cabeza comienza a hacer suposiciones. Arqueas las cejas y tus pausas me desesperan - de tu ex.
- ¿Facundo? - inquiero y asentís. Mis mejillas aumentan su temperatura cada vez más y no es justamente por vergüenza- ¿Lo leíste? No me gusta que me revisen el teléfono.
Y revoleás los ojos irritado, como si mi planteo fuera completamente desacertado (cosa que me enfurece aún más). Dejo caer mis brazos a los costados de mi cuerpo mientras muerdo mi labio con violencia. Ni pensemos en pedir postre.

ESTÁS LEYENDO
Asignatura pendiente
FanfictionPrólogo. El pasado me quema… más bien tu recuerdo. A veces (muy de vez en cuando), me embriago de esos pocos momentos compartidos y aunque quiero no pensar, mi mente viaja a esos días. No debería sentirme así pero hace un tiempo que decidí dejar de...