Vecinos| Justin Bieber y tu

Capitulo 1.

     Acababa de regresar de un agotador día fracasado de rutina colegial. Un año más aún me quedaba para terminar mi sentencia en la cárcel, o secundaria, como quieran llamarla.
        Para algunos, la secundaria es la mejor experiencia de tu vida. Es dónde dejas la timidez y el miedo a un lado, y disfrutas de cada momento. Eso, si tienes amigos y no eres la chica tímida del fondo.
    Yo soy esa, esa que probablemente todos los salones tienen, esa que siempre estudia, y nunca habla. Pero no me importaba, a excepción de que le tenia que fingir a mi padre tener una súper vida, llena de chicos deportistas, mejores amigas con shorts metidos en el trasero, y fiestas cada noche. Mi padre era un empresario exitoso, multimillonario derrochador, que quería que su hija de 17 años fuera la más popular de la escuela, por eso, compro una mansión en Calabazas, Los Ángeles California, con seis habitaciones y ocho baños, piscina de natación y sala de cine. Todo para sólo él y su hija ______ Ballmer. Su mujer, mi madre, se suicido cuando yo apenas tenia seis meses de vida, depresión post-parto. Realmente no la extraño, excepto a veces, cuando me siento sola.

      Estaba sentada en la ventana de mi cuarto, leyendo un libro, mientras veía un camión de mudanzas desempacando en la casa de al lado. De él bajaban pianos, guitarras, y cosas lujosas inimaginables.
       Ya que vivo en Calabazas, es normal ver famosos, pero, creo que Rihanna se esta mudando a la casa de al lado.

-Papá- grité mientras bajaba las escaleras, él estaba en su estudio, como siempre- Tenemos nuevos vecinos

-Que tal si los vas a saludar? O una pequeña celebridad no puede caer tan bajo e ir a saludar a sus vecinos- Esa soy yo, la "pequeña celebridad", mi papá no sabe lo invisible que soy en el instituto, pero, para no dañarlo, simplemente finjo ser popular

-Voy a saludarlos ahora- Sonreí- que mi fama no se me valla a la cabeza- reí nerviosa

-Esa es mi hija- sonrío- llévale unas de los pasteles que dejó Alisha en la heladera- Alisha, la señora que trabaja en mi casa- No me dijiste que tenías una fiesta hoy?

-Cierto- Recordé lo que había mentido- saludaré rápido a los nuevos vecinos e ire a la casa de Ashley, adiós Papi- le di un beso en la frente, saque un pastel de la heladera y me fui.

    Ashley en realidad no existía. O bueno, existe, pero es tan popular que solo una vez me habló, y fue porque estaba sentada en su famoso y popular "asiento". Nunca más me acerqué a ella, y me da miedo hacer contacto visual. 

    Caminé hacia la mansión del vecino. Su casa era el doble de grande que la mía.
   Toqué el timbre, y unos segundos después un hombre calvo, de piel oscura, gordo, me abrió.

-Que se le ofrece?- Dijo serio, atrás de él se escuchaban gritos adolescentes

-Que tal- Dije tímida- Soy su nueva vecina, somos los Ballmers- Estiré mi mano, pero él solo la miró- Usted es el dueño de casa?

-El señor Bieber no está disponible para atender la puerta, soy su asistente de seguridad

-Oh- Mi vecino era Justin Bieber, genial, un adolescente hormonado presumido y machista, que se acuesta con modelos como Gigi Hadid, que pretende saber cantar pero odio, detesto y desprecio sus canciones- Bueno, este pastel es para él y bienvenidos al vecindario- Dije intentando ser amable

-Bueno muchas gracias señorita Ballmer, él señor Bieb....

-Con quien tanto hablas grandulón- Dijo una voz que provenía de adentro de la casa

-Con su vecina- Respondió el "grandulón"

-Hola- Dijo el famoso Justin Bieber asomándose por la puerta- un autógrafo?

-No gracias- Respondí amable- Soy ____  Ballmer, tu vecina

-Que te hace pensar que me importa?- Ahora, Justin no me agradaba en lo absoluto- Se que mueres por un autógrafo

-Sin ofender- Sonreí- pero prefiero cortarme las venas con esta alfombra- Señalé la alfombra de la entrada

-Vete al infierno pequeñita, tu papi debe estar esperando por ti, ve a casa- Dijo enojado

-Cuantos años piensas que tengo?- Dije molesta

-Trece?- Levantó una ceja

-Casi 17, pero gracias por el halago- Dije- Un total desprecio en haberlo conocido, y un gusto a tu asistente de seguridad- Sonreí- Adiós

 

        Caminé hacia el parque que solo estaba a unas cuadras. Ya me habían dicho cosas como las que él me dijo, por lo tanto, no me importo. Lo que si me importaba era que no había traído mi libro, y recién podía regresar a casa en cinco horas, ya que mi padre piensa que estoy en una fiesta. Mierda. 
            Algunas veces quisiera que mi mamá esté aquí, así hablaría con mi padre y le quitaría ese estereotipo de hija perfecta que tiene. En realidad, aveces quisiera dejar se ser tan yo, ser más como todos, y encajar en algún grupo. Quisiera dejar de vestirme con ropa suelta, y ponerme shorts ajustados. Sacarme la timidez a un lado, y decirle a todos lo que opino de ellos. Quisiera también que alguien me escuche y comprenda como me siento. Pero me tengo a mi y a mis libros, supongo que eso me basta por ahora.
          Se había echo tarde, y caminaba hacia mi casa cuando vi que un auto lujoso pasaba a toda velocidad.

-pequeña- Dijo un joven bajando la ventanilla del auto

-Vecino- sonreí falsamente

-Lamento mi actitud hoy- Parecía que enserio se quería disculpar- Estoy tan estresado con esto de mi nuevo álbum que trato mal al primero que se me cruce

-No importa- Sonreí y volví a caminar

-Vecinita- Gritó y me di vuelta- que hace una niña pequeña a esta hora caminando sola?

-No soy pequeña, para empezar- Dije enojada

-Esta bien- rió- que hace una adulta mayor a esta hora caminando sola

-Voy a mi casa- Dije obvia

-Te llevo?- Preguntó y, como me hacía frío me subi al auto

     Justin manejaba a 100km/h, y yo odiaba la velocidad

-O bajas ya la velocidad o me bajo aquí- Dije

-No voy a bajar la velocidad

-Entonces frena- Pareció no escucharme porque seguía andando fuerte- Frena!- Grité y me obedeció

-Si te violan te cagas

-Ojalá me violen para que te sientas culpable- Le saqué la lengua y corrí a mi casa.

       Justin era lindo saben?. Pero era mayor, mundialmente famoso, deseado por modelos como las Kendall Jenner y presumido.

     Llegue a mi casa, me saque mis botas y me acosté en mi cama. Amaba este momento del día, en dónde mi mundo era yo y mi almohada.